-¡Aquí hay algo!- Me dijo emocionada Lourdes mientras sostenía el periódico con fuerza en sus manos, al grado de arrugarlo y dejar marcas en el. Se lo arrebate de un tirón y después me senté a su lado.
-Veamos.- Comencé a leer en voz baja y lentamente subiendo de tono. -Se solicita niñera con o sin experiencia, con mucha paciencia y ganas de trabajar. El salario mínimo será de... ¡Madre santa!-
-¿Qué es? ¡Quiero leer!- Lourdes chilló y me empujó. Sostuvo el periódico en lo alto. -¡Wow! Santo cielo... ¿Cómo es posible que puedan pagar tal cantidad de dinero? Olvídalo. ¿Sabes qué? No pierdas el tiempo y marca, ¡Ya!-
Se levantó de la silla de madera y corrió con prisa hacia la cocina. En pocos segundos regresó con un teléfono inalámbrico a la mano y lo aventó hacia mí, por poco golpeándome contra la cabeza. Lo tomé y marqué entusiasmada el número indicado.
-Si consigues el trabajo, reunirás el dinero suficiente como para poder acompañarme a ese concierto de Billie Eilish al que tanto quieres ir. ¿No te mueves por Billie tanto como yo? Eso sería demasiado...-
La interrumpí, golpeándola con una almohada y después le hice una seña para que guardara silencio. Ella solo me fulminó con la mirada.
-No quiero ir a ver a Billie. Prefiero ahorrar para...
Contestaron.
-¿Aló? ¿Quién habla?-
-Umm.- Fue lo primero que salió de mi boca. Había estado tan entusiasmada hace dos segundos. ¿Por qué me estoy muriendo de nervios? Y ¿Por qué olvidé que era o que iba a decir?
-Si esto es una broma, entonces...-
-¡No cuelgue! Perdón.- Sacudí la cabeza. -¿Hablo con la señora Velasco?- Pregunté mientras rascaba mi pierna derecha.-
-Enseguida la atiende.-
Lourdes me miró y comenzó a reír a causa de mi nerviosismo. Le saqué de forma no-amistosa el dedo medio y ella sonrió divertida, sacándome la lengua. Me levanté del sillón y caminé directo hacia el patio delantero, sentándome sobre los escalones blanquecinos de la entrada.
-¿Quién habla?- Preguntó la señora Velasco al otro lado de la línea.
-Mi nombre es Brisa Domínguez. He visto el anuncio en el periódico en el que busca niñera y uh, estoy interesada en el trabajo.- Le dije con el tono más firme que podía conseguir, aunque lo último sonó más como una pregunta que una afirmación.
-Muy bien... ¿Estás ocupada en estos momentos Brisa?-
-¿Eh? Uh, no. No realmente.- Miré hacia el cielo. Extrañamente estaba tan nublado, que podría jurar que llovería toda la tarde. Estábamos a mediados de Agosto en California, por lo cual me parecía tan raro. «Esa es una señal» Me dije.
-¿Podrías venir a mi casa? Quiero hablarte de tus horarios y las demás cosas...-
-¿Me está dando el trabajo?- Pregunté incrédula mientras una sonrisa de oreja a oreja se formaba en mi rostro. -¿Enserio?-
-Solo si aceptas.- Contestó la señora.
-Oh... Por supuesto. Me, me encantaría.-
-Bien. Te daré mi dirección.-
Ella me dio las instrucciones para llegar a su casa y acordamos vernos en media hora. Me volví hacia la casa de Lourdes, le di el teléfono y millones de gracias. La abracé fuertemente y tomé mi bolso, solo para después salir corriendo de ahí. Por fortuna, mi casa quedaba a dos manzanas de distancia, así que tardaría prácticamente nada en llegar.