19. Plan N, parte 1.

494 50 9
                                    

Thomas.

Harina, huevos, leche, mantequilla... algo se me olvida.

Harina, huevos, mantequilla, esencia de vainilla.... Sí, definitivamente se me olvida algo.

Harina, huevos, esencia de vainilla, leche... Y MANTEQUILLA. ¿Cómo pude olvidarlo? No sirvo para cocinar, voy a quemar el departamento.

—Luego de mezclar los ingredientes vierte un poco de aceite a tu sartén y-

—Shhhh. —pausé el video—. ¿Cuándo me dijo que buscara una sartén? Mezclar ingredientes y verter aceite al sartén, PERO DE QUE SARTÉN ME HABLA SI NUNCA ME DIJO QUE BUSCARA UNO.

Suspiré y abrí los cajones de la cocina en busca de el idiota sartén, ¿de que sirven los tutoriales si no te dicen que hacer paso a paso?

Cajón uno, vasos y vasos. No hay sartén.

Cajón dos, platos y más platos. No hay sartén.

Cajón tres, cucharas, tenedores, cuchillos y en general cubiertos. No hay sartén.

Un momento, ¿Qué es un sartén exactamente?

—Segundo cajón a tu izquierda.

Levanté mi mirada al escuchar su voz y fruncí el ceño. Debería estar durmiendo.

—¿Qué? —pregunté.

—El sartén está en el segundo cajón a tu izquierda, y no necesitas ponerle aceite, el sartén es antiadherente.

¿Anti que mierda?

—Muchas gracias, Aurora. Ahora vete, A DORMIR. —crucé mis brazos.

—¿Y dejar que quemes la cocina? No soy tan pendeja.

Dejé caer mis brazos a los lados en forma de rendición y seguí con la búsqueda del sartén antiadereso, la señora del tutorial nunca dijo nada de eso.

—¿Desde hace cuanto estas ahí? —interrogué echándole una mirada.

—Desde que peleabas en silencio con la licuadora. —se acercó.

—No quería prender, era imposible de usar.

—No quería prender porque no estaba enchufada. —levantó el cable de la licuadora y lo enrolló para después guardarlo.

—AQUÍ ESTÁ. —levanté la sartén y por la mini risita que salió de Aurora pude suponer que esa cosa no era la sartén.

—Esa es para huevos, no para pancakes.

—Pero aun así sirve... ¿no?

Sonreí con un poco de esperanza, pero Aurora negó y se acercó para quitármela de las manos.

—Ve y siéntate, yo termino de cocinar. —sonrió.

—Se supone que el desayuno es para ti, yo puedo hacerlo.

—Lo que tu puede hacer es ir a sentarte, yo termino.

—No. —le arrebaté la cosa de las manos—. Tu tienes que ir a ponerte una ropa más acorde a lo que vamos a hacer.

Su expresión cambió a una de confusión notablemente.

—¿Y que vamos a hacer exactamente? —entrecerró los ojos.

—Es sorpresa, ve y ponte algo decente. —la empujé hacia su habitación.

—Pero si no me dices a donde vamos no podré-

Le di un corto beso y al separarme le acomodé un cabello detrás de la oreja.

—No me dijiste buenos días. —susurré.

—Buenos...días, supongo. —susurró.

—Buenos días, —sonreí—. Ahora ve a cambiarte, pequitas. —puse mis manos en su cintura dándole una vuelta y la empujé hasta la puerta de su habitación.

—¿Pequitas? Ese apodo no me gusta.

—Tienes media hora, pequitas. —la evité cerrándole la puerta en la cara y caminando hacia la cocina.

Si soy sincero no se de donde vino pequitas, pero si no le gusta entonces lo usaré.

°°°

Los pancakes fueron una de las cosas más complejas que he hecho en mi vida, pero puedo decir que lo hice.

Terminé de acomodar el cuello de mi camisa en el espejo del baño y suspiré, Aurora hace diez minutos había superado la media hora que le di. Alcancé a cambiarme de ropa y buscar algo que sirviera como bebida para el desayuno y nada que salía.

Suspiré y me acerqué a la puerta de Aurora para darle tres golpes.

—UN MINUTO. —gritó.

—YA TE DI MÁS DE DIEZ, ¿QUÉ TANTO HACES AHÍ?

Creo que cabe aclarar que solo quería colmarle la paciencia, ¿está bien?

Me acomodé en la puerta y me enderecé al sentir movimiento en esta, me giré y la vi. Los malditos casi cincuenta minutos valieron la pena, se ve hermosa. Siempre se ve hermosa.

—¿Ya terminaste de preparar los pancakes? —preguntó sacándome del trance en el que había entrado y pude notar el sonrojo en sus mejillas, amo cuando se sonroja.

—Claro que sí.

Me aparté de la puerta y dejé que viera la mesa, la había organizado un poco y había-

—SON MARGARITAS.

Como iba diciendo, había un ramo de margaritas en el centro. Son su flor favorita.

Dirigí mi mirada a ella y su sonrisa era gigante, sus mejillas seguían con ese ligero rubor y sus ojos brillaban. Voy a besarla.

Cuando iba decidido a darle un beso pude sentir el impacto de nuestros labios y sus brazos alrededor de mi cuello, instintivamente dirigí los míos a su cintura y le seguí gustoso. Se me había adelantado.

Al separarnos le sonreí y la guie hacia la mesa.

El día apenas empezaba y ya el plan estaba yendo de maravilla.



Nota de la autora:

HOLAAAAAAA

¡FELIZ AÑO NUEVO! 

Cortito, pero bonito.

Se que les gustan los caps cortos así que tomen este como regalito de reyes adelantado <3

Esta semana tmb he estado re ocupada pq se viene mi cumpleeeee (10 de Enero jiji) 

¿Les gustó?

Thomas es un idiota en la cocina y lo amamos.

No los conozco y ya los quiero, chao <3

Nuestro LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora