Sorpresa.

695 96 31
                                    

Había llegado el ansiado día Lunes. Jaime se encontraba nervioso, tan nervioso que no pudo escribir una carta decente. Los papeles arrugados y llenos de palabras incoherentes se agolpaban alrededor de su cama. Lo mejor será que el Nico nunca sepa de mí. Jaime se torturaba pensando en todo esto. Se detuvo al caminar al lado del hospital. ¿Que tal sí...?
Agitó su cabeza, queriendo quitar aquellas ideas inútiles que sólo lo dejaban mal a él. Pero, lo extrañaba.

Llegó al Liceo, y se perdió en un día aburrido, y lleno de improperios hacia los docentes del establecimiento. No eran más que su día a día.

A la salida, se encontró con el Edgar. Se quitó un audífono, para oír la excusa que preparó para el ruliento.

-¿Y la carta?

Jaime se torcía los dedos, nervioso. Era una mala costumbre suya, pero al menos lo tranquilizaba, algo.

-E-eh, no confiaba en que no la ibas a leer. Y-y además no pude...

-Puta, Jaime weon. Voy 15 minutos atrasado por estar esperándote. Mira, puedes pasarme la carta cualquier otro día y listo.

Le pareció una buena idea, por lo que el ruliento se despidió con un gesto militar hacia el.
Se sentía tan incompleto. Mmm...
Y le dieron ganas de comerse un completo, mas encima.
Ya nos volveremos a encontrar, Nicolás.

Al día siguiente

Nico.

El Edgar me había ido a buscar en un taxi para llevarme a mi casa. Mis papás como que trabajan caleta según lo que me dijo el Edgar, y no han podido estar presentes en mi vida. No me importó mucho, porque llegué a la mansión que tenía weon. Casa culiá enorme. Y toda para mi. ¿Habré hecho carretes hasta el amanecer? La wea bacán. Y si no las hice, las haré ahora loco wom.

-Ya, aquí está la última maleta. No porque tus papás te llevaron tanta wea.

-No tengo i-dea, amigo Eddieflin.

Me acerqué a darle un abrazo muy macho en modo de agradecimiento. Y el Edgar no habia movido ni uno de sus fornidos brazos. Este weon...

-Edgar, en serio te agradezco mucho el que estuvieras ahí para mi estos meses. Si bien no recuerdo mucho, siempre estuviste para mí y eso se nota. Desde que desperté y me abrazaste, sentí que te quería mucho. Pero no sabía la razón. Ahora la sé, te quiero por ser el mejor amigo que he tenido. No te recuerdo, pero te he vuelto a conocer. Y este Eddieflin, me cae igual de bien como siempre. El antiguo Nico diría lo mismo. Eso, te quiero weon.

Recién ahí el weon me abrazó, y lloramos como viejas de mierda viendo cuando muere el Kerim de Las Mil y Una Noches.

-T-te quiero mucho, weon. No sabría que hacer si hubieses muerto, amiguito... No sabría que hacer...

Y seguimos llorando como perras.

☆ ☆ ☆

-¡Lévantate, weon! ¡Al Liceo, mierda!

El Edgar me destapó, y yo sólo seguía durmiendo.

-Weon... tú no sirves como despertador... ¡¿Y CÓMO CHUCHA ENTRASTE?! ¿QUE HUBIESE PASADO SI HUBIESE ESTADO CULIANDO?

-Esa weá, jamás va a pasar.

-Puta, si sé, pero... Aaaah.

Me levanté y le mostré el dedo de en medio al Edgar. Culiao pesao, y hacía cualquier frío.

Llegamos al Liceo más rápido que la chucha, ya que el Edgar me hizo correr una cantidad impresionante de cuadras. Y todo por un "Tengo frío." De mi parte, puta que soy aweonao. El Edgar me había dicho todo lo que tenía que hacer hoy, en este orden. ¿Cómo sé el orden? Porque me lo escribió en un papelito.

-Actuar natural, y acordarme de mi apellido.
-Actuar natural y esperarlo en las escaleras.
-Actuar natural y dejarle el resto a él.
-Seguir actuando natural.
-Sala 3°A.
-"A" de actuando natural.

Edgar culiao.

El largo pasillo estaba pelado, no se veía ni una mosca en el lugar. De pronto ví el reloj mural de una oficina... Y me comenzó a doler la cabeza. Cerré mis ojos sin dejar de caminar, porque estaba a tres salas de llegar. El dolor era insistente y punzante, y choqué con un weon.

-¡Ten más cuidado po, saco weas!

Abrí un ojo para ver de quién se trataba, por alguna extraña razón me comenzó a doler aún más la cabeza. Esperen, abrí ambos ojos para ver al tipo mejor. Que seguía frente a mí, a pesar de que lo insulté. Mi corazón latía como loco y comencé a respirar muy rápido.
¿Que chucha?

-Hola...

Su voz, era la voz que siempre me hablaba en sueños. Y ese era el chico que siempre lloraba, y... El que me besó, en el sueño.
Al recordar esto, me sonrojé de sobremanera. El chico me miró con una sonrisa, esa sonrisa...
El dolor de cabeza me volvió a atacar, haciendo que me redujera de dolor. Eso sí, los latidos no cesaban.

-¿Nico, estás bien?

Me tomó la mano, yo lo miré con los ojos entrecerrados por el agudo dolor que aún sentía, ví que frunció el ceño y besó mi frente. Increíblemente, el dolor de cabeza comenzó a ceder...

-¿Q-quién eres?

Mi voz salió como un débil susurro, el chico frente a mí, me sonrió y me atrajo hacía si en una especie de abrazo. ¿Por qué estoy tan nervioso y con tanto calor? Podía sentir sus latidos, eran rápidos y constantes. Al parecer, este chico era alguien importante en mi vida...

-No te lo puedo decir. Pero, estuve esperando hacer esto, como por tres años y medio.

Y así de repente, me besó. En ese momento, no sé por qué, le correspondí el beso, con bastante soltura. Como si siempre hubiese besado a un hombre, como si sólo tuviera que besarlo a él. El dolor de cabeza volvió repentinamente, y de pronto, todo se fué a negro. Lo último que quise recordar, fué su bella sonrisa... ¿Por qué con él las palabras fletas me salen naturalmente? ¿A caso así actuaba natural yo? Que asco. Pero... aún así, siento algo muy confuso por él. Una mezcla muy confusa de sentimientos...
¿Quién era el?


Our Past. {Jaidefinichon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora