Capítulo 07: Soledad.

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Un fin de semana sola. Creo que necesito algo como eso, quizá suene mejor "con mi propia compañía", o como sea que la quieran llamar. A veces es necesaria, encontrarme conmigo misma, buscar qué es lo que yo necesito.
Mi madre irá este fin de semana en un "viaje de negocios", como ella lo llama, pero sé que lo usa para estar con alguien más, la escuché hablando por teléfono con él. Van varias veces que lo hace, pero en este mes sus viajes han sido más frecuentes, por lo que tengo mucho tiempo para compartir conmigo misma. Me dejó un poco de dinero para víveres, lo esencial.
Elena y Antonio quieren venir a verme, ver una película y pedir pizza, pero no pude decirles que no, que necesito un tiempo a solas, Elena es demasiado persuasiva cuando se lo propone, hacen todo un complot.
Hoy solo pienso en qué habría sido de mi vida si mis padres no se hubiesen separado, si ellos aún se amaran y viviera en una familia feliz, completa. No puedo seguir queriendo que ellos estén juntos después de todo lo que he vivido; sus peleas, sus gritos, las veces que yo me sentía culpable por sus peleas... Luego recuerdo que es mejor así, que es más sencillo conseguir permisos y ese tipo de cosas, pero no veo el momento en que mi madre encuentre a alguien que la haga feliz, con quien pueda pasar una vida increíble el resto de sus días. Quizá suene cursi, pero es la verdad, ella necesitará compañía.
Disfruto mucho la soledad, pero hay veces en que prefiero la compañía. Creo que todos necesitamos alguien con quien hablar, con quien disfrutar algunos momentos, el tiempo que podemos ocupar para nosotros mismos es esencialmente necesario porque el silencio es sabio; aclaramos nuestra mente mientras estamos solos. Nos da a entender la razón de nuestra existencia. Para muchos la soledad es estar sin nadie, pero para mi es estar conmigo misma.
En este punto es cuando empiezo a divagar en mi mente mirando el techo de mi habitación. Tengo una costumbre; cada vez que estoy en este tipo de situaciones en las que me siento sentimental, busco citas textuales en Google de algún poeta que entienda o que haya vivido lo que estoy sintiendo, o lo que estoy viviendo, y con la que más identifico es la que escribo en mi techo. Así que en realidad estoy admirando mi mente de cierta forma, así puedo entenderme mejor, o al menos es lo que intento.
Nadie termina de decirnos qué es en realidad la mente humana, cuales son las maravillas que ésta nos muestra, es demasiado compleja y eso la hace interesante. Me siento diferente todos los días, ¿hormonas? Quizá.
Me quedo dormida admirando mi mente.
Al día siguiente despierto a las 12:00 a.m., me pongo mi bata y bajo a desayunar lo más elaborado que sé hacer, cereal con leche. No tengo ganas de nada, ni de cocinar, ni de bañarme, menos de recibir visitas. Me dispongo a arreglar un poco la sala ya que Antonio y Elena no tardan en llegar.
Estaba acomodando unas cosas en un cajón y ¡oh sorpresa! ¡Rachel la manos torpes! Para variar y no perder costumbre tiro el cajón junto con todas las cosas que contenía. Pienso unos segundos en dejarlo ahí y recoger todo mañana, pero tocan la puerta y me doy cuenta de que sigo fachosa con el cabello amarado en un chongo, pantuflas, bata y la cara sin lavar, no puede ser mejor momento.
-¡Hola cariño! -me dice Elena con su peculiar timbre de voz y su ademán con las manos, después una mueca de disgusto al verme.- Creo que alguien olvidó nuestra cita.
-Lo lamento, desperté tarde sin ganas de nada, pero no quise cancelarles. Por cierto, ¡hola chicos! Pasen, están en su casa.-
-Hola Rachel -dice Antonio con tono de desdén y algo adormilado pasando al recibidor.
-Pero ¿qué pasó aquí? -grita Elena viendo el cajón del suelo.
-Se me cayó el cajón, soy una torpe.- digo agachándome para recoger las cosas del cajón.
-No lo eres cariño, déjame ayudarte -dice incándose a un lado de mi. -¿qué es todo esto?
-Solo son fotos viejas y recibos.-
-¿Fotos viejas? ¡Yo quiero ver! Eres demasiado misteriosa, nunca hablas de tu pasado.- dice Antonio uniéndosenos.
-Es cierto, no conocemos casi nada de ti, eso me intriga, eres bastante misteriosa Rachel Russell. -dice Elena mirándome con un tono suspicaz.
-No tengo mucho que contar, son muy pocas fotos y no recuerdo mucho. -les digo cruzándome de brazos. -Además no es algo que me guste contar, digamos que lo reservo para mi, pero pueden preguntar sobre una foto en específico y les diré lo que recuerde, quizá pueda ser entretenido.-
-Seguro cariño, pero quizá debas acicalarte primero.- más directa no puede ser Elena, la adoro.
-Esta bien, regreso en 15 minutos, ni uno más. ¡Que corra tiempo! -gritó subiendo las escaleras para arreglarme.
Después de darme un baño y arreglarme con lo más básico de mi clóset (unos tenis, mi sudadera gris enorme y mis leggins más cómodos) regreso con mis amigos, a quienes encuentro peleándose por el control del televisor.
-¡Dámelo Antonio! -le grita Elena a Antonio mientras le jala el control.
-¡No! Seguro quieres poner esos canales de moda, ¡solo suéltalo! No tarda en empezar el partido de baseball, ¡juegan los Yankees!-
-¡Cállense! ¡Parecen niños pequeños! -grito interviniendo.
-¡Esto es un complot! Yo solo quiero ver el partido, no pido mucho, prometo no hacer ruido, este es el decisivo para pasar a la siguiente temporada. -repela Antonio.
-Esta bien, ¡tenlo! -le arrojo el control.
-Al fin que ni quería, mejor vemos tus fotos Ray -dice Elena acercándose al cajón que ya ha recogido, es demasiado hacendosa, no dudo en que sea excelente ama de casa en un futuro.
-¿Ray? -la miro desconcertada.
-Sí, creo que suena lindo, una abreviación de Rachel, "Ray" -dice haciendo comillas con los dedos.
-Suena a nombre de chico -le responde Antonio sin dejar de mirar la pantalla. -Un momento, de hecho me recuerda al nombre de tu dichoso amor platónico, Ryan. ¿Qué pasó? Creí que le hablarías el día en que te conseguí su número de teléfono.-
-¿Qué le podría decir? "Hola, soy la chica torpe que ayudaste en la cafetería de la secundaria Bach, la tonta que tropezó. Me preguntaba si saldrías conmigo" -le digo en tono irónico.
-¡Esperen! No me entero de nada, ¿quién es Ryan? -dice Elena sentándose a un lado de Antonio en el sofá.
-Un chico que Rachel conoció, se volvió histérica más de una semana solo para saber su nombre -explica Antonio en tono desinteresado.
-Con que un chico, ¿eh?q -Elena hace su mirada suspicaz.
-Ya no interesa. No tengo tiempo para eso, ni ganas. -respondo con desdén.
-Bueno, no se hable mas. Muéstrame las fotos. -menciona Elena regresando al cajón. Toma una foto bastante descuidada -¿quienes son?
-Somos mi padre, mi mamá, mi hermana y yo. Acababa de nacer. -le dije con expresión de añoro.
-¿Hermana? No sabía que tenias una hermana. ¿Cómo se llama? -pregunta Elena con emoción en su rostro.
-Se llama Riley, no nos llevamos mucho, ella se fue a estudiar de intercambio a Europa, no tardará en volver, o eso creo.
-¿Qué edad tiene? Me encantaría conocerla -dice admirando la foto.
-Veintiuno. Quizá regrese casada y con siete hijos -bromeo. Parece que a nadie causa gracia. Mi sentido del humor es pésimo.
-¿Pido la pizza? -grita Antonio desde la cocina. ¿En qué momento se levantó? Parece que no encontró nada de comer en mi refrigerador.
-Seguro. -le respondo.
A Elena me preguntó sobre mi padre, pero evadí su pregunta, parece que entendió que no quería hablar más de ello y no volvió a mencionar más el tema. Nadie sabe por lo que pasé y es mejor si permanece en secreto. Sobre todo lo que somos mi madre y yo.
La pizza llegó media hora mas tarde, ya habíamos ido a rentar la película que íbamos a ver, algo de ciencia ficción, no puse atención al título. Hice rosetas de maíz en el microondas y las serví, mientras Elena y Antonio acomodaron frazadas en el sofá y nos dispusimos a verla.
Al terminar la película platicamos sobre un proyecto que nos encargaron, sobre el amor platónico de Antonio, las taradas de las Jenn, como Elena y yo decidimos llamarlas, y otras tonterías. De repente tocaron la puerta demasiado fuerte y todos nos callamos. Me asomé a la ventana, eran dos tipos enormes con armas en las manos. Me asusté y retrocedí diciéndoles a Antonio y Elena que guardaran silencio.
-¡Abran la puerta! -gritó uno de los hombres desde afuera.
Tomé el teléfono y les indiqué con señas a los chicos que subieran. Escuchamos un disparo y nos tiramos al suelo. Escuchamos la puerta abrirse y salimos corriendo. Nos encerramos en mi recámara mientras llamaba a al policía casi en un susurro. Mi ventana daba a la calle, Antonio nos dijo que si trataban de entrar a la habitación, podríamos salir por ahí, había una enredadera pegada a la pared por donde podríamos descender sin salir heridos. Esperamos a la policía. No se escuchaba que los tipos enormes y armados estuvieran tomado cosas para robarlas o algo similar, buscaban a alguien, o eso es lo que creía.
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AVISO
¡Hola! Lamento no haber subido capítulo, pero subiré un capítulo por semana sin falta, al menos ya tengo listos algunos capítulos, así que tendrán capítulo aquí un poco más seguido😌. En verdad no es mi intención dejar pasar tanto tiempo sin capítulo, pero es cierto, no soy tan dedicada a mis proyectos, debo mejorar eso. En fin, este solo era un aviso y promesa ✋🏼, deben saber que no rompo mis promesas. Me gustaría hacer un YouNow para contestar algunas de sus preguntas, comenten si les interesaría. Para eso tendrían que seguirme en Twitter donde publicaría cuando estuviese en vivo😁.
NO OLVIDEN VOTAR🌟🙏🏼 me harían tan feliz😅❤️.
GRACIAS POR LEER😍.

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