Cartas y besos.

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Jaime.

Miré nuevamente el número del Edgar en mi teléfono, dudaba si debía llamar o no. Esto es tan... estúpido. Guardé el aparato y le grité algo que no recuerdo bien a la profesora. Creo que fué "Cállate, vieja chancha." Así que estoy a fuera. Llevé la mochila conmigo, y saqué el cuaderno donde le escribía a Nicolás cuando lo extrañaba. Estaba casi lleno, al parecer me gustaba escribir. Pasaron 4 meses, y sufrí bastante con su ausencia. Me pesaba, al menos al molestarlo, podía hacer que se fijara en mi... De una manera un tanto extraña, sí. Pero, al empujarlo, podía tocarlo y sentirlo... Podía tenerlo cerca de mí, ahhh, por la chucha. Nico, te extraño. Nico, perdóname. Nico, te amo. No recuerdo cuantas noches pasaba llorando, ahora se habían duplicado las pesadillas y los llantos nocturnos y matutinos. Comencé a beber más de la cuenta y a fumar la marihuana que me daba el Bestia. Me hacía olvidarme de él, olvidarme de mí. Quisiera tanto tener amnesia como él... De alguna manera, estoy contento de que no me recuerde. Por razones obvias. Nico... te extraño. De hecho... por un tiempo dí por sentado su muerte. Y, andaba pa'l pico...
Así que, comencé a escribir. Me perdí en la escritura y mis sentimientos, lo que escribí fue algo así:

"Nunca creí que fueras tan indispensable para mí. Así es como yo te veo, me imagino como sería el que nos hubiesemos conocido en otra vida. Te amo, pero no puedes amarme. Soy tan imbécil, tan estúpido. Te he vilipendiado de las maneras más bajas que existen... a la persona que más amo. Bloqueo mis sentimientos de maneras muy extrañas, mi pasión bajo una fría coraza de hierro que nadie más que tú puede atravesar. ¿Será que algún día podrás verme? Bajo mis demonios, bajo todo lo malo de mí y de lo que me rodea. ¿Podrás hallarte algún día en mi corazón? Esto, como soy realmente, lo has creado tú. Eres el dueño y señor de mi corazón, por completo. Es tan fácil el amar y tan difícil el demostrar. Me he intentado quitar esto de muchas maneras, y cegado por el amor y la desesperación, llegué a herirte. Esto es mi condena, mi propia tragedia. La única tragedia que jamás causará catarsis. Logré que me odiaras, para que jamás tengas que acercarte a este semejante monstruo. En sí duele el no tenerte. Me pierdo de tantas formas en tus ojos, que se me hace imposible el no querer desquitarme y enojarme por sentirme tan nervioso. Antes, siempre que me miraba, sentía esas mariposas, no en mi estómago, si no en todo el cuerpo. Era tan estúpido lo que me estaba pasando, decía. Me autoconvencía de que esto no era más que confusión. Pero aún así... ¿Cómo algo que es tan malo, puede sentirse tan bien?
Me controlé, aprendí a hacerlo cuando se trataba de ti. Utilizaba toda mi fuerza de voluntad para no besarte todo el día, para no ir sonriendo como un idiota enfermo luego de hablarte o insultarte. Para no ir suspirando como una chica enamorada cuando me mirabas aireado...
Y me frustraba, me enojaba, me sacaba de quicio que estuvieras con el Edgar y no a mi lado. Lloraba, golpeaba muebles y estudiantes para calmar mi ira. Te golpee para calmar mi ira. Pero el hacer eso, solo dejaba un gran vacío en mi interior. ¿Cuándo vendrás a llenar este vacío con tu luz? Necesito a mi luz... Te extraño, Nicolás.

Edgar.

Había ido a clases con vendas y parche-curitas de Bob Esponja que me había puesto mi mamá de "castigo" anduve toda la jornada así. No ví al Jaime por ningún lado, me sentía algo inquieto, pero el Manu me distrajo lo suficiente como para olvidarme por completo de su existencia. ¿Qué estará haciendo el Nico? Capaz que viendo DBZ, me hinchó tanto las weas con que le trajera esa wea... Pero bueno, el caballero estaba "delicado".
El Manu me estaba poniendo otro parche-curita en la mejilla, pero este era de Hello Kitty. Se río de mí como por dos horas, era inevitable el no sonrojarme. Pero, algo extraño pasó ese día.

-Eddie, por la chucha. No entiendo esta wea. ¿Cuanto te salió en la tres?

Miré mi cuaderno, puta que escribía como la pichula. Luego de reírme mentalmente, le contesté.

-Me salió, 8.

El Manu infló sus mejillas y le acaricié el pelo. Este bruscamente, y muy sonrojado, apartó mi mano. ¿Qué le pasó? Si siempre hago eso.

-Eh... Manu, si no entiendes bien. Te digo paso a paso.

Me puse de pie para poder enseñarle mejor, me sentía un poco nervioso, ya que me puse muy cerca del Manuel y podía sentir su trabajosa respiración.

-Tienes que multiplicar estos dos términos, pero invertidos. Luego divídelos y saca la raíz cuadrada del resultado que te dé.

Voltee mi rostro un poco para ver si prestaba atención. Tenía la mirada baja, lo miré extrañado y le sonreí.
Pero lo que hizo me tomó bastante desprevenido. Besó mi mejilla, justo donde estaba el parche-curita de Hello Kitty.
Puta que me puse rojo conchesumadre, mi corazón...

-Ya Eddie, gracias por ayudarme.

Me sonrío, me sonrío...

Asentí y rápidamente me fuí a mi puesto y me puse el gorro. Que vergüenza señor Jesucristo...

Our Past. {Jaidefinichon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora