10 (1/2)

139 14 0
                                    

Kara

Aunque no tenía muchas ganas de ir al apartamento de mi amiga, accedí. De paso estudiaríamos un poco y probablemente nos desahoguemos entre las dos, contando nuestras penas y quejándonos de que no pedimos nacer.

Tomamos un taxi y, dada la dirección, nos dirigimos rumbo al apartamento de mi amiga Nia.

Había recostado mi cabeza y cerrado los ojos para relajarme, me sentía agobiada. Tenía miles de cosas en la cabeza.
Por un momento sentí cómo mis emociones amenazaban con darse a conocer a través de lágrimas, pero no pasó, tuve que aguantármelas, no iba a hacer un show cuando sabía que solo necesitaba pensar.
Sin embargo, Nia pareció notarlo.

- Kara.

- ¿Si? - No preguntes, no preguntes, no preguntes.

- ¿Estás bien, cariño? - preguntó e inmediatamente caí en un mar de lágrimas.

- Estoy bien - pronuncié.

- Nonono, Kara - decía triste mientras se acercaba a mí y me rodeaba en un cálido abrazo.

Hacía mimos en mi cabeza y yo no podía dejar de llorar.

- Saca todo amiga, está bien. No tienes que decir nada... Aquí estaré, siempre - necesitaba tanto de sus palabras que solo pude fortalecer el abrazo como forma de agradecimiento.

No sé en qué momento llegamos, solo recuerdo que mi amiga pronunció unas cuantas palabras que me sacaron de un profundo sueño.

- Kara, llegamos... - decía casi en un susurro, para que solo yo escuchase. Daba pequeños golpecitos en mi brazo y manos, a lo que solo podía responder quejándome - Ven.

Me sujetó como si estuviese tomada y luego creo que me volví a dormir.

Nia

De camino al apartamento, el ambiente estuvo de lo más tranquilo. Aunque Kara parecía pensativa, más de lo normal, por lo que quería decirle que si quería podíamos aplazar nuestra junta en mi apartamento o que si quería podía ir a su casa, pero la notaba tan metida en sí misma que no quería incomodarla.
Casi de inmediato percibí una vibra de tristeza en su persona, no parecía sentirse bien.

- Kara.

- ¿Si? - me dijo.

- ¿Estás bien, cariño? - dicho esto, las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.

- Estoy bien - mintió.

- Nonono, Kara - solo pude abrazarla como si mi vida estuviera hecha para ello mientras hacía mimos en su cabeza.

Nunca me había gustado verla triste, sabía que esto era por el día de hoy, estoy casi segura. Mi amiga suele cargar con el peso de medio mundo, y la mayoría de veces que se sentía mal era por estrés o por el agobio que le provocaba tener el bienestar de todos sobre sus hombros.
Ella siempre había estado para mí cuando me sentía insegura, cuando la pasaba mal por el tema de Ben: "¿Le gusto?" "No le gusto" " Pero y si, ¿sí?". Me sentía tan confundida antes que Kara era la unica que me aconsejaba, que me ayudaba, y que se quedaba madrugadas enteras conmigo, aún sabiendo que el día siguiente tendría que ir a trabajar y estudiar y a esto, sumarle sus asuntos personales. Ella siempre estuvo y ahora era mi turno de estar.

- Saca todo amiga, está bien. No tienes que decir nada... Aquí estaré, siempre - necesitaba tanto que lo tuviera presente. Necesitaba decírselo, así se lo diga todos los días. Necesitaba que sintiera la verdad en mis palabras. Y así lo hizo, lo noté en el abrazo.

¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora