Al día Lunes, después de aquella "cita" o encuentro, cómo se prefiera, nada, (absolutamente nada) volvió a ser igual. Simplemente, estaba allí en ese colegio que detestaba, sólo por tener la alegría de verla cada día.
Suspiré pesadamente, mirando a todos los chicos de la escuela, buscandola disimuladamente con la mirada, más sin embargo, no la ví. Lanzando una mirada al cielo grisaceo de la mañana, maldije mentalmente, y, mientras avanzaba a mi salón, la ví. Estaba sola, en medio de uno de los pasillos de aquél sucio colegio. Fue en ese momento cuando nuestros ojos se cruzaron por segunda vez, y, cómo en cámara lenta, me acerqué a ella, sonriendo, intentando no parecer el ímbecil que sentía que era en ese momento.
Fue un simple choque suave de nuestras mejillas. Sonreí para mis adentros, mientras la miraba de nuevo a los ojos.
-Hola, Victor. ¿Cómo estás? -. Respondió sonriendo, mientras metía ambas manos en los bolsillos de aquella hermosa blusa de cuadros que llevaba desabotonada. Por primera vez, me fije en su ropa. Una camisa negra de alguna banda que no reconocí, ya que su sedoso y largo cabello negro caía por sus hombros descuidadamente, tapando la mitad del nombre de la banda. Unos jeans oscuros ajustados, y unas zapatillas tipo "grunge". Después de todo, era hermosa.
"-Sí tú no eres hermosa, yo soy superman -. Le susurré al oído, observando como su cabello se movía con el ligero viento. -Quizá si lo seas, sólo que no te has dado cuenta-. Dijo ella entre risas, esas risas que tanto sabía ella que adoraba."
Sonrió suavemente, mientras me comentaba su fin de semana, y yo sólo asentía suavemente, sin perder ni un solo momento de vista sus ojos, ese magnifico par de abismos, sintiendome profundamente hipnotizado.
Luego de aquella charla, de la que no recuerdo ahora más que unas cuantas frases sueltas (Estuve encerrada en mi cuarto, la música me hizo compañía, los extrañé a todos...), simplemente volvimos a chocar nuestras mejillas, y luego ella se alejó caminando por los pasillos, con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos.
Un vacío comenzó a rotar en mi estomago.
-¿Desde cuando nosotros sentimos eso? -Susurré lentamente, mientras me encaminaba a mi salón, con la cabeza en la mitad de un agujero negro. ¿Qué carajo me pasaba?
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Luna
Romance" Simplemente, ella era extraña. Era como uno de esos cuadros de surrealistas, un cuadro de Dalí, de Joan Miró, o incluso de Magritte. Uno de esos cuadros que, quizá a primera vista, no tenían ningún significado, pero, qué después de mirarlo una y o...