Capitulo 29:

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Maratón 3/4

Llegaron corriendo al despacho de John e ingresaron para encontrar que Jenny estaba arrodillada al lado de él y lo sostenía contra su pecho. Levantó la vista para mirarlos y vieron las lágrimas que corrían por sus mejillas. El corazón de Tn_ dejo de latir. Su padre no podía estar muerto, claro que no.

— ¡Llamen al doctor Henry! – exclamó Christopher y se acercó hasta ellos para alzar a John en brazos.

Con una facilidad que sorprendió a Tn_ salió de allí y comenzó a subir las escaleras, como si su padre no pesara nada. Ella simplemente no podía reaccionar, estaba totalmente ida.

— ¿Qué estas esperando? – le preguntó Santi. — ¡Sube con ellos!

Asintió tontamente y subió corriendo detrás de los pasos de Christopher. Llegó a la habitación de su padre y vio como Christopher lo acomodaba sobre la cama. Se acercó hasta ellos.

— Papá. – lo llamó y se arrodilló a su lado.–Por favor, papito, despierta...

John no reaccionó. Entonces los ojos de Tn_ soltaron las lágrimas que había estado acumulando durante todo el camino. Su padre lo era todo para ella. Y si él... se iba ella... ella no iba a soportarlo.

— Tranquila, Tn_ – le dijo Christopher y acarició su hombro. Ella siguió con la mirada fija en su padre. — Le tomé el pulso, está vivo... solo está inconsciente.

Ella se giró a verlo.

— Me muero si le pasa algo. – dijo con la voz quebrada.

Christopher se arrodilló a su lado, la tomó del rostro y la acercó a él para acurrucarla contra su pecho. Ella se echó a llorar a conciencia y se apretó más contra él.

— Nada va a pasarle, te lo prometo...

Alguien entró al cuarto. Era Jenny. Ellos la miraron y se pusieron de pie. Ella se acercó hasta la cama y se sentó al lado de John. Estaba pálida y el cuerpo le temblaba.

— Ya viene el médico. – dijo apenas audible.

—Mamá, todo va a estar bien – la calmó él.

Ella simplemente asintió y miró a John. Había ido a buscarlo a su despacho para decirle que si... que si se quería casar con él y compartir el resto de los años que le quedaban... juntos. Y lo había encontrado tirado en el suelo, inmóvil, con los ojos cerrados. Su mundo se había venido abajo. Ella simplemente iba a morir si al amor de su vida le pasaba algo... Él creía que ella ya no lo amaba, cosa que no era cierta. Lo miró y levantó su mano para acariciar su rostro. Siempre iba a amarlo, no importaba el daño, el dolor, los años... John Brooks era la otra mitad de su alma.

Santi entró corriendo al cuarto, todos se giraron a verlo.

— Llegó el doctor. – avisó.

Tn_ salió rápidamente de la habitación y vio al hombre bastante mayor que terminaba de subir con algo de dificultad las escaleras. Tardó un poco en reconocerlo, pero lo hizo. Ese era el doctor que los atendía a ellos cuando ella aun vivía allí. Por Dios ese hombre todavía estaba vivo... debía tener como más de 100 años.

Sacudió la cabeza y se acercó hasta él.

— Por aquí está mi padre, doctor. – le indicó. El hombre la miró sobre sus anteojos y asintió con la cabeza. La siguió en silencio e ingresó al cuarto. Tn_ iba a entrar, pero él la detuvo.

— Necesito estar solo. – le dijo con voz rasposa. Ella asintió. Y se quedó parada en la puerta. Apoyó la frente contra esta, y suspiró.

— Ven, Jenny. – dijo Santi. — Vamos abajo... voy a hacerte un té de tilo así te calmas un poco... Johny va a estar bien.

Mi salvaje || C.V.&TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora