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Los días en la academia eran agobiantes, se acercaban sus exámenes de fin de año y entre el entrenamiento físico, el estudio de teoría y su trabajo (que ahora era de mozo en un bar) Felix sentía que el cuerpo no aguantaba. No había salido con sus amigos y casi no se veía con Chan porque él era estudiante de cocina en las tardes y en las mañanas desde temprano trabajaba en una panadería. Aunque no verlo no le molestó nunca pero cuando estaba al menos le hacía compañía y la cena.

El cansancio era grande hace semanas y no podía concentrarse en la época donde más necesitaba dar lo mejor de él.

A todos sus problemas se sumaba el hecho del desconocido contactandolo sin pena durante el día. Intentó ignorar las llamadas, los mensajes, lo intentó, aunque realmente no quería hacerlo porque nunca lo bloqueó. Esa parte de él lo asustaba pero no podía controlarla, y un día cuando no estaba haciendo uso de razón y después de calmar su dolor de espalda con cremas, contestó.

-Eres insistidor- respondió rápidamente. Lo había agendado como "Pesas" luego de recibir el primer mensaje de tantos que ignoró.

-Insisto con lo que quiero y quiero verte, mañana ven a mi casa- Felix lo estaba pensando; mañana era jueves, los jueves iba a la academia, a correr con Han y a trabajar, el día era ajustado.

-Puedo a las 16- respondió suspirando.

-¿Quieres que te pase a buscar por algún lado?-

-No, yo voy pero envíame otra vez tu dirección-

-Nos vemos lindo, te espero- al momento de cortar Felix ya tenía la dirección entre sus mensajes.

Al otro día nuestro querido sunshine amaneció mejor, comió un poco de su desayuno y sus clases pasaron con normalidad.

-¿Por qué no puedes acompañarme al parque?- dijo Han haciendo un gracioso puchero que su amigo pellizcó mientras salían de la academia.

-No puedo, prefiero estudiar y descansar un poco, el cansancio me está matando últimamente- respondió el pecoso, en parte era verdad, en parte.

-Ok, descansa. Si necesitas algo me hablas, come bien estas muy flaco-

-Si, si, gracias ¡nos vemos Han!- Felix fue consciente de eso cuando su amigo lo dijo; últimamente también comía poco por su estrés pero ese pensamiento se disipó cuando recordó apurarse, tenía que llegar a su casa, comer y bañarse, quería ir puntal a la casa de Changbin para estar mucho tiempo antes de ir a su trabajo.

El australiano se arregló muy bien porque quería impresionar al hombre que alimentaba todos sus deseos y en el instante que se perfumaba recibió un mensaje.

Chan

Amor, quieres que pase por ti en el parque a las 17,30?

Gracias pero nos quedaremos a estudiar ฅ^•ﻌ•^ฅ

Chan

Bueno ^^ nos vemos más tarde, love u♡

('ε` )

Había mentido pero todo por una buena causa, ¿Cuál era la causa? El revoltijo de emociones de su estómago y su cabeza visualizando una sola imagen, la de Changbin desnudo. Siempre se caracterizó por tomar las cosas en serio e intentar hacer todo bien pero ahora se guiaba por su corazón latiendo rápido y así de rápido fue como llegó al loft. Ingresó por el pasillo, subió los dos pisos por la escalera y cuando estaba por golpear la puerta se abrió.

-¿Estabas esperándome en la entrada?- sonrió coqueto el rubio.

-Si- respondió en seco Changbin, con una mano lo atrajo a su cuerpo y con la otra cerró su hogar.

Lo besó mientras presionaba su cuerpo contra la pared y Felix tocaba con firmeza sus brazos.

-¿Cómo estás?- preguntó el azabache llevándolo de la mano al sillón.

-Ahora estoy mejor- dijo el otro y se subió encima de Changbin al tiempo que este ponía sus brazos en su cintura, quitó su camisa mientras besaba su cuello, le hizo una marca y el mayor le clavó las uñas haciéndolo morder más fuerte. Felix nunca se había sentido tan caliente y con tanta necesidad de estar con alguien, solo quería que ese hombre hiciera lo que quisiera con él.

Changbin estaba sin camisa y Felix sin pantalón rebotando en el sillón de cuero que rechinaba con cada embestida hasta que el más bajo se levantó sosteniendo a Felix sin salir de él y se dirigió a la cama besándolo.

El mayor era un bestia haciéndolo y eso al pecoso le encantaba, con una mano le apretaba el cuello mientras seguía golpeando su mojada entrada y con la otra abría más sus piernas en un intento de ingresar aún más su miembro para hacer al menor gemir más fuerte. Sus movimientos tan intensos siguieron en medio de besos y cambios de posiciones. Él amaba lo sumiso que era el rubio en la cama, lo movía para todos lados y el otro respondía agarrando sus brazos fuerte y rasguñando su espalda cuando el placer se mezclaba con dolor, la sensación los dejaba a ambos perdiendo la razón y siempre queriendo más. El tiempo era insuficiente y aprovecharon cada segundo.

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El azabache abrazaba por detrás a Felix, seguía dando suaves golpes a pesar de haber acabado hace minutos y el menor soltaba gemidos roncos y profundos hasta que vio el reloj en la biblioteca que separaba los ambientes.

-Son las siete, me tengo que ir- dijo mientras se alejaba del otro y salía de la cama.

Changbin se sacó el condón, se sentó, sostuvo sus manos y lo miró fijamente -No te vayas, hace semanas quiero verte, volver a sentir tu perfume, te voy a parecer un tonto pero no quiero solo cogerte, no nos conocemos pero quiero hacerlo... quédate- dijo lo último pero igual soltó su mano y bajó la mirada a las sábanas arrugadas, sábanas que se arrugaron más cuando el peso de Felix volvió a ellas.

Ambos se miraron y se recostaron tocándose otra vez, volviendo a sentirse profundamente. Mientras Changbin reposaba en el cuello del más alto éste agarró su celular y mandó tres mensajes. Uno a Chan diciéndole que se iba a quedar con Han, otro a Han diciéndole que si Chan preguntaba estaba con él y el último a su jefe avisando que faltaría porque estaba enfermo. Para el pecoso fue un récord de mentiras en un día.

Dejó su celular en la mesa de noche y miró el hermoso rostro de un azabache observándolo con intensidad.

-Que miras, feo- respondió el pecoso intentado ser serio pero riendo al segundo.

-Miro lo más lindo que vi en mi vida, no quiero pestañear si estás conmigo, solo quiero verte... y hacer otras cosas- dijo el mayor mientras se acercaba a besarlo otra vez. Felix estaba en el paraíso.

VITA - ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora