Capitulo 12.

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         Intente persuadir a Christopher de la locura que estaba por cometer mientras limpiábamos el desorden, pero me fue tan bien como si estuviera hablándole a una pared o a un sordo. Al cabo de tres horas teníamos el apartamento medianamente ordenado, aún habían restos de vidrios rotos esparcidos por todo el suelo, estaba tratando de recogerlos cuando el timbre de la puerta sonó.

-Yo atiendo.

        Dijo Chris, incluso antes de que pudiera negarme a su declaración él ya estaba camino a la puerta. Cuando la abrió un Anthony con las manos y brazos llenos al tope de maletas y bolsos esperaba del otro lado. Pero todo lo que cargaba fue a dar al piso con un sonoro estruendo al ver cubierto de sangre a su jefe. Entro sin presentarse ni pedir permiso al apartamento con sus ojos escaneando cada rincón en busca de la amenaza.

-Puedes bajar la guardia Anthony, la amenaza ya paso hace horas. Jones y yo logramos encargarnos del asunto y antes de que preguntes – le detuvo Chris antes de que hablara cuando el pobre hombre elevo su dedo señalando lo obvio del desastre en su ropa.-Esta sangre no pertenece ni a Robert y ni mucho menos a mí. Si no me crees puedes preguntarle aquí a Kat, ella sabe muy bien que no es mía. ¿Verdad Kat?

         El rubor regreso una vez más para torturarme cuando al formular esa pregunta Chris tubo el descaro de voltear su rostro en mi dirección y hacerla con una sonrisa picara dibujada en su hermoso rostro, solo para provocarme. Ante la curiosidad notoria en el rostro del guardaespaldas yo desvié mi mirada cortando la conexión con la de Christopher y me aclare la garganta.

-Si, él dice la verdad. No le pertenece a ellos. Es de mi gato y uno de los intrusos.

-¿Su gato señorita?

-Si.

-Pero si al ingresar al edificio leí un cartel que prohibía estrictamente la tenencia de cualquier animal dentro del edificio.

-Oh, Anthony. Es que te has perdido una de las mejores facetas de mi hermosa novia. Ella sabe como ocultar bien un secreto.

-Pero Anthony me dio un buen argumento del porque no debes quedarte aquí Christopher.

-¿Ah, si? ¿Cuál?

-Que en el edificio no se permiten animales.

       La risa se escapo del pobre hombre pero fue inmediatamente silenciada con una sola mirada de su jefe y con una inclinación de su cabeza a modo de disculpa se retiro a la entrada para recoger las pertenencias de Chris. Las entro dejándolas junto a el pasillo que daba hacia las habitaciones y sin enunciar palabra alguna desapareció por la puerta cerrando tras de si.

-¿Con qué soy un animal he? ¿Te crees graciosa?

Ignore su comentario y continué con lo que estaba haciendo como si nada hubiera pasado.

-Bien, puedes ignorarme si quieres pero eso no cambia el hecho de que estoy aquí y no pienso irme a ninguna parte. Voy a ir a acomodarme en la habitación.

       Otra vez no respondí a su comentario. Estaba segura de que a ese hombre le molestaba ser ignorado y eso solo hacía que mis ganas de hacerlo aumentaran. Mi celular sonó con la canción que había escogido para Ranjit luego de una loca noche en la que asistimos a una fiesta ranchera en el pueblo cuando adolescentes, él se había emborrachado totalmente, pero por suerte era de esos borrachos alegres y fiesteros en lugar de los pesados babosos. Con so sobriedad y prudencia abandonados unas cuatro cervezas atrás, Ran se subió a una cerca haciendo equilibrio como un verdadero gimnasta olímpico, tomo la que en ese momento era su quinta botella de cerveza y la utilizo como micrófono para cantar (o aullar) ¨¨Hoedown Throwdown - Miley Cyrus¨ ya que la noche anterior lo había obligado a ver la película de Hanna Montana al haber perdido una apuesta. La canción se le grabo en la cabeza y esa noche en la que se perdió por completo en el alcohol canto y bailo la canción hasta que tanto ajetreo sobre la cerca hizo que cayera al suelo dando fin a su noche. Pero no antes de que yo tuviera la oportunidad de grabarlo haciendo el ridículo.

¨Contrato por un día.¨ [Completa ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora