25 de junio de 2021
No me podía creer que hubiese llegado el día en el que podía dejar de lado mis responsabilidades de universitaria y por fin pudiese salir de fiesta por primera vez en meses. Estar en tercero de carrera con un montón de exámenes y de trabajos por entregar no era precisamente lo que yo tenía entendido que era la etapa universitaria. "Será la mejor época de tu vida" me decía la gente. No sé a qué se referían con "la mejor" pero créeme que podría nombrar muchísimas mejores formas de pasar nueve meses del año. Llevaba semanas pensando en este viernes y debatiendo en mi cabeza qué ponerme. Mi angelito del hombro derecho no paraba de repetirme que me pusiera algo con lo que pasara desapercibida, no muy sugerente y con una largura considerable. Mi demonio del hombro izquierdo no estaba muy de acuerdo, pero no le solía hacer mucho caso, por lo que cogí un vestido granate con la largura hasta medio muslo y manga francesa, combinándolo con mi barra de labios granate.— Lexi, date prisa, me está empezando a entrar el hambre y como me siente en la mesa a comer, a esa fiesta yo no te llevo — me gritó mi padre desde la cocina.
— ¡Ya bajo! — dije como pude con el cepillo de dientes en la boca. Me pasé las planchas por el pelo y me hice una pequeña onda al final de cada mechón. Por último, abrí el zapatero y escogí unos botines negros con algo de plataforma para que me dieran un poco de altura y bajé por las escaleras poniéndomelos.
— Un día te vas a matar cayéndote por las escaleras ¡y ya verás que desastre para limpiarlo todo! — dijo mi padre levantando los brazos a modo de exageración.
— Vaya, gracias por preocuparte sobre todo por mi salud en vez de por la alfombra, te quiero papá — dije imitando un tono de voz ofendido y a la vez burlón.Salimos de casa por el garaje y subimos al coche. Esa noche mi padre me tenía que llevar hasta el centro de la ciudad porque los transportes públicos estaban cancelados. Al llegar, me dejó cerca de un semáforo para que pudiera bajar sin obstaculizar el tráfico y me despedí de él con un beso en la mejilla, a lo que él siguió — Estás muy guapa cariño, a veces se me olvida lo mayor que te estás haciendo... Pásatelo bien, ¡pero no demasiado! — respondí entre risas — ¿Cuántas veces te tengo que decir que no me gusta beber alcohol? — según dije esto, me di cuenta de que él se refería al tema de los chicos. No sé si se pensaba que soy algún tipo de chica que liga con todo el mundo, pero me da que el único que piensa que soy guapa es él y porque es mi padre y es su obligación pensar así.
Al bajar del coche, mi mejor amiga Kiara y su novio Matt estaban haciendo cola para entra en la discoteca. Ellos dos son pareja desde hace seis o siete meses y a veces verlos juntos me hacía pensar que yo nunca tendría nada como lo que ellos tenían. Es cierto que su relación era bastante superficial y no sé hasta qué punto se podía considerar que se conocían, pero verles juntos, escuchar a Kiara hablar de él y notar como él la miraba... Te daban ganas de coger al primer chico que te encontraras por la calle y declararte sin ni siquiera conocerle.
Me fui acercando a ellos hasta que llegué a su altura.
— ¡Que ganas tenia de verte fuera de la jodida universidad, Lexi! — dijo Kiara mientras me apretujaba en un fuerte abrazo — Estas muy guapa, pero ¿no crees que te podrías haber puesto algo un poco más... más? —
— Yo creo que estoy bien así, Kiara, no vamos a tener la misma conversación de siempre — dije con un tono cansado.
— Vale cariño, no digo nada, simplemente pienso que con lo buena que estás te podrías sacar mucho más partido. Si el problema es que no tienes nada que ponerte, ya sabes que puedes venir a mi casa y te dejo lo que quieras —
A veces, Kiara es demasiado directa y no entiende que la mayoría de las personas del planeta tierra tienen inseguridades, al contrario que ella. Cada vez que salíamos de fiesta me hacía los mismos comentarios sobre mi ropa, mi peinado, mis zapatos... Sé que no lo hacía con malas intenciones, pero a veces me hacía replantearme si debería haberme quedado en casa.
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Crashed
Teen FictionCuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Eso se decía a sí misma Alexis Hill cuando se dio cuenta de todo lo que estaba viviendo a partir de la muerte de su padre. Callada, tímida y de quien siempre se esperaba lo mejor, Alexis nunca se esp...