Ciberacoso, Amor y Sueños [AmeRus]

Capítulo 3

Narrador: 🇺🇸.

Wow la vida en este colegio será más divertida de lo que creí.

Estoy conteniendo mi emoción, al fin logré cruzarme con ese tal Rusia, es, raramente interesante desde mi punto de vista.

Y lo reconozco, estoy cayendo en la tentación de convertirlo en mi mayor objetivo al momento de superar a alguien.

Camino con seguridad por estos pasillos como si lo hubiera hecho toda mi vida y todos voltean a verme, la mayoría con emoción y respeto, otros con curiosidad y un par de envidiosos murmuran mal acerca de mí tratando de manchar mi imagen o simplemente utilizándome para ocultar sus propias inseguridades.

Soy impredecible y siempre estoy a un paso al frente de los demás al parecer, ya me siento el dueño de este lugar.

—Disculpa... ¿Tú eres América?—.

Me llamó tímidamente por mi nombre una dulce voz femenina, haciendo que voltee a verla con intriga pero con una simpática sonrisa.

—El mismo, ¿Y tú eres...?—.

Pregunté esperando que me diga su nombre, parecía ser una linda persona. Era una chica, de cabello lacio y azabache con rasgos asiáticos, portaba una linda sonrisa y un brillo distintivo en sus ojos color rosa, algo baja de estatura.

—¡Japón! O, bueno, Japan en tu idioma si no me equivoco...—.

Me dice con emoción para luego soltar una leve risilla de vergüenza, bastante tierna la verdad.

—Un gusto conocerte, Japan—.

—El gusto es mío, América—.

Permanecimos en una pequeña pausa, parecía que quería decirme algo pero gracias a su actitud tímida no se animaba a pedírmelo.

—Entonces... ¿se te ofrece algo?—.

Cuestiono amablemente, ella niega con su cabeza moviéndola lado a lado.

—No, en realidad, pensaba en que si quieres, puedo mostrarte la escuela y... tal vez podríamos ser amigos si gustas—.

Me propuso lo último en voz baja, con un leve rubor en sus mejillas, la chica es insegura y tímida, al menos al principio, lo estoy notando pero parece ser muy agradable también, no puedo negarme y asiento.

—Claro, no veo por qué no—.

Su mirada dudosa y emocionada me dió a entender que debí aclarar mi respuesta.

—Sería muy amable de tu parte enseñárme la escuela y, no veo por qué no ser amigos, pareces ser simpática—.