Un corazón en las profundidades

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Pellizco mi pierna con mi mano por cada paso que doy en dirección a Hakin. Viene a mi mente su rostro, sus facciones gruesas y su mirada noble. Es Hakin el de mi historia, lo conozco y sé muy bien que no debo desconfiar de él. Es una completa locura, me detengo un instante, cierro los ojos y digo:

– Escúcheme quien pueda, allí, afuera de mi mente y comprenda que si actuó de forma extraña no soy yo o por lo menos mi yo consciente. Estoy atrapado en un mundo de fantasía. Sujeten mis extremidades mientras logro recuperar la cordura...

– ¿Y... eso cuando lo hago? Supongo que de inmediato.

Siento como alguien sujeta mis brazos y me lanza al suelo, como si me hicieran falta más golpes. Giro la cabeza, es Jaen de pie a mi lado.

– Vaya curiosidad, un humano bastante resistente ¿Cómo evadiste el mal de arbor? O mejor dicho ¿A quién debemos agradecer el favor?

– Jaen, no debemos lastimarlo. Hakin ordeno llevarlo ileso.

Giro la cabeza al otro lado, es Drovo agachado a mi lado sosteniendo un tazón.

– No beberé otro brebaje –digo en tono enfadado mientras me levanto.

– Igual creo que no lo necesitas, perdimos el tiempo pidiéndole el favor a Radicalis.

¿Radicalis? ¿Sera posible aquella coincidencia?

– Fefrent, debes beberlo. De lo contrario dentro de poco no podrás ni siquiera levantarte.

– Es Hefrent, no Fefrent. Te lo agradezco Drovo, pero no lo creo necesario. Llévame con Hakin, por favor, que a decir verdad no tengo idea del camino.

– Perdona, He-frent. Y claro que te llevaremos, Hakin nos pidió escoltarte de vuelta después de que te desahogaras.

Drovo y Jaen me acompañaron hasta aquel lugar desde donde había escapado, no sin antes reírse una y otra vez ante mi petición de ser sometido en caso de locura. Me sentía recorriendo una línea punteada, todo indicaba que mis acciones habían sido previstas y no de una manera mística como sí lo era aquel lugar.

– Quiero dejarte muy en claro mis intenciones pues no es placentero para mi verte enojado –Hakin se acerca a la entrada y me da una palmada en la espalda haciéndome dar un paso hacia delante–.

Ilkene esta sentada, su rostro sereno no refleja aquella tristeza de nuestro primer encuentro, me mira y no despega su vista ni por un segundo.

– Bueno, entonces revélame tus intenciones. No quiero ser más visto como un extraño espécimen– Tomo asiento frente a Ilkene y le devuelvo con mayor intensidad la mirada.

– Quiero que me ayudes a encontrar a tu adaman equivalente, es todo. – Dice Hakin.

– ¿Es todo? Parece que para ustedes es realmente sencillo pasar por encima de mi consentimiento. Y lo peor es que ni siquiera puedo estar molesto, en verdad quería salir de mi encierro. Pero ¿Por qué ahora? ¿Quién es ese tal adaman con el que tanto me confunden?

– Hakin, creo que ya has dicho suficiente de tu parte. No es tu tarea revelarle lo que se me ha encomendado. –Mira a Hakin señalándole con un gesto la puerta para luego mirarme con mayor intensidad–.

Hakin sonríe, luego se dirige a la entrada y sale sin decir nada.

– Acompáñame, te mostrare algo realmente interesante. –Dice Ilkene mientras me señala otra puerta que no había notado hasta aquel momento–.

La puerta conducía a un pequeño pasadizo que desembocaba a la calle. Afuera cientos de adamanes se habían agrupado en circulo.

– No te fijes en ellos, están ocupados recibiendo su alimento. –dijo mientras me indicaba que doblara la esquina–.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2023 ⏰

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Likaha: El reino de los hongos. [Borrador].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora