୨ৎ 16 Razones︙MiChaeng⋆

『♡Extra #2』

Una nueva mañana con aves cantando y los autos pasando con rapidez por el asfalto fue lo primero que escuchó Son ChaeYoung al despertar, apretó sus ojos para adaptarse a la claridad del lugar y levantó su cabeza para encontrar a Mina profundamente dormida. Cabe destacar que la pelinegra estaba sobre la peliamarillo, con las piernas a cada lado de las caderas de la otra y su cabeza en el pecho ajeno, una posición muy normal para dormir según ellas.

Sonrió de medio lado mirando con amor a la peliamarillo cambiar su cabeza de lado. Volteó su cabeza y miró la hora.

10:30 a.m

Decidiendo que iría a preparar el desayuno y a ducharse empezó a separarse con lentitud de la mayor que, aún dormida, la estrechó en brazos y frunció el ceño.

ChaeYoung rió bajo y volvió a separarse obteniendo la misma respuesta.

— No te vayas... — balbuceó Mina abriendo sus ojos levemente.

— Buenos días, Minari —susurró sonriendo para la mayor.

— ¿Qué hora es? — preguntó más despierta.

— Las diez y treinta — contestó volviendo a hacer el gesto de separarse pero Mina la volvió a pegar a sí misma. La menor hizo un sonido de queja y miró a la mayor.

— Vamos a quedarnos así un rato más, aún es temprano — dijo dándoles la vuelta quedando ahora, Mina sobre ChaeYoung usando el pecho de la última como almohada, mientras que ChaeYoung tenía sus piernas a cada lado de las caderas de la mayor.

La menor rió peinando el cabello de la mayor.

— En dos semanas es el viaje... — murmuró Mina mirando la mano izquierda de la menor detenida en el aire por sus palabras, ahí se veía, al final del dedo anular de la pelinegra el brillante anillo de plata.

— En dos semanas nos casaremos... — contestó ChaeYoung sonriendo, Mina alzó su mano derecha y la entrelazó con la de su pareja besando el dorso después.

— Te amo, mocosa...— dijo volviendo a posar su cabeza en el pecho ajeno, sonriendo en grande cuando su oído captó el latir acelerado de la otra.

— Yo también la amo, unnie... — contestó la pelinegro mirando como la mayor jugaba con su mano, pasaba sus dedos por el anillo y los volvía a enlazar.

— Te dije que dejaras de tutearme — dijo el mayor a modo de queja — ¿Por qué lo sigues haciendo?

— Porque eres mi linda, linda, unnie — contestó. Mina rió y luego de unos segundos decidió levantarse.

— ¡A comer, a comer! ¡Todos a comer! — gritó asustando a la pelinegra.

— ¿¡Qué te pasa!? — le preguntó mirando a la mayor colocarse unos anchos pantalones de pijama.