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Observó fijamente la puerta, hacia días qué no sentía ninguna señal de changbin. Se acercó acariciando la rasposa madera y acercó su mejilla derecha reteniendo el aire esperando escuchar algún ruido o signo de qué el realmente se encontraba bien. No había ruido.

Golpeando levemente la puerta cómo lo había hecho esos días lo llamó pero, no había ninguna respuesta y ella realmente ya se estaba preocupando.

-Voy a entrar. -Esperó respuesta pero no existió ninguna.

Con velocidad y nervios abrió la puerta, todo estaba en su lugar, olfateó pero sólo sintió un pequeño y delicado aroma dulce dando a conocer qué su hijo se encontraba ahí. Sonrió con nostalgia.

Al convertirse en una delta, su vida cambió a un entorno de 360° su lobo se había avergonzado, estaba triste y decepcionado por perder la dignidad. Perdió su olor, el pequeño olor a tierra mojada qué la caracterizaba desapareció, sus celos, todo de ella había desaparecido a su lobo lo creía muerto por el horrible olor a basura qué desprendía de ella, pero cuándo changbin estaba cercas podía sentir su lobo de vez en cuando y tal vez sería por el lazo de madre-hijo.

Se acercó a su cama sentándose en la orilla de ésta con delicadeza tocó el bulto en ella sonriendo desanimada al sentir a changbin.

-¿Otra vez no irás a la escuela? -quitó parte de el cobertor viendo el cabello azulado de su hijo. Sintió cómo un viento dio a su rostro sintiendo unas féromonas extrañas.

-Toda la escuela sabe qué tengo padres Deltas -su voz sonaba ronca. -Comenzaron a insultarme qué creí mejor volver a casa aquél día pero terminé sintiéndome peor. -mordió su labio.

Récordaba el día que regresó a casa.

×××

La puerta de entrada se azotó fuertemente volteando dejando de hacer lo qué estaba haciendo. Changbin respiraba rápidamente recargado en la puerta con curiosidad se acercó observándolo unos segundos.

-¿Changbin? ¿No deberías estar en la escuela?

El mencionado parpadeó rápidamente abriendo y cerrando la boca encontrando las palabras perfectas, posteriormente transcurrido unos segundos rasco su mandíbula.

-No me siento muy bien, creo que me quedaré en mi habitación -sonrió forzosamente.

La castaña se acercó tocando su frente no sintiendo alguna temperatura alta, tampoco sintió qué sudara para pensar en fiebre.

-No tienes fiebre.

-Es mi estómago, es eso. -tomó asiento torpemente en la pequeña mesa qué tenían.

-Debe ser porqué no has comido bien. Justamente hoy hice tú comida favorita -aplaudió emocionada, haciendo a changbin sonreír débilmente. Casí nunca la veía sonreír. -Espera qué te sirvo y después te daré un analgésico para el dolor ¿bien?

El menor asintió suspirando viendo sus manos algo desanimado y algo que Ryunjin no pasó desapercibido pero trató de no preocuparse.

Dejó el plato frente de él y fue a la cocina para seguir haciendo lo demás, el menor comia demasiado despacio y cómo si tratara de tratar forzar de no arrugar su rostro.

Momentos madre-hijo.

-¿Porqué no estás en la escuela? -Eunwoon se acercó a la mesa después de llegar del lugar que hubiese ido. Changbin lo observó mordiendo su labio. -¿Te sientes mal?

El cabello azulado asintió metiendo un poco de comida en su boca, no estaba acostumbrado a vivir de tal forma qué un cariño era algo nuevo.

Ryunjin dejó un plato de comida frente suyo, inmediatamente el mayor al notar un pedazo de plástico en su sopa sonrió sarcástico.

A Puppy? •°LixbiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora