Estaba apoyada en una de las columnas de la entrada a la discoteca esperando a mi padre. El camino se me estaba haciendo demasiado largo, habían pasado 40 minutos desde que le había llamado y aún no había ni rastro de él. Me empecé a poner nerviosa y comencé a morder el interior de mi mejilla mientras mi entretenimiento se basaba en pasar de Instagram a Twitter, y viceversa. Un rato después, una ambulancia pasó a toda velocidad por delante de la discoteca, con las sirenas sonando a todo volumen. Siguiéndola, pasó un coche de la policía que se paró justo en frente de la discoteca, espantando a la gente que aún hacía cola para entrar mientras escondían las botellas de alcohol como podían entre sus abrigos. Pensé que esto era normal que pasara en una madrugada de un viernes, ya que las fiestas a veces se van de las manos y requieren orden; seguramente haya habido una pelea dentro de la discoteca. Uno de los agentes se bajó del coche y se dirigió a paso firme hacia donde yo estaba. Me quedé mirándolo perpleja y se me paró justo delante.
— ¿Alexis Hill? — mi corazón dio un vuelco al escuchar mi nombre.
— ¿Si...? Soy yo — dije dubitativa.
— Venimos de parte de tu madre, quien nos ha dado la localización en donde teníamos que recogerte —
— ¿Recogerme?¿A mi? No puede ser, estoy esperando a mi padre que está de camino — dije negando con la cabeza.
— Ese es el tema, señorita Hill. Su padre ha tenido un accidente de tráfico a un kilómetro de aquí — mis oídos comenzaron a pitar. No sé si el agente dijo algo más después de aquello, pero dejé de prestarle atención en cuanto escuché la palabra "accidente". Por un momento pensé que me iba a caer redonda al suelo, mis piernas flaqueaban y veía al agente mirarme con cara de preocupación — su padre ha pasado en la ambulancia que ha pasado por aquí hace cinco minutos, si quiere le llevamos al hospital —
— S-sí, por favor — dije como pude, atragantándoseme las palabras. Subí al coche policial y emprendimos el camino al hospital. Nunca pensé que me subiría a un coche de la policía, y menos aún que esta fuera la razón. El camino duró unos quince minutos hasta que llegamos al hospital y me bajé del coche cuando este aún estaba en movimiento. Me dirigí a toda velocidad a la recepción y me apoyé en el mostrador.
— Buenas noches, vengo a ver a un paciente —
— Claro, jovencita, ¿cómo se llama? — dijo la mujer con una sonrisa en la cara.
— Hill, David Hill, ha llegado no hace mucho —
— ¡Ah, sí! Está en la cuarta planta, sometiéndose a una cirugía de urgencia en estos momentos, pero puedes ir al pasillo de la habitación 253, allí es a donde le llevaran cuando termine —
— Muchas gracias — dije mientras me alejaba del mostrador. Subí a la segunda planta en el ascensor. Cuando se abrieron las puertas, vi a mi madre al fondo del pasillo. Sus ojos conectaron con los míos en cuanto puse el pie fuera del ascensor y me dirigí a ella a toda velocidad, para acabar la marcha colapsando contra ella en un abrazo, soltando las lágrimas que llevaba aguantando desde que estaba fuera de aquella discoteca.
— ¿Q-qué ha pasado?¿C-cómo est-tá? — sollocé.
— Tu padre estaba yendo a por ti cuando de repente se encontró de frente un coche que iba en dirección contraria y le embistió de lleno, creen que era alguien que estaba borracho. Tranquila, ahora está en quirófano y solo nos queda esperar — dijo sujetándome la cara con ambas manos — tu padre puede con todo — me sonrió. Asentí varias veces seguidas, no sé si fue para que ella entendiera que estaba bien o para autoconfirmármelo a mi misma.
Las horas pasaban y se me hacían interminables. Pasé el tiempo sentada en una silla de una sala de espera, cambiando de postura todo el rato e intentando ponerme cómoda como podía. Después de hora y media de incomodidad, me levanté.
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Crashed
Teen FictionCuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Eso se decía a sí misma Alexis Hill cuando se dio cuenta de todo lo que estaba viviendo a partir de la muerte de su padre. Callada, tímida y de quien siempre se esperaba lo mejor, Alexis nunca se esp...