¿Jaime?

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Se podría decir que nuestro querido amigo Nicolás, es una persona distinta por completo. Tanto en su actitud y pensamientos, como el trato con todos. Edgar lo ha estado viendo en el hospital todos los días, ganando un poco de la confianza del moreno. El ruliento piensa y recuerda con mucha nostalgia como era antiguamente su amigo.
Callado, tímido, reservado.
No es nada comparado a lo que es hoy. Cualquiera lo describiría como un chico extrovertido y lleno de energías, bastante simpático y gracioso. Ninguna de esas cualidades podría describir a Nicolás antes. Por una parte, estaba feliz por su amigo. Porque se comportaba como lo hacía antes. Cuando recién se conocieron, cuando comenzaron una gran amistad. Pero, por otro lado... Sentía miedo por lo que podría pasarle a su amigo al reintegrarse a la sociedad. Esa estúpida sociedad a la que teníamos que enfrentarnos cada día. Donde cada día, era una batalla, y teníamos suerte de seguir vivos al final del día. Ahora bien, de igual manera, Edgar tenía pensado proteger como fuera a su mejor amigo, porque eso es lo que hacen los mejores amigos, pensaba. Y aunque él no lo recordara, el lo hacía. A veces creía que era un regalo de Dios el que tuviera este percance. Tanto dolor lo estaba llevando al límite, y no quería saber en que habría terminado todo esto.

Edgar.

Como no era muy bueno hablando, no sabía cómo sacar temas de conversación con el Nuevo Nico. Pero se estaba comportando como lo hacía antes, un cabro simpático y que te hacia sentir muy cómodo. Los primeros días, fueron rarísimos, tanto para el como para mi. Aquellos chistes internos que tanto nos hacían reír, ahora no eran más que un lindo recuerdo dejado atrás. Intenté con fotografías y muchas otras cosas para que él pudiera recordar algo. Pero ni a sus padres recordaba, de hecho, ellos aparecieron por 30 min. Y se fueron a una reunión, su madre lloró un poco y su padre permanecía estoico. Me dieron dinero y me encargaron que cuidara de el. Cuando se largaron tuvimos una larga y tendida charla.

-Oye weon, que cuicos esos viejos.

Comentó el moreno riendo mientras jugaba con el tubito de la intravenosa.
No le contesté por varios segundos, él no se incomodó, al parecer ya se había acostostumbrado a mis breves silencios.

-Sí, son tus papás, Nico.

Su cara era un regalo, por lo que me largué a reír por su expresión. Era muy aweonao, por esto era que me cayó bien desde la primera vez.

-Chucha... Eh ¿Estás seguro que no soy adoptado? Porque no creo que haya salido de ese par de weones. No lo quiero creer, Eddieflin.

Puta que es weon este culiao.

-Esa es la verdad, compañerito. Ya, tengo que ir al taller del Liceo, y tú también estabas ahí. Es de informática, por si acaso.

Al decirle cosas de su pasado, lo veía confundido y decía que su cabeza le dolía. El doctor me había dicho que no lo saturara de información, ya que no era muy sano para su estado. Ah wenon, ya se me estaba haciendo tarde.

-Perdona, me dió un lag mental brigido. Anda no más, si no me voy a perder porque tu no estai', Eddieflin.

Me webea con ese nombre culiao, todo porque el Manuel me llamó una vez que estaba con el Nico, puse el teléfono en altavoz para ver si lograba reconocer al Manu. Lo primero que dijo el otro fué "Hola, Eddieflin~" y el resto es historia.

-Chao, weon. Acuérdate que quedan sólo 3 días para que salgas. Mañana vendré, cuídate.

Me despedí con mi mano mientras ponía mi mochila sobre mis hombros y salía de la habitación. Le eché un último vistazo al Nuevo Nico y estaba jugando con el control de la camilla. Es muy weon mi amigo... Una sonrisa se formó en mis labios, lo que me hizo regresar a lo que iba.
Llegué a la entrada del Liceo, habían unos cuantos auxiliares recogiendo la basura de los largos pasillos. Tenía tanta paja de subir la escalera, pero weno... No hay de otra. Al ir en el segundo piso, casi me saco la chucha por tener los cordones desatados, puta la wea.
Me incliné a atarlos, estaba tan concentrado en como cresta tenía que pasar el primer nudo en el segundo que no reaccioné al sentir un par de brazos darme un empujón, dandome de lleno contra la dura muralla. Yo estaba listo pa' gritarle unas cuantas chuchadas al aweonao que hizo eso. Hasta que me agarró de la camisa obligandome a pararme, básicamente, me acorraló a la pared. Y no era más ni menos, que el Jaime.

-¿Dónde está?

Su mirada demostraba ira en toda su expresión. Pero yo era el que más tenía ira en su contra por todo el daño hecho a mi amigo.
Le lancé un puñetazo en la cara, cosa de que no me volviera a tocar este culiao.
Volteo hacia mi y un hilillo de sangre bajaba por su mentón.

-Deja de webearme, conchatumadre. Anda a webear a otro lado.

Sabía que el Jaime no era de los que se callan fácilmente, por lo que me preparé para una ronda de puños y puteadas.
De un momento a otro, estaba sobre mí, ya que me había dado un puñetazo en el estómago, eso me dejo medio aweonao, por lo que no lo pude detener.

-¡¿Dime dónde conchetumadre está el maricon del Gaule?! ¡¿Por qué no ha venido?!

-¡Seguro a vo' te voy a decir, jil culiao!

Lo quité de encima con otro puñetazo, estabamos ambos exhaustos, ya que nadie dijo nada luego de esa paliza tan particular. ¿Que wea el Jaime?

-¿Por qué quieres saber en dónde está?

Me lanzó una mirada dura, su semblante no cambió, pero noté que sus manos temblaban. Frotó su escasa barba con frustración antes de dirigirme la palabra.

-Sólo quiero saber si el culiao está vivo. Tuvimos una discusión y lo dejé inconsciente. Estaba sangrando más que la chucha, me dió asco y le dije al Alex que lo sacara de mi vista. Quiero saber si lo maté o no.

¿Este weon... Hizo qué?
No, no podía creer esta wea. La rabia me dominaba por completo en ese instante, guíandome para sacarle la conchesumare al Jaime, nuevamente.
Nos golpeamos tanto que nuestras camisas tenían varias marcas de sangre en ellas. No podía detenerme, lanzaba un puño tras otro hacia el barbón. Y recibía muchos de su parte también. Naturalmente, el cansacio se apoderó de mi, mientras lanzaba los últimos golpes a mi contrincante, las lágrimas hicieron su aparición. Ambos quedamos igual de shokeados.

-¡Todo es tú puta culpa, conchetumare weon! ¡Por tú culpa mi amigo estuvo 4 meses en coma! ¡Por tú culpa el ya no me reconoce! Maricon culiao... ¿Por qué lo hiciste!

Entre llantos le seguía gritando, no podía concebir el que tuviera al autor de tal acto frente a mi. Estaba satisfecho con haberle sacado la chucha. Pero no era suficiente. De pronto recordé ese día en que encontré al Nico, habia peleado con el Jaime... ¡Verdad que él mismo me había dicho que le pegó!  Memoria culia mala que tengo weon...

-¿E-en serio estuvo en coma? Ch-chucha...

¿Desde cuando este culiao tartamudeaba?

-Sí weon, 4 meses y medio. Perdió la memoria por completo, no reconoce a nadie... Asi que sí vo' y tus cagas de amigos vuelven a webear al Nico, ahora si que me importa un pico si me echan o no, les sacaré la chucha a cada uno.

Lo dejé con la palabra en la boca, tomé mi mochila y decidido a subir la escalera, una voz temblorosa me detuvo.

-¿P-por qué no me dijiste?

-¿Decirte qué? Recién me estoy enterando que fuiste tú el conchetumadre que le pegó a mi amigo y lo dejó así. Jil culiao.

Me sorprendió el ver al Jaime pararse frente a mí, lleno de hematomas y sangre sobre su cara. Seguía con la misma cara de amargado de siempre.

-Escúchame bien, no creas que con la wea que dijiste me asustaste. Porque no es así, pero... E-estoy arrepentido de haberle hecho eso. Y todas las otras veces. S-solo quiero verlo y aunque no me reconozca, quiero pedirle disculpas... Por favor, Edgar.

¿Esta weá en serio está pasando? Esto debió hacerlo mucho antes, en vez de dejar al Nico traumado por todos los abusos de su parte. Tuve mucho por un día... Creo que, no sería malo el darle una oportunidad. Aunque estoy muy desconfiado al respecto. Con un suspiro, le dije que anotara mi número en su celular y me llamara cuando quisiera ir a ver al Nico.

-No permitiré que estén solos, recuerda que aún te odiamos. Pero, a nadie se le niega una segunda oportunidad.

-Gracias weon...

Jaime culiao... que está raro. No supe que wea responderle por lo que me fuí al baño. Estaba hecho pico, weon. Me lavé la cara, tenía el labio partido y el ojo semi-morado. Pucha... me van a retar en la casa.

Our Past. {Jaidefinichon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora