Noche de bodas

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-Si que ha sido una tarde alborotada, ¿No cree, mi reina? -preguntó una de las doncellas mientras se encargaba de lavar uno de los hombros de la reciente esposa con un suave pañuelo.

-Lo fue, pero no me llames así. Ustedes son mis únicas amigas, díganme Elizabeth.

-Oh, no podríamos...-comentó otra de las jóvenes, mientras deshacía las largas trenzas que componían el cabello de la reina- No en este castillo, quién sabe que castigo nos impondrían.

-Además, aún no soy reina. Falta la coronación... hoy... tengo que dormir con el rey...

-¿Tiene miedo?

-¡Sí!
-chilló avergonzada- no creo estar lista

-¿Y si se lo dice? Tal vez él la entienda...

-¡Oh, no podría! ¿Y si me delata?

-¡Entonces le diré yo misma! -sentenció una tercera- y si algo paso, puede considerarse un engaño mío, aceptaré cualquier castigo por usted. 

-Tengo que tener un heredero, no las pondré en peligro en un reino desconocido para todas nosotras. Debemos cuidarnos -En ese instante, escucharon que tocaron la puerta. Detrás de ella se oyó a una señora decir "majestad la espera".

Temblorosas, sus damas la prepararon para el lecho, la perfumaron y le colocaron un velo para que ninguno de los sirvientes pueda verla. La acompañaron en la caminata hacia la habitación de majestad, debido a que era deber de ellas esperar afuera hasta que ambos terminaran, como así también era deber de los siervos del rey. Entró a la habitación, y lo primero que notó fue a Kuroo mirando a través de la ventana, con la mirada pérdida.

-Oh, llegaste... -él se sentó al borde de la cama y le indició que fuera a su lado- Estás mucho más silenciosa que hoy, ¿Qué es? Puedes contarme lo que sea.

-No, juro que no es nada...-y si bien ella decía esto, no se atrevió a elevar la mirada. Kuroo le quitó el velo para encontrar sus ojos, pero notó que estos estaban vidriados.

-Me tienes miedo...

-¡No! ¡A usted no, jamás! Es tan bueno conmigo. Todo esto me asusta, fue tan repentino.

-Me agradas -declaró él, con una sonrisa burlona, mientras se ponía de pie- la mayoría de las esposas se aseguran de tener un hijo tan rápido, que no se preocupan por como se sienten. Solo de esa manera están seguras su lugar en el reinado. Eres distinta...-se inclinó ante ella y le depositó un beso en la frente.- diré que estás sangrando, por favor, prepárate para dentro de unas noches, no podré cubrir la mentira durante mucho tiempo.

-¡Majestad, por favor! -ella se dejó de caer de rodillas ante él y tomó su mano para besarla- ¿Cómo podré recompensar todo lo bueno que es usted conmigo?

-¿Recompensar? Eres mi esposa, te cuidaré como a nadie...-aunque ese "nadie", divagó en su mente...sonó a mentira para él mismo, aunque sincero para los otros que oyeran.- Ve a dormir... aprovecharé a pasear por el bosque...

Luego de que ambos se reincorporaran en sus lugares, ella se marchó sin darle explicaciones a nadie, y el servidor más fiel de Kuroo ingresó a la habitación. Antes de que pudiera decir una palabra, él se le adelantó.

-Iremos a la casa de la madre de Kenma, lo ví hoy ante la multitud. Bokuto, piensas ayudarme, ¿no?

-¿Quién más lo haría?

Como amigos de travesuras en la infancia, los dos burlaron la seguridad del palacio, se cubrieron con una capa y fueron hacía los margenes de la ciudad, primero en caballo y luego caminando. Tocaron la puerta de una casucha vieja, de madera y sin ventanas. Una bella mujer abrió la puerta, mientras dos niños detrás de ella preguntaban "quién es, quién es".

-Majestad, oh dios mío...-en ese instante, se inclinó.

-Señora, ¿Volvió Kenma a casa? ¿Dónde está?

-Mi hijo...dónde estará...estuvo aquí esta tarde, sí. Pero solo vino a saludar.

-Necesito encontrarlo, ¿Entiende? 


-Lo meterás en problemas-balbuceó sin querer, dejando que su lado maternal le ganara al racional. Esto, si no fuera porque se trataba solo de Kuroo y Bokuto, podría significar calabolozo.

-Cuida tus palabras -se adelantó el azabache, más para protegerla que para realmente retarla.- Ahora, dime a dónde fue su hijo.

-Estaba con...esos amigos de él... 

Tras esas palabras, Kuroo supo dónde buscar; tenía pocas horas para volver al palacio antes de que alguien fuera a despertarlo.

El rey -kuroken (Kuroo x Kenma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora