Capítulo IV

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Chuuya y Dazai habían entrado a un restaurante exclusivo de ramen de todo tipo y tomaron asiento en la barra. Allí, uno de los empleados los atendió tomando sus pedidos en una libreta, quien no paraba de registrar al castaño con la mirada de arriba hacia abajo, por lo que Nakahara frunció un poco el ceño para expresar sus molestias al tercero. Aceptaba que Osamu era un chico que sobresalía por su belleza, sin embargo, notaba cómo se encogía en el taburete con incomodidad.

—¿Algo más?— Aquel hombre de unos treinta años parecía no hacerle caso al pelirrojo.

—Así es.— Asintió este, utilizando un tono de voz más grave para demostrar autoridad y firmeza. —Deja de mirarlo de esa manera sino quieres que te quite los ojos con mis propias manos.

El empleado no dijo nada más y arrancó una hoja de su libreta para dársela al castaño.

—Mi número.— Dijo en coqueteo, antes de retirarse a proseguir con su trabajo.

Chuuya amagó con levantarse del taburete con sus manos cerradas en puños, listo para poner a aquél hombre en su lugar. Sin embargo, la mano vendada de Dazai lo detuvo tirando levemente de su ropa.

—No fue para tanto.— Intentó apaciguar la situación con una sonrisa. —No es la primera vez que me pasa esto. Además, te recuerdo que tú hiciste exactamente lo mismo~

 —Es distinto.— Se defendió el pelirrojo con un leve sonrojo en sus mejillas. —Yo te di mi número porque quería conocerte; ese tipo de seguro sólo tenía segundas intenciones contigo.

El más alto soltó una risa mientras doblaba cuidadosamente la hoja. Sus delgados dedos parecían delicados, con algunos anillos decorándolos que le daban el toque aún más atractivo. Armó un improvisado avión, el cual lanzó al aire sin dirección concreta.

—¿Y tú no?~

La cara de Nakahara se tornó aún más roja ante la pregunta.

 —Bueno, admito que eres jodidamente sexy.— Se sinceró sin rodeos, pues no negaría lo que era cierto. Ahora eran las mejillas del castaño que reaccionaron. —Pero créeme cuando te digo que quiero conocerte.

Osamu volvió a ensanchar sus labios en una sonrisa, se acomodó los anteojos por el puente que aún llevaba puestos y, en un tono pícaro, dijo:

—Tú tampoco te ves para nada mal, Chuuya~— Una de aquellas delicadas manos se posó sobre la contraria, tomando de imprevisto al susodicho.

Antes de que sucediera alguna otra secuencia, el empleado volvió con sus tazones de ramen ya listos y luego volvió sobre sus pasos casi despavorido por la seria mirada que el más bajo nuevamente le dedicaba.

—¡A comer!~— Exclamaron los dos juntando las palmas de sus manos. Previamente, tomaron los palillos y comenzaron a comer en un silencio momentáneo, hasta que la voz de una fémina se escuchó cerca de ellos.

 —¡Chuuya!~

Chuuya dio un respingo en el asiento al reconocer de quién se trataba, por lo que cerró sus ojos maldiciendo mentalmente. Luego, se volteó junto a una exagerada sonrisa con dirección a la chica que lo había llamado. Ella era una hermosa veinteañera de largo cabello rosado y ropa semiformal.

—Yuan.

—¡Te eché tanto de menos!~— Una vez que llegó a él, la mencionada lo abrazó pasando sus brazos por alrededor de sus hombros. Sus ojos morados se dirigieron hacia el otro chico, que parecía observarla con algo de disgusto. —¿Quién es este, Chuuya?

—Es-...

—Su novio.— Se adelantó a responder Osamu, sonriendo orgulloso y a la vez burlón. —Mi nombre es Osamu Dazai, un placer~

The coffee boy | Soukoku AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora