Día 1.

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Alice había reaccionado bien con toda la apuesta pero dijo que si asistiría a la propuesta que Ethan, ya que le encantaría una cita con alguien como él. Lo demás tuvimos que explicarle lentamente para que lograra entender y así no enojarse.

Ahora mismo me dirigía al casillero de Ethan, mi apuesta. Para así poder conversar, ya que, jamás había establecido una conversación con él y menos coqueteado con algún chico del instituto, debido que necesitaba alcohol en mi organismo y ahora mismo no tenía ni una pizca de alcohol.

Me acerqué a su casillero y comencé a esperar que llegará pero al pasar los minutos, no se veía ningún rastro de Ethan.

— ¿Qué haces? — pregunta Emma llegando a mi lado.

— Vete...— le susurré nerviosa.— Espero a Ethan.

— Cassie.— me dice.

— Emma, ahora no.— dije buscando al chico con la mirada.

— Cassie...— vuelve a decir.

— Emma, vete.— la mire.

— Estúpida.— dice tomando mi brazo.— El imbécil de Ethan esta en el patio y este no es su casillero.

Comenzó a caminar rápidamente conmigo tomada de brazo y fue cuando llegamos al gran ventanal que daba vista al patio del instituto. Y pies tal como ella había dicho, Ethan a quien buscaba se encontraba hablando con un chico del instituto quien jugaba en el equipo de fútbol junto a él.

— Se supone que deberías saber lo que hace en los horarios para así poder encontrártelo, si es que quieres conquistarlo.

— Se supone que deberías saber lo que hace en los horarios si quieres conquistarlo.

— ¿Como sabías que estaría aquí? — pregunté confundida y sin dejar de mirar a Ethan.

— Todos lo saben, además el casillero en el que esperabas, era de Zack, el chico de anatomía que se sienta frente al profesor y no deja de levantar la mano para responder sus preguntas.— dice casi enojada.

— Oh.— dije haciendo que suelte mi brazo.

— Ve allá y hablale, se supone que no debería ayudarte pero aveces resultas ser lenta.— camino nuevamente en dirección opuesta a mí perdiéndose entre los estudiantes.

Camine a la puerta de salida sin despegar mirada de aquel chico. Comencé a dar pequeños pasos hasta que su mirada se encontro con la mía y una leve sonrisa se formo en sus labios, pero no me hacia ilusiones, esa sonrisa no era únicamente para mí, usaba esa misma sonrisa con todas sus conquistas, aún así lo que me reconfortaba era que al menos ya me había hecho notar.

— Hey.— dije llegando a su lado con una sonrisa en mi rostro haciendo que su amigo me miré cabreado, como si ya había visto millones de veces esta escena.

— Hola.— sonríe y le hace un gesto al chico de al lado para que se vaya.— Soy Ethan.— dice acercándose más a mí y su amigo se va.— ¿Tú eres...

— Cassie.— dije estirando mi mano para que la estrechase.— Mi nombre es Cassie.

— ¿Qué tal?— la estrecha confundido y sonríe.

— Bien.— dije incómoda.— Y ¿Tú?

— Pues bien.— sonríe y suelta mi mano.

Estaba nerviosa, mis manos sudaban y mis piernas no dejaban de temblar, jamás me había pasado y no era por él, era la situación la que me ponía de está manera.

— Bueno, me acerque porque... o sea por una razón.— dije intentando buscar alguna razón.

— ¿Cuál? — pregunta curioso cruzándose de brazos.

— ¿Me prestas tu celular? — dije de manera rápida.

Fue lo primero que se me ocurrió y lo que mi voz pudo decir, me sentía estúpida y su cara confirmaba que lo que había dicho era estúpido.

— Perdona...¿Qué?— dice con una leve risa.

— Si, si tu... Tu celular, digo es que quiero comprar el mismo y ya sabes...— tartamudeo.

— ¡Ethan! Haremos un mini campeonato en casa de Gus, ¿vienes? — pregunta un chico a lo lejos.

— ¡Ahí voy! — grita de vuelta al chico para luego mirarme.— Me tengo que ir. Un gusto hablar contigo Carrie.— dice y me estira su mano para luego irse.

— ¡Es Cassie!— grité pero nisiquiera volteó a verme.— Idiota.— susurré para mí.

Comencé a sentir un silbido pequeño tras de mí y pude notar como Abigail llegaba a mi lado cantando.

— Era Cassie la tierna, que tenia la cara roja, roja como un tomate y un brillo singular...— dice tocando mi cabello.

— Ja ja.— dije riendo sarcástica.

— Cassie, hubieras visto tu cara.— ríe.— Creo que tienes que aprender a conversar con chicos.

— Abigail, ya he hablado con chicos.— comencé a caminar.

— Y ¿Porqué ahora no?— dice mientras me sigue.

— Porque lo hago en fiestas, con alcohol en mi organismo si es que recuerdas.

— Oh cierto.— dice ella agachando su cabeza.

— ¿Como es que Alice consiguió una cita con él?— pregunta confundida.

— Supongo que es porque van en la misma clase de filosofía.— dije sin darle importancia.

— Y supongo que has perdido el primer día.— dice riendo.

— Al parecer sí.— dije dándome por vencida el primer día.


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100 Días Para Enamorarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora