Prólogo

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Una suave brisa acaricia mi piel provocando qué se está se erice por el contacto con el frío de la noche, me remuevo en la cama con pereza de tener que levantarme a cerrar la ventana. Abro los ojos y me encuentro con la hermosa vista de la luna, jamás la había visto brillar tanto como en esta noche.

Cuando mi mente se acostumbra a estar despierta me siento en la cama para cerrar la ventana, pero gracias a la pequeña luz de la luna me doy cuenta que el lugar a mi alrededor no es mi habitación. Me encuentro en una caballa con un estilo algo rústico, lo más probable es que aun esté soñando.

Me intento acercar hasta la ventana pero una pequeña tensión en mi dedo índice, como si algo la apretara, provoca qué baje mi mirada para encontrarme con un hilo rojo amarrado alrededor de este. La otra parte del hilo se extiende entre las sábanas, sigo la dirección de este hasta el otro lado de la cama, y me doy cuenta del hombre  que se encuentra sentado en la orilla, y la cual, lleva el otro extremo del hilo atado en su dedo índice al igual que yo.

Aunque parezca extraño no me siento asustada por su precencia, al contrario estoy intrigada por la situación. A pesar que prácticamente estamos de frente, el no voltea su mirada hacia mi, si no que la mantiene fija en la luna. Los rayos lunares lo alumbra fijamente, pero aún así, y con la cercanía de por medio, no logro detallar a la perfección las facciones de su rostro.

Lo único que logro memorizar, es el color de su piel clara que hace contraste con su camisa blanca, sus rizos dorados y unos ojos avellanas qué reflejan tristeza y pesar en su mirada. No se porque, pero tengo el presentimiento de que esos ojos eran iluminados por una radiante sonrisa.

– Hasta que por fin despiertas.

“Su voz”

El pronuncia las palabras si apartar la vista de la luna. Yo siento como mi corazón es oprimido por un sentimiento de perdida, mis ojos se llenan de lágrimas qué poco a poco se van derramando por mis mejillas. Solo al escucharlo varios sentimiento en mi salen a la luz.

Mi mente y mi corazón no quieren despertar, ellos desean quedarse aquí con este desconocido qué aun no voltea a verme por primera, y un extraño deseo de que sus ojos me vean recorre mi ser. En este momento siento que toda mi vida eh corrido una carrera por encontrarme con esos ojos.

– Encuentrame Monse.

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