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Chan observabá la ropa con estampado de león blanca junto con un gorrito. Jin sonreía detrás suyo contempladolo.

—Creo qué le gustara mucho a bin —lo tomó el pelirrojo observándolo.

—¿Lo crees? ¿El de pingüino no le gustara aún más? —ladeo la sonrisa recordando su obsesión por los pingüinos qué tenía su amigo. —Ahora entiendo porqué te gustaba changbin —Hyunjin frunció el ceño y espero a qué hablara. —Él es un chico muy lindo, amable y tierno ¿Porqué no te fijarías en él? Tú eres igual sólo qué tú eres alfa.

El pelirojo se acercó tomando el rostro de su rubio para qué lo observase, amaba sus ojos, amaba sus grandes labios, la forma de su sonrisa, su cuerpo, su voz pero lo que más amaba eran esas hermosas estrellas qué adornaban su rostro:sus pecas.

Besó sus mejillas . Chan con sus mejillas tornadas carmesí lo alejó tímido, estaban en un lugar público y él mayor no solía ser así con mucha gente viéndolos.

— Arruinaras mi maquillaje, jinnie —mostró sus blancos dientes cubriendo levemente su rostro para intentar ocultarse.

—Amo tanto verte sin maquillaje —hizo puchero para volver a besar sus mejillas. —Amo lo hermoso q eres así sin maquillaje , aunq tú lo odies.

El rubio no lo dudo más y en puntillas abrazo a el pelirrojo, la inseguridad siempre fue un problema en él, su rostro siempre era amargado y molesto porqué se sentía feo y sólo. Cuando conoció a changbin todo cambió, el peliazul siempre fue positivo, qué si su rostro estaba lleno de moretones el sonreía aunque pudiera estar triste y era algo qué al principio le molestaba pero, changbin se encargaba dé ser su felicidad, le recordaba lo lindo que él era, cuánto le gustaban su cara al descubierto y solía abrazarlo siempre cuándo estaban juntos, bin siempre fue él qué lo apoyo en todo, agradecía su amistad. Le había enseñado a sonreír y ver el lado bueno a lo malo, a amarse poco a poco y siempre recordarle a las personas qué quieres cuanto las aprecias porqué no sabes si tuvieron un mal momento y eso les llenará de felicidad y esperanza.

Se separó y con la palma de su mano comenzó a quitar el maquillaje qué lo cubria, si a Hyunjin le gustaban se lo quitaría para él. Jin sonrió eternecido.

—Gracias por escogerme a mí —susurró. Jin lo atrajo en un abrazo y lo aferró tanto a él. —Gracias por amar lo que yo creo imperfecciones.

—Eres mi omega y yo soy tú alfa, nacimos para estar juntos —susurró jin. —Al fin té encontré, mi omega.

Ambos podían sentir emociones grandes inundando su ser, sus cachorros lloraban de amor, su amor era enorme qué pedían desesperadamente estar juntos toda la vida cómo si en otra vida se hubieran prometido encontrarse y amarse cómo la ultima vez.

Se encontraron.

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IN acariciaba el cabello desordenado de MinHo con una sonrisa débil, su piel estaba tornada de amarillo. La mascarilla de oxígeno lo mantenía al tanto de qué su novio se encontrará bien, la maquina daba a conocer qué MinHo seguía ahí.

—Te extraño mucho —mordió su labio inferior soltándo un suspiro. —A veces tengo miedo de qué nunca despiertes. No debiste ir corriendo cómo sí te dijeran qué nunca más me verías. —Lágrimas resbalaron por sus mejillas rebeldemente. — Aunque nos separaran yo siempre te buscaría y sé qué tú también harías lo mismo por mí. Mi corazón se duele y mi omega se siente triste y desconsolado no ha dejado de llorar. —entrelazó su mano con la de él que se mantenía fría.

Se mantuvo unos momentos así y sollozó, odiaba verlo en esa camilla sin poder oír su voz, sin oír su risa, sin escuchar sus quejas, sin escuchar sus pucheros porqué no quiso darle un beso pero lo qué más odiaba no oír era: Te amo, odiaba no escucharlo decirle eso todos los días.

Su teléfono sonó y limpio sus lágrimas sacándolo de su bolsillo viendo el nombre de la señora Lee.

—¿Si?—susurró para salir de la habitación y ir al pasillo a atender la llamada.

—Jeonginie, ¿cómo se encuentra MinHo? —la voz de Hyuna sonaba desanimada pues no había sido capaz de ir a verlo se sentía tan cobarde y con miedo, sentía qué moriría si veía a su único hijo en estado vegetal.

—Él.. —su garganta se contrajo y un nudo se acercó pero, supo pasarlo. —Cada día lo veo más débil, tengo miedo señora Lee. —soltó un sollozo cubriendo su boca qué temblaba mucho.

—Él estará bien, se qué mi hijo es fuerte —dijo con un hilo de voz. —Él tiene qué conocer a su cachorro, necesita a su padre.

—Señora Lee, no diga eso qué sólo me hace llorar más —río limpiando bruscamente sus lágrimas.

Jeongi succiónaba el flujo nasal que quería salir, entró nuevamente a la habitación en silencio pues no quería molestar a MinHo con ruido.

Y lo observó, el mayor se mantenía incorporado mirándolo fijamente; su corazón se aceleró y sus piernas temblaron y su tono de piel se torno pálida.

—¿Innie? —susurró casi inaudible MinHo aún con la máscara de oxígeno.

—¿Jeongi? —sonó del otro lado del teléfono.

Corrió fuera de la habitación con él miedo en todo su cuerpo, no sé esperaba esa sorpresa.

—¡Doctor, Doctor! —grito Jeongi después de salir de la habitación. —¡Enfermera! —llamaba desesperado y en shock.

Los trabajadores entraron a la habitación y él cayó al suelo sin creerlo, su teléfono seguía en contacto con la mayor, lo acercó con las manos temblorosas y sonrió con lágrimas.

—Señora Lee, MinHo despertó —sollozó, había esperado tanto tiempo para éste momento qué sintió poco a poco cómo perdía las esperanzas, no se imaginaba sin MinHo, sin su alfa.

La llamada se corto, lloró y lloró estaba feliz, muy feliz. Las enfermeras y médicos salieron acercándose a él para ayudarlo le dieron el acceso a la habitación confirmando qué él se encontraba estable y sólo había sido un impulso de su cerebro ya qué MinHo se forzó tanto a despertar.

Entró tembloroso creyendo que esto era una alucinación, asomó su cabeza y su castaño al verlo sonrió débilmente extendiendo sus manos.

—No tienes qué tener miedo, aquí estoy —susurró débilmente.

IN corrió sin dudarlo y lo abrazó cómo nunca antes, con miedo de perderlo, con querer estar siempre con él y nunca dejarlo. MinHo le correspondo el abrazo acariciando su nuca y su espalda con una sonrisa.

—Te esperé por seis meses —sollozó Jeongi. —Creí qué nunca te volvería a ver.

— Nunca te dejaría sólo —se alejo tomando su rostro en sus manos. —Extrañaba ver tú rostro, lo único qué podía oír era tú linda voz pidiéndome qué me quedará, di mi mayor esfuerzo por quedarme contigo y aquí estoy. —mordió su labio tembloroso. —No te volveré a dejar solo Jeonginie, nunca más.

Y la habitación se impregnó de féromonas tristes y felices era una combinación qué sólo se sentía fuertemente qué otros alfas y omegas no tolerarian. Su reencuentro había llegado, y nunca volverían a dejarse ni perderse uno al otro.

Nunca jamás.

A Puppy? •°LixbiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora