El cuerpo del rey.

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-En este lugar fue nuestra primera vez, ¿Recuerdas? -preguntó Kenma, mientras pasaba las yemas de sus dedos por el pecho, ya desnudo, de Kuroo. Las prendas superiores de ambos estaban tiradas a un lado de ellos.

-Sí, y también lo hiciste con esa campesina fea...

-Yo no recuerdo que sea fea...-En ese momento, tuvo que ahogar la voz, ya que la mano del azabache apretó con su mano el bulto pronunciado del menor.

-Tienes razón, era horrenda...-agregó Kuroo para luego depositar su boca sobre la contraria, mientras su mano seguía acariciando el bulto de él de manera sucesiva.- no quiero que pienses en ella para nada...-murmuró por encima de sus labios.

-Hazme sentir mejor que eso, entonces -le desafió el pelilargo; ante esta declaración, Kuroo retiró por completo todas las prendas de la parte inferior del cuerpo de Kenma, y se alejó un poco para contemplar de lejos la escena que proporcionaba la persona con quien se estaba reencontrando, mucho más hermosa de lo que recordaba.

Si bien Kenma no era nada delicado, ya que su cuerpo estaba tonificado por el trabajo forzoso que le proponía su condición social, y no era mucho más bajo de Kuroo, no había nadie más bello ante sus ojos. Estaba cautivado por ese hombre, por su capacidad de liderazgo, su valentía y su carácter; sus ojos aceituna que brillaban ante la noche, su cabello largo y lacio; sus hombros, su clavícula, por las líneas que se generaban en su estomago para darle entrada a su pelvis; todo de él era seductor ante su mirada.

-Mi Kenma, solo mío...-le murmuró, antes de bajar parte suficiente se su pantalón para dejar al descubierto su miembro. Kenma elevó sus piernas por su cuenta, colocando una por encima del hombro de Kuroo, y otra rodeando su cadera; el azabache mojó sus dedos con su propia saliva y rodeó la entrada del menor, para lubricar la zona... colocó la punta de su miembro sobre su entrada, y si bien hubiera querido ser más delicado, lo embistió cual bestia.

-Ven aquí -ordenó Kenma, entrecerrando los ojos, mientras obligaba a Kuroo a bajar su rostro hacia él, para ahogar sus gemidos en sucesivos besos mientras ambos cuerpos se sacudían sobre el pajonal.- Ah, no puedo más -se quejó mientras dejaba caer su espalda y cabeza por completo, llevando ambas manos a cada hombro del azabache para incrustar sus uñas en él.

Kuroo mordió su labio inferior y se incorporó poniéndose de rodillas, sujeto con ambas manos cada lado de las caderas de Kenma para poder profundizar cada uno de los choques que provocaban sus cuerpos.

-Te conozco como nadie -sonrió Kuroo y cambió la velocidad de las embestidas para apuntar a un lugar especifico dentro de Kenma que solo él sabía lo que provocaba en el pelilargo. Fue cuestión de segundos para que ambos acabaran y se dejaran caer uno sobre el otro.- Esto es increíble...-comentó mientras buscaba con su boca la de su amante, dedicado a no dejarla ir hasta que después de que sus labios quedaran hinchados de tanto mordisqueo.

-Kuro...-llamó Kenma entre gemidos, mientras reincorporaba el ritmo de su respiración.- No puedo verte de nuevo...

El rey -kuroken (Kuroo x Kenma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora