En la cueva esperando el regreso de Jaen y Drovo, Hakin me cuenta de su gente, sus tierras y su reino. La belleza del mundo como él la transmitía con sus palabras emparejaba a la perfección con mis sueños, las historias de un planeta que brilló como ningún otro y ahora se pudre sumido en el desastre.
–Mucho de lo que relatas lo entiendo, pero aun no comprendo quien es la persona con la cual me comparas, no sabía que humanos y adamanes tuvieran tal correspondencia. –Digo mientras ayudo a encender las antorchas con una clase de mechero de piedra.
–Auszer, mi hermano. Hace algún tiempo desapareció. – Noto en sus palabras desasosiego.
–¿Jaen es tu pareja? – Pregunto evadiendo el asunto.
–Sí, y es una excelente guerrera. Se enfrentó por la corona de Fangaska y por poco me la arrebata. – Sonríe y recibe de mis manos el mechero –Después conocimos a Drovo y con ello cerré mi circulo afectivo.
Jaen ingresa a la cueva, nos explica la ruta a seguir y nos informa que Drovo se encuentra en el otro extremo del camino, en la espiral aguardando por nosotros.
Salir de la cueva fue desconcertante, nada parecido a lo que imagine se encontraba afuera. La espiral, literalmente hablando, era una infinita secuencia de escalones que cada tanto se extendían como un puente a alguna habitación o recinto. Las entradas consistían en agujeros de diferentes dimensiones cubiertos por una capa liquida que les servía de puerta.
El dar tantas vueltas me tenía mareado y empeoraba mi resaca así que me detuve un momento para recuperar el sentido. Era inevitable pensar en mi padre, habíamos acordado vernos en la mañana y con certeza se alarmaría al notar mi ausencia, cosa más que obvia teniendo en cuenta el desastre que dejé tras mi partida. Paso mis manos con fuerza por mis parpados como quien se quita el sueño, pero estoy más que despierto.
–Te sientes débil. Ya debes estar hambriento. Come al menos un bocado de podsol. –Dice Hakin señalando la esfera que conservo distraídamente en mi mano.
En verdad siento hambre, miro el podsol e intento ignorar el sabor a tierra y antes de caer en disgustos o arrepentimientos la trago rápidamente con tal de llenar el estómago.
–En Likaha buscaremos algo que sea de tu agrado. Como hongos no somos muy selectivos con el alimento, pero tenemos reservas variadas en el castillo. Por cierto... esperaba una reacción muy diferente al conocernos. Pensaba que serias algún tipo de criatura extraña.
-De eso estoy seguro- digo mientras pienso en lo irónico de sus palabras. –Pero siendo sincero tengo dos opciones, creer en mis sentidos y dar rienda suelta a los hechos o entrar en pánico y desbordar en locura. Aunque probablemente ya he enloquecido– Jaen, que va unos pasos adelante, hace un gesto con la mano. Ha visto algo sospechoso.
- Silencio. Alguien se aproxima. -Dice Jaen a la vez que saca de su túnica una pequeña espada. Me sorprende que lograra ver algo a la distancia, definitivamente no logro ver más que los escalones a medida que la luz de las antorchas los alcanza.
Hakin me entrega la antorcha y se posa frente a mí, veo las palmas de sus manos chisporrotear. Se escuchan unos pasos y cuando Jaen se disponía a atacar, Drovo emerge de las sombras extendiendo los brazos.
–Aquí están, pensé que estaban perdidos. Tardaron demasiado tiempo y acabe las provisiones de mis bolsillos. Sería bueno salir de tanta bruma, ni siquiera puedo ver mis manos.
– ¿Por qué no traes una antorcha? – Reclama disgustada Jaen.
- Se requería de sigilo para esta misión y soy el mejor en ello. – dice Drovo. Hakin toma de mis manos la antorcha y se acerca a él, le da la antorcha y retomamos el camino.
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Likaha: El reino de los hongos. [Borrador].
ФэнтезиHefrent (Húkefrent bellator mafarkin) es un joven de 23 años que vive en Tierra Verde un apacible pueblo suburbano lleno de naturaleza y comodidad. Después de un evento detonante será acompañado por un grupo de aliados para luchar contra el régimen...