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Kara

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"Toda una vida me estaría contigo,
no me importa en qué forma,
ni dónde ni cómo,
pero junto a ti,
toda una vida te estaría mimando,
te estaría cuidando
como cuido de mi vida
que la vivo por ti." - De Toda una vida, Osvaldo Farrés

Ya era la décima vez que leía este párrafo, pero seguía sin entender. Me preguntaba, ¿Por qué? ¿Por qué el amor es descrito de esta forma?
Sí, escribo poemas, hay veces que escribo algunos con temas amorosos, sin embargo, no son más que experiencias ajenas.
No sé cómo pueden sentir un afecto tan fuerte hacia alguien que en algún momento fue un desconocido. De pequeña, deseaba tener un novio guapo y que me quiera, pero a medida que iba creciendo, esa ilusión dejó de ser "prioridad".
Actualmente no me gusta nadie, pero no me cierro a posibilidades, admito que la intriga de saber qué es el amor aún está ahí, esperando a ser enfrentada.
Hay veces que pienso que solo es una excusa para vivir, cuando no tienes otra cosa que hacer, se aferran a alguien.
Y aquí estoy, dándole mil vueltas, diciendo que sigo sin entender, ¿No se cansarían de estar con una persona para toda su vida? ¿No sería mejor ser libre? Algo como disfrutar salidas con la familia, amigos, cosas así.

No dejaba de repetirme eso una y otra vez ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Si no hubiese sido por el ruido de la puerta principal al abrirse, probablemente habría caído en una crisis existencial.
Era papá, que regresaba de trabajar, solía volver tarde ya que trataba de vender la mayor cantidad de los peces que capturaba. Él es pescador y sus ingresos no eran los más altos que digamos, habían días que se debía tener suerte.

- Papá, déjame que te ayude - Me levanté del sofá, dejando de lado el libro que tenía en mano, para ir a su encuentro casi corriendo.

- Kara, hija, ¿seguías despierta? - Decía él, de forma dulce.

- , papá. Te estaba esperando mientras leía - Comencé a sostener lo que él tenía para que pudiera entrar.

- ¿Eliza y Alex ya están dormidas? - preguntó

- Sip, deja papá, yo lo haré, de verdad que no me cuesta nada. Mejor ve a darte una ducha rápida para que puedas acostarte a descansar.

- Está bien, gracias cariño - pronunció antes de dirigirse al baño.

Se veía que venía cansado, ya que no insistió mucho. Me partía verlo sacrificarse tanto por la familia, que lo mínimo que sentía que debía hacer era esperarlo y ayudarlo a guardar las cosas de pesca.
Es cierto que no gastaba mucho en cosas mías ya que tenía una beca y no solía pedir mucho en materiales extras o algo para mí, sin embargo, no quitaba el hecho de que los gastos de la casa seguían siendo un problema para nosotros, estábamos acumulando deudas pero afortunadamente todos en casa colaborábamos para salir de estas, metiéndonos en cualquier trabajo que hubiera por ahí.

Me había dirigido a un pequeño cuarto al fondo de mi casa, que hacía de almacén,  para guardar las cosas. Cada vez que entraba aquí me traía recuerdos de cuando Alex y yo jugábamos a las escondidas con mamá y papá, en ese entonces, no teníamos deudas ni nada en lo que preocuparnos, todos los sábados la casa se llenaba de nuestras risas y podía sentir cómo la luz de cada uno de nosotros llenaba mi alma.

Al salir de aquella habitación, pasé mis dedos por la parte exterior de la puerta soltando un suspiro.
Sabía que aquella luz se iba apagando poco a poco, y sin darme cuenta, sentí cómo una mano se posaba en mis hombros, haciéndome girar para quedar frente a frente.

¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora