Prvi Susret

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"Action, thriller, I could watch you forever"

-Cinema, Skrillex.


En aquél pequeño salón, donde estabamos apenas unos pocos, la ví por primera vez. No fue como las otras veces que me quedaba mirando a alguna chica que pasaba por la calle, que era agradable a la vista, o quizá simplemente me llamaba la atención. Era como cuando no puedes quitar tus ojos de alguna pintura, que es incomprensible, pero que deseas entenderla de una manera u otra. Así me pasó aquella vez. Simplemente la observaba, sin poder quitar mi vista de sus ojos, tan vacíos, tan profundos como el abismo más hermoso, tan oscuros... Ella era hermosa.

Me encantaba, desde el primer momento, su sonrisa, su forma de mirar al suelo, y cuando nuestros ojos se cruzaban furtivamente. Era como si al fin entendiera el sentido de algún enigma que rondaba en mi cabeza desde tiempos que no podía recordar, cómo si un problema que habitaba en mi al fin hubiera hallado solución, cómo si todo tuviera un sentido distinto.

Jamás había sido bueno con los sentimientos. Creo que me dedicaba a estar con alguna chica, sólo por no sentirme solo, más no por que la amara. Y es que después de tantas cosas que habían pasado en mi vida, no podía sentir ya nada.

Recuerdo que al terminar la clase, me acerqué a uno de mis amigos, y hablé con él, fingiendo que no me interesaba la chica.

- Creo que estás mirandola mucho, ¿no? - Dijo Gerard, el chico con el que hablaba, el cual me miró a mi primero, y luego a ella.

- ¿Tan evidente soy? - Susurré, mientras metía mis manos en los bolsillos, sin dejar de mirar su cabello, cómo se movía con cada movimiento de su cuerpo. Afuera, hacía un lindo día(¿Era soleado o llovía?), y yo caminaba con Gerard hacía la salida del colegio.

- No, claro que no - Repuso él con sarcasmo. No me había dado cuenta de que no puedo ocultar nada, qué para disimular soy el ser más malo de la tierra. Tan sólo me quedaba admitir que tenía razón. - ¿Porqué no le hablas?

- Pero... ¿Cómo?

- Sencillo. Espera - Asintió, sonriendo, con esa malicia que le caracterizaba. Gerard era bajo, un poquito gordo (hay que ser sinceros), y de cabello semi largo, y siempre llevaba esa sonrisa que alegraba el día de cualquiera.

Sin darle importancia, simplemente se acercó a ella y la tomó del brazo. Ella lo miró por un segundo, y, luego de un abrazo, él me hizo una seña para que me acercara. Sin saber que hacer, aturdido por el solo hecho de que ella estuviera allí, me acerqué.

- Mira, te presento a un amigo. Victor, ella es...

- Luna - Interrumpió ella, sonriendo, mientras me extendía su mano suavemente. Por un segundo, dudé si tomarla o no, pero, decidido, la tomé entre mi mano y sonreí. - Gusto en conocerte.

- El gusto es mío, Luna - Dije, en un leve susurro. Sabía bien de antemano que esa frase siempre se usa como un formalismo para cuando se conoce a alguien, y que pocas veces era realmente algo verdadero.

Aunque sea poco creible, creo que esa vez fue una de las pocas veces que lo dije sinceramente.


LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora