VIII-Imaginación

7 3 0
                                    

"La vida es corta, el mundo es salvaje. Quiero hacer algunos recuerdos"

La vida está para vivirla, para no arrepentirse. Para generar memorias y anécdotas que uno contará a sus nietos cuando tenga setenta años y esté sentada en una silla mecedora en una casa de campo en Italia al lado de un árbol de mandarinas. Anhelo poder contarle a mi descendencia que cumplí con todos mis deseos, que obtuve todo lo que siempre quise por mi propio esfuerzo.

Pero el universo no funciona así, hay ciertos objetos, sensaciones o esperanzas que escapan de las capacidades de uno. Muchas veces la vida es injusta y nosotros mismos no ocupamos el papel de héroe justiciero. Solo nos queda aceptar las cosas como son.

Ah, pero un buen cuento clásico de Disney te diría: "No mires al mundo como es, sino como podría serlo". Parecerán estupideces hechas para niños de cuatro años, no obstante, hay mucha verdad detrás de esas palabras.

Si, no podemos hacer nada para cambiar aquello que escapa de nosotros, pero nadie nos impide soñar.

Yo sueño. Algunas veces con los ojos cerrados, otras con los ojos abiertos. La mayoría de las veces sueño despierta. Dejo volar mi imaginación y me reconforto pensando que vivo en una realidad distinta, donde todo lo que yo quiero, lo obtengo.

Es así que imagino que mi risa enamora, que mis piernas no son un complejo y que tienen el tamaño perfecto, que mi nariz es un poquito más respingada; aunque no me quejo de la que tengo. Imagino que alguien me quiere y yo puedo corresponderle sinceramente y sin culpa alguna de que quizá lo que yo sienta no sea suficiente. Me imagino feliz, de la forma en que lo soy ahora, pero viviendo en un castillo en Alemania que cuente con una biblioteca tan grande como la del palacio de la Bella y la Bestia; sentada en un sillón comodísimo, tomando un café exquisito. Me imagino criando a mis hijos. Porque deseo tener mis propias criaturas y poder criarlos. Imagino una vida cómoda y dichosa.

Imagino poder hacer payasadas enfrente de mi pareja y no preocuparme por quedar como una persona "inmadura". ¡Vamos! Esta edad es para divertirse. Imagino casarme con el amor de mi vida y envejecer juntos hasta arrugarnos y parecer pasas de uvas.

Ya sé. Leo muchos cuentos de hadas. Aunque, ¿a quién no le gustaría vivir felices y comer perdices? Lo imagino porque estoy segura de que la mitad de las cosas que deseo no sucederán, no obstante soñar me da una sensación de tranquilidad. Me imagino un proyecto de vida.

Nadie sabe si viviré cien años o mañana me pisará un auto, como dice la tan optimista de mi hermana; pero mientras me sea posible, me mimo y me permito a mí misma soñar.

Y colorín colorado, este cuento de la imaginación sea acabado. 

Quiero que te enamores de mí (GUÍA PARA AMAR #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora