Cada día se hacía más largo. Realmente, después de tantas noches enteras hablando por medio de aquel celular que antes no le encontraba ningun gusto, algo en mí se encendía, me llenaba de una energía extraña.
Ese día, el sol estaba en su máximo punto, y su recuerdo aun me quema la piel. No esperaba encontrarle. No esperaba verle así, pero recuerdo que era de mañana, era temprano, cuando sentí entonces que toda la luz que el sol lanzaba se enfocaba sobre ella, permitiendome verle con claridad.
Timidamente, me acerqué a ella, y, sonriendo, la abracé como jamás la había abrazado, cómo sí fuera la primera y última vez. Ver su cara sonrojada de sorpresa y vergüenza fue hermoso. Simplemente, ella era extraña. Era como uno de esos cuadros de surrealistas, un cuadro de Dalí, de Joan Miró, o incluso de Magritte. Uno de esos cuadros que, quizá a primera vista, no tenían ningún significado, pero, qué después de mirarlo una y otra vez, descubrías que no tenía un sólo significado, sino que quizá encerraba mil significados, que la entendías perfectamente, y qué, simplemente, comprendías que tenía un poco de ti, oculto en el fondo.
Al final, correspondió, justo cuando decidí dejar mis brazos caer a ambos lados, y separarme para ver su rostro.
-Hola -Dijo, sonriendo, mientras yo le miraba embelezado. -¿Qué haces aquí?
-Sólo daba una vuelta... -Susurré, sintiendo cómo una oleada de calor se posaba en mis mejillas. Maldita sea, estaba sonrojado. Las cosas que hace... bueno, hacía en mi... -¿Y tú?
-Nada, sólo esperaba el bus... -Sonrió, adueñandose de aquel gorro de rayas negras que tanto amo (amaba. Ay, cómo lo extraño...), y, poniendoselo en la cabeza, me miró. Demonios, se veía jodidamente hermosa. Juro que sí no fuera porque algo me detuvo, me hubiera lanzado a sus brazos y la hubiera besado...
"Y... ¿Porqué no lo hiciste? -Me recriminó cuando le conté la historia, una noche de luna llena.
-No lo sé... tenía miedo.
-¿De qué?
-De tu reacción...
-Nunca sabrás si no lo intentas -Susurró, poniendo su dedo indice en mis labios. -So... Nunca lo sabrás."
Y pasé el tiempo de esa mañana intentando quitarle aquel gorro, que, realmente, me importaba poco si recuperaba o no. Y, justo en el momento que lo recuperé, me decidí a lanzarme, y, cuando nuestros labios estuvieron cerca...
Posó su mano lentamente en mi pecho y sonrió, mirando hacía atrás.
-Lo siento, viene mi bus... ¡Nos vemos luego! -Dijo, sonriendo tan preciosamente cómo siempre, mientras se alejaba de mi, dejandome sólo bajo aquella inclemente mañana de verano. Decidido, corrí detrás del bus, hasta que lo vi perderse tras una esquina.
Aún hoy sigo maldiciendome por haber echado al traste la primera oportunidad de besarla.
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Luna
Romance" Simplemente, ella era extraña. Era como uno de esos cuadros de surrealistas, un cuadro de Dalí, de Joan Miró, o incluso de Magritte. Uno de esos cuadros que, quizá a primera vista, no tenían ningún significado, pero, qué después de mirarlo una y o...