7

25 2 10
                                    

-¿C-cómo...?

¿Por que mierdas sigue aquí? ¿No dejé claro al huir que no quería verle? Maldita sea.

-Solo quiero jugar, como solíamos hacer... ¿por que huyes de mí? - al escuchar esto, comienzo a notar un gran peso alrededor de mis piernas, como si ese ser se hubiera colocado encima de mi, sin tocar mi cuerpo.

-¿Acaso esos doctores de mierda te han lavado el cerebro?

Ruido.

El ruido del suero cayendo al suelo me distrae, lo que le da ventaja al ser sobre mí, para poder asfixiarme.

Puedo notar perfectamente sus manos ásperas y no demasiado grandes alrededor de mi cuello, apretando con fuerza. Intento soltarme inútilmente, pataleando e intentando separar esas manos, pero es algo prácticamente imposible de conseguir, ya que no tiene cuerpo físico.

Mi vista comienza a nublarse y ahí es cuando el ser comienza a hacerse visible. Es extraño que lo haga, sabiendo que estoy a punto de desmayarme por la falta de aire. Hasta ahora solo había visto dos de sus versiones: la que simulaba tener un cuerpo "humano", con alguna que otra característica extraña, y la versión totalmente monstruosa, un ser que puede cambiar de tamaño y forma, a algo cada vez más y más terrible. Esta vez, optó por la primera opción.

Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas y siento que estoy a punto de desmayarme, cuando de pronto la presión se detiene en seco. Sus manos siguen ahí, pero ha dejado de apretar. Aprovecho esa parada para intentar respirar un poco, tosiendo en el acto.

Mientras jadeo no me fijo que él está completamente visible sobre mí, sentado. Está mirándome con los ojos muy abiertos, sin apartar las manos de mi cuello, como si estuviera pensando su siguiente movimiento. ¿Desde cuando es tan agresivo? Quizás desde aquel día, el que no recuerdo y que todos llaman "accidente".

Intento mover un poco mi cuerpo, aunque sea mis manos, pero es inútil. Me tiene totalmente inmovilizado. No deja de mirarme con esos ojos negros, tan profundos como el océano.

Lentamente comienza a acercarse a mi cara, observándome cada vez más y más de cerca. Sus manos se separan de mi cuello, y cuando ya no puede acercase más, el ser se esfuma.

Ya no noto el peso sobre mi, ni sus manos en mi cuello, ni su mirada clavandose en mí. Suelto un suspiro de alivio, y coloco mi brazo sobre mis ojos.

-¿Qué mierda acaba de pasar...?

EirianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora