Capítulo 3

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  Un suspiro de alivio salió de mi boca cuando vi a mis padres en frente de mí, claramente preocupados por nuestras caras, o tal vez solo la mía, Ruby parecía muy tranquila

—Addy...cariño ¿están bien? Preguntó mi mamá acercándose rápidamente a mí

—Cuando llegamos vimos que la puerta de atrás estaba abierta, entonces subimos rápido y cuando notamos que no estaban en sus habitaciones nos asustamos mucho ¿qué fue lo qué pasó aquí?— dijo mi padre alterado

—¿Dónde estaban?— pregunté, por alguna razón me preocupaba más en ese momento saber eso que contarles lo que acababa de pasar —los necesitábamos y ustedes no estaban— sentí algo en mi pecho, como si me doliera decir eso, mi corazón se arrugó y una lagrima corrió por mi mejilla

—Es la primera noche en esta casa, la primera noche en este pueblo ¿dónde podrían haber estado ustedes?— al ver las caras de pena en mis padres sin saber que decir, decidí tomar un respiro y empezar a contar

—Ruby se levantó de la cama, no sabía dónde estaba así que la fui a buscar, la encontré abajo en la cocina... me empezó a decir cosas extrañas de un hombre, me asusté así que decidí venir a ustedes para contarles, antes de subir las escaleras vi a un hombre sentado en el sofá de la sala, no esperé mucho para venir corriendo acá pero para mi sorpresa no estaban aquí, no sabía que hacer, no podía salir ni llamar para pedir ayuda, estaba sola con Ruby— mis palabras salieron con rapidez y sin darme cuenta estaba llorando, nunca me había pasado algo así, mi vida hasta la noche de hoy había sido muy tranquila y hasta aburrida podría decirse, que me pasarán estas cosas no estaban en mis rutinas, por supuesto que iba a llorar, del miedo, de la desesperación y de la rabia de que nadie hubiera estado allí para ayudarme

—Lo sentimos mucho hija, de verdad lamentamos no haber estado para ustedes cuando nos necesitaron— dijo mi padre, mientras mamá solo nos miraba con tristeza, sin que ella me dijera en ese momento lo sabía, ella sentía como si hubiera cometido el peor error de su vida al dejarnos solas, hasta que por fin habló

—Llama a la policía— mirando a mi padre — diles que es una emergencia— su voz sonaba fría, nunca la había escuchado hablar de tal manera

—Sea quien haya sido, lo vamos a encontrar— dijo mi padre su voz segura sonando, sonaba tan seguro que de alguna manera sentí alivio y una ola de calma entró por mi cuerpo porque ya no estaba sola, estaba con ellos

¿Quién eres? dije en mi mente recordando a ese hombre en la oscuridad ¿quién era y por qué estaba aquí? ¿Por qué le había hablado a mi hermana? Y sobre todo ¿por qué le dijó que no nos haría daño? ¿Quién carajos eres y por qué hiciste esto la primera noche?

Una hora más tarde

—Estaremos al pendiente, por favor, si este desconocido vuelve hacer presencia déjenlo saber inmediatamente, por esta noche una patrulla se quedara afuera de la casa el resto de la noche por si este extraño vuelve aparecer, de verdad lamentamos que sus hijas pasaran por esto, es muy extraño... este pueblo es muy tranquilo y no suelen pasar estas cosas— dijó el policía que había ido junto a dos compañeros más después de que lo llamamos, ya se iba así que lo acompañamos hasta afuera de la casa pero de igual manera se quedó la patrulla con sus dos otros compañeros, así me sentía más segura, no creo que se vuelva aparecer más por esta casa, al menos no por esta noche

Entonces vi como en la casa de al frente se encendieron las luces desde adentro, vi unas siluetas de lo que parecían ser hombres, me sorprendí porque pensaba que no teníamos vecinos pero por lo que estaba viendo estaba equivocada, entonces salieron... eran dos hombres que a medida de que se iban acercando fue que los pude distinguir bien, uno era mayor parecía como de unos 40 años, mientras el otro era un chico, más o menos de mi edad podría decir como de unos 18 años, parecía ser hijo del hombre que venía a su lado, tenían un cierto parecido, la forma de caminar, lo seguro que se veían... sin duda eran familia, llegaron a nosotros y sus rostros seguían iguales desde que venían caminando desde la calle

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora