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Kara

Ya amanecía y, como era de costumbre, mi alarma hizo que despertara con un brinco en la cama.
4:00 a.m.

Hacía más frío de lo normal y todos andaban con, por lo menos, 2 abrigos puestos.
Mi mañana no fue muy movido, todos estaban pendientes de sus propios asuntos, lo cual me obligaba a hacer lo mismo.
El desayuno transcurrió entre charlas sobre el cambio climático y sobre el trabajo de papá.

- No creo que hayan muchos peces hoy - decía un apenado Jeremiah.

- Ten fe, papá. Si no hay muchos hoy, tal vez mañana sí - lo consolaba Alex.

- No es tan fácil, es un trabajo matado para la miseria que dan al final del día - parecía que hoy papá no estaba de humor.

Hubo un silencio, poco a poco se iban retirando de la mesa, por lo que hice lo mismo. Subí a mi habitación y allí encontré a mi hermana.

- Hey - dije rompiendo el hielo (que irónico).

Mi hermana solo respondió con una sonrisa y siguió alistando sus cosas para dirigirse a su universidad.

- ¿Pasa algo? - pregunté.

- Nada, solo es... papá.

- Oh - sabía que Alex siempre veía por todos nosotros pero no pensé que le afectaría la actitud de Jeremiah.

- Kara, las deudas no dejan de acumularse.

- Alex lo se, pero todos estamos contribuyendo y se que tarde o temprano vamos a salir de ellas.

- Quisiera tener ese espíritu tuyo - decía con una sonrisa que aún reflejaba algo de tristeza - Kara...

- Dime.

- ¿Sabes dónde estén buscando algún personal? De lo que sea...

- Alex, ya tienes 2 trabajos, no te sobrecargues tanto.

- Kara contesta lo que te pregunté.

- No se de algún lugar que busquen personal, pero estaré viendo qué puedo encontrar.

- Bien, gracias. Ahora sí alístate para que vayas a tu trabajo y luego a tus clases.

- Alex, una última cosa...

- Habla.

- Una sonrisa no le vendría mal a tu cara - reí y por su parte recibí un almohadazo.

- Que graciosa.

Ambas reímos y ella se retiró del cuarto para que me pudiera cambiar.
Me coloqué los jeans habituales y dos abrigos, para luego salir a la sala y despedirme de papá.

- Hasta luego, papá - decíamos Alex y yo.

- Jeremiah, no te olvides de ponerte chompa. El frío está intenso hoy, imagínate para tí que irás al mar y yo no quiero verte enfermo - le reclamaba mamá desde la cocina.

- Tranquila, de seguro luego saldrá el sol - decía papá, que ya tenía medio cuerpo fuera.

- ¡Jeremiah! - fue lo último que se escuchó por parte de Eliza cuando la puerta principal se cerró.

Y como si sintiera que la próxima en ser reprochada fuera yo, cogí mis cosas y salí casi corriendo de la casa con una sonrisa en la cara.

Y como si sintiera que la próxima en ser reprochada fuera yo, cogí mis cosas y salí casi corriendo de la casa con una sonrisa en la cara

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