Capítulo 39: "Supervivencia"

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La cirugía para salvarle la vida a Sachiko Aoshi iba a durar siete horas con veintidós minutos más, ninguno de los médicos iba a descansar hasta acabar el trabajo. El doctor presente, también un semidemonio, había logrado inyectar anti-regenerativo en su sistema antes de la operación. En lo que intentaba que lo regresaran a la operación para ayudar o al menos supervisar, la enfermera lo guiaba hacia la sala de espera:

–Lo lamento, señor, nos dio suficiente información para trabajar. Mi equipo y yo tenemos todo bajo control.

El sujeto se enfadó luego de ver como le cerraron la puerta, mas no tenía autoridad alguna para reclamar, e iba a tener que quedarse en los asientos a unos metros de la puerta principal.

–Que molesta... Bueno, al menos llegué a aplicar la dosis necesaria para evitar la reconstrucción celular por las siguientes horas. Solo queda confiar en el suero del sublíder Raito y que nada falle... –pensó, hasta que se dio cuenta de la ausencia del chico de traje negro.

–Por su preocupación por salvarle la vida a esa niña... no creo que haya ido muy lejos –agregó con su vista y preocupación en lo que podría pasar en la sala quirúrgica.

En cambio, a las afueras de la gran clínica, Hiro observaba con seriedad a la persona que hizo de su vida de secundaria una pesadilla. Pero, en el fondo, estaba tan impresionado como angustiado de que estuviera vivo y aquí, frente a él y sin ningún miedo.

–¿Qué haces aquí, Rokujo? ¿Por qué... vestido así? –le preguntó al sujeto con calma detrás de todo el vendaje. Había recordado que las túnicas de la secta eran de un rojo tinto y que lo que llevaba era una sudadera con capucha.

–Katsuki... Necesito tu ayuda... –aclaró sin alzar la voz, y como si no hubiese rencor entre ellos.

Hiro no bajo la mirada en ningún momento, debido a que la última vez que se topó con uno de los bravucones volvió como un zombie sediento de venganza. Vigiló las esquinas en busca de espías o por el estilo, pero nada, tuvo que contestarle con toda su sinceridad:

–¿Por qué debería creerte o siquiera ayudarte? Tendrías que estar contento por haber hecho de mi vida escolar una miseria.

–P-porque no has oído mi historia. Ese hombre tiene a alguien peligroso en una camilla, será estrenado pronto, eso dijeron. Tenemos que ir mientras esté débil y asesinarlo –clamó el tipo, con un aparente desespero en la voz.

–Entonces, dices que tú... –estuvo por contestar, no en balde, Kano sabía lo que estaba a punto de preguntarle.

–Estuve en el escondite de Komodo norte... Como te d-dije, necesito tu ayuda –aclaró en un tono leve, como si también conversara consigo mismo.


En la actualidad, alejado de los estándares normales del combate sin reglas, esto que presenciaron los adinerados humanos en el estadio de la universidad fue una señal de lo lejos que ha llegado la humanidad para llegar hasta aquí. Llegar a presenciar y convivir con seres de una fuerza de tal magnitud.

Para algunos, fue todo un espectáculo emotivo, en cambio, para el resto era una pequeña fracción del comienzo del Apocalipsis.

–Asombroso, ¿cierto? –susurró el millonario en las gradas al invitado a su costado.

–Si no me confundo, quien golpeó primero fue... –el joven de traje holgado vio una escena que podría ser exageradamente una pintura renacentista.

El puño fantasma chocó contra la nariz y boca de Fudo, y la patada en llamas a penas rozó las narices de Sato, pues fue capaz de esquivarlo. El pirómano estaba en el suelo y parecía que su pierna quería seguir dando lucha inútilmente.

Bloody Claw 2: Ciudad de tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora