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—No te duermas...—susurraba para mí misma con los ojos bien abiertos. —No puedes dormirte...

Igual vendré por ti..

No, solo estás en mi imaginación...

—¡Ashley!

Me sobresalté y le pegué la cabeza a la pared cuando sentí la puerta abrirse de golpe.

—Mierda..—susurré mientras intentaba ponerme de pie.

Vi a una de las enfermeras allí en la puerta mirarme preocupada.

—¿Estás bien?

Esa era Eva, quién estaba a cargo de mi, de mis medicinas, me llevaba a las terapias y también a algunas clases.

—Supongo...—me coloqué mis zapatos y caminé hacia ella.

—Hoy tienes visita.

Oh no...que no sea el otra vez.

Antes de salir de la habitación me coloqué una sudadera para que no se vieran las marcas de mis muñecas, a pesar de qué hacía calor, por ser verano, debía hacerlo.

—¿Quién es?

Pregunté mientras caminabamos por el pasillo.

—Es el chico de ayer. —respondió mientras buscaba una llave.

—Oh no, no por favor...—retrocedí intentando que no me llevara.

—Hey, ¿Pasa algo? ¿Alguna razón por la que no lo quieras ver?

La rubia parecía realmente preocupada pero tampoco podía decirle que sospechaba que el era el asesino, no tenía pruebas.

—No..—susurré.

—Además, no vino solo. Vino con una chica.

¿Una chica? Eva finalmente abrió la puerta que nos conducía al área de visitas y me hizo un gesto para que entrara, lo hice y pude verlo allí, con la misma sonrisa del día anterior.

A su lado se encontraba una chica al parecer de mi edad —que probablemente me conocía pero yo no la recordaba— me acerqué a ellos cuidadosamente y me senté.

—Hola..— fue lo único que dije y ambos me vieron.

—Ashley —ella me abrazó y me sorprendí un poco y luego le correspondí el abrazo.

Pude observarlo a él quién me miraba serio para luego sonreír cuando ella se separara de mí.

—Soy yo..Mila. —agarró mis manos entre las suyas y me vio esperando una respuesta.

—Yo, eh, no puedo recordarte...—respondí algo apenada y ella bajó la mirada.

—Lo entiendo...ya podrás recordarnos a todos.

Un móvil comenzó a sonar de repente y al parecer era el de Mila.

—Un momento —se levantó a contestar y se dirigió a un rincón.

—Estamos en verano. ¿Por qué tienes un abrigo? —¿De verdad le importaba eso?

—Tengo frío.

—Nunca has sabido mentir, Ashley.

¿De donde me conocía tan bien?

—¿A ti que te importa?

—Me importa lo que te pase —acercó su rostro al mío y me vio fijamente.

—Por tu culpa estoy aquí.

Río cínicamente, como si hubiese dicho algo del otro mundo.

—Lo hice por nosotros —sujetó mis manos entre las suyas y las mangas de mi sudadera se levantaron un poco.

Amnesia © [Oscuros #2✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora