Capítulo 10

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No pude pegar el ojo en toda la noche. Al día siguiente, en cuanto vi salir el sol, me levanté con pereza y me dirigí hacia el baño. Sentía el cuello engarrotado y los músculos de la espalda dolían. Había pasado toda la noche en vela, en el salón de entretenimientos mirando películas subtituladas y revisando la colección musical, que extrañamente, me agradaba. Miré mi pálido reflejo en el espejo y casi se me sale el corazón. Esperaba sinceramente que el día de ayer, Angie no me hubiera besado con esta pinta de zombi que traía. Aunque sabía que, desde ayer me encontraba en este estado, incluso peor. Y de nuevo, volví a recordar que ella no podía ver mi apariencia, así que no tenía nada por qué preocuparme. Y me sentí mal por pensar eso, una vez más. Mordí mi labio inferior y pensé como podría parecer una persona normal en estos momentos. Nunca había tenido unas ojeras tan grandes. Mi cara estaba tan pálida que me costaba creer que actualmente vivía en California y no en un lugar donde nunca pegaba el sol. Mi cabello estaba tan duro y enredado que daba vergüenza. Pero lo peor, era mi ropa, completamente enlodada y rasguñada. Parecía haber salido de un libro para cazadores. Necesito una estúpida ducha, ya mismo. Me dije a mi misma, encerrándome en el baño y despojándome de mis ropas, dejándolas en un rincón. Giré la perilla de la regadera y el agua comenzó a brotar del grifo. Disfruté cada segundo, hasta que alguien me tomó por la cintura y solté un grito de muerte. El tipo me sujetó con fuerza mientras pataleaba y rasguñaba. Tenía un poco de suerte, ya me habían envuelto con todo y cortina de baño, por lo que me cubría de mi desnudez. Me llevaron arrastrando hacia el corredor y después me aventaron con dureza en el piso. Sollocé.

-¡Dime tu nombre inmediatamente, ladrona!- Limpié mis ojos y miré a la persona. Que en realidad era Angie. Cubrí con mis manos mi pecho y flexioné las piernas para que ella no pudiera ver nada. Pero no es como si sirviera de algo, ya que de todas maneras no podría. Me incorporé, aliviada y la abracé.

-¡Me diste un susto de muerte! Soy solo yo, Brisa.- Le sonreí mientras miraba su cara de confusión, tornándose roja como tomate. -¿No recuerdas que pasé la noche aquí? Claro, como ibas a recordarlo si estabas totalmente ebria...-

-¿Estás desnuda?- Preguntó ella. Recordé que me estaba bañando hace un par de segundos y que después Angie me había sacado a patadas de la ducha. Así que, si, técnicamente estaba desnuda. Me separé de ella después de unos momentos y luego fui yo quien tenía la cara roja. -No.- Mentí. -Me estaba, uh, duchando antes de meterme a la alberca. Traigo ropa.-

-Pues no la sentí.- Dijo ella cretinamente, sonriéndome. Rodé los ojos.

-Con lo que me importa. Como sea, ¿Podrías prestarme una camiseta o lo que sea?-

-¿Para qué?- Preguntó ella, extrañada.

-Bueno, ¿Para qué crees que ocupo ropa? Obviamente no para limpiar el baño, ¿Eh?-

-¿Qué le pasó a tu ropa?-

-Se mojó con la tormenta de ayer. ¿No lo recuerdas?- Le pregunté, esperanzada. Si recordaba la tormenta, probablemente habría una mínima posibilidad de que también recordara el beso y lo que me había dicho.

-No realmente. Creo que bebí de más ayer, cuando te fuiste. Tal sea por eso que me duele la cabeza, ¿Verdad? Sería lo más probable...-

-¿No recuerdas absolutamente nada de lo que hiciste o dijiste ayer? ¿Estás segura?- Le pregunté seriamente mientras temblaba y cerraba las manos en puños. -¿Enserio?-

-Wow. Calmada, ¿Vale? No recuerdo nada. ¿Por qué? ¿Qué fue lo que hice?-

Suspiré. -Nada, nada. Olvídalo. Iré a preparar el desayuno. ¿Quieres algo?

-Cualquier cosa estará bien. Gracias.-

-Vale.- Cretina, estúpida. Si no me gustaras tanto, podría golpearte en estos momentos. Tarada.

Corazón ciego | Brangie G¡P (Adaptación) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora