"And I'm not sleeping now, The dark is too hard to beat"
-Ellie Goulding, Lights.
Los días y las noches pasaban cada día más lento, como si deseasen torturar mi ya bastante torturada vida. Cada instante, cada segundo sin ella se me iba haciendo insoportable, hasta tal punto de que no podía casi dormir. Demonios, pensaba constantemente, ¿Qué carajos me pasa? Sin embargo, nunca había alguien para responder a esta pregunta.
Me hallaba en mi cuarto, sentado frente a este mismo computador, mirando como aquel punto verde junto a su nombre no aparecía. Deseaba hablarle, bueno, en este caso, escribirle, saber cómo estaba, que hacía... Y si, quizás, en el más recóndito de los casos, ella se sentía al igual que yo.
Pasó aquella noche, y jamás vi aquél tan anhelado punto verde. Ya cansado, suspiré, y, cuando me disponía a apagar el computador, teniendo en cuenta lo tarde que era, el sonido de un mensaje entrante resonó en mi cabeza. ¿Me lo imaginé?
Definitivamente no. Me senté correctamente, mientras miraba como ese simple "hola" me alegraba el día. Al final, me descubrí sonriendo como idiota, antes de empezar a escribirle. Pero decidí evitar todo lo que se refiriera a temas que sabía podían terminar mal (Preguntas como ¿Tienes novio? No podían llegar a aparecer).
La conversación fue sencilla. Cosas sobre su día, sobre qué había hecho, de cómo se sentía mal con su familia...
En sólo esa conversación, descubrí muchas cosas sobre ella. Descubrí que era demasiado callada. Que odiaba a su padre por no preocuparse demasiado por ella, y a su madre por todo lo contrario. Qué le gustaba mi sinceridad, mi forma de ser, y que, en sí, le caía bien.
Al final de la noche, le envíe un mensaje bastante largo cómo despedida, y apagué el computador, más por el miedo que por el sueño.
Rápidamente, me encaminé al espejo, mirandome a los ojos directamente.
-No seas idiota... -Me dijo el sujeto que reposaba en el espejo. -¿Una chica tan hermosa se fijaría en ti?
-No... -Murmuré, suspirando suavemente, sin dejar de observar esta vez al suelo.
Y por primera vez, supe que el ser de mi reflejo estaba en lo cierto.
Esa noche tampoco dormí.
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Luna
Romance" Simplemente, ella era extraña. Era como uno de esos cuadros de surrealistas, un cuadro de Dalí, de Joan Miró, o incluso de Magritte. Uno de esos cuadros que, quizá a primera vista, no tenían ningún significado, pero, qué después de mirarlo una y o...
