El tipo raro de las manos de madera

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— ¿Ya encontraste al nuevo?

La voz del teléfono sonaba grave y áspera, su forma de hablar denotaba autoridad y cualquiera que lo escuchara podría temerle, pero el muchacho con el teléfono público en el oído no parecía inmutarse.

— Aún no. - Se rascó un poco el cuello. — Ni siquiera sé cómo le voy a encontrar.

— No te preocupes. Sabrás cuando lo veas.

— Sensei. Me sigue diciendo eso pero ni siquiera sé cómo se ve. ¿Cómo lo voy a saber?

— Oh, Tomura... - La voz sonó divertida, pero seguía dando esos escalofríos. — Recuerda que cada uno de ellos ha sido diferente. El nuevo casi siempre es muy contrario al anterior, y si se parecen es porque en su vida anterior no pudo cumplir del todo lo que quería. Ese Toshinori Yagi debió creer que cumplió bastante con su misión de vida por como se fue, por lo que es probable que el nuevo sea alguien tímido, con poca carisma y probablemente muy nervioso. Físicamente será imposible reconocerlo pues todos son distintos, pero emocionalmente y mentalmente, sabes lo que estamos buscando.

— Sensei, esto es como buscar una aguja en un pajar. Es alguien entre millones. Ya buscamos en las tribus agua, en los pantanos, y en ciudad república... Dos veces. Y por más que busquemos no lo hemos encontrado. ¿No habían maneras de... Detectarlo? No sé, ¿Cosas de sus vidas pasadas?

La voz al teléfono solo se rió suavemente. El muchacho solo rodó los ojos.

— Aunque tú mismo lo dijiste y es como buscar una aguja en un pajar, creas o no tenemos la ventaja. Ellos no han sabido qué son hasta que es muy tarde. Incluso algunos de los últimos ni siquiera se han realizado como avatares todo gracias a mí. - La voz intimidante suspiró de forma... Soñadora. — Además, tenemos de nuestro lado depredadores en cada esquina de internet, del bajo mundo, de las montañas, de los diferentes países y más. Mantente en contacto con el doctor, será cuestión de tiempo para hallarle.

— O sea que... Ni siquiera debería de hacer nada hasta que el doctor lo encuentre.

— Tomura. No me refiero a eso. - Suspiró otra vez. — De hecho, tengo confianza en que le hallarás antes que el doctor. Solo debes buscar en sus ojos.

— ¿Y qué debo buscar en esos ojos, sensei?

— Esperanza, melancolía, conocimiento, poder... una luz.

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Lo primero que Izuku Midoriya escuchó al despertarse, fue la suave voz cantora de su madre en la cocina, supuso que estaba preparando el desayuno por el olor a pulpo cocido y jugo de lichi.

No esperaba nada de ese día, pero el oír a su madre tan cantora solo lo hizo sonreír, pues cuando Mamá Inko hacía jugo de lichi al cantar, era porque estaba feliz.

Desde que era chiquito

Se enamoró del sol.

Siempre mirándolo estaba

Hasta que él le vio

El sol le oía cantar

Y él más cerca quiso estar.

El muchacho fue al baño, se lavó la cara, se dio unos golpecitos en las mejillas para despertarse mejor (sin mucho éxito), y se fue directamente a la cocina, sin dejar de oír a su madre. Y ahora que escuchaba mejor la letra... No reconocía la canción.

Y el sol tendió sus rayos

A la orilla del mar.

Para que éste se acercase

El Avatar no está muerto (BKDK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora