Se separaron por falta de aire, realmente la situación estaba estaba prendiéndose cual fuego, pero no podían evitarlo, habían pasado mucho tiempo reprimiendo las ganas de tocarse y cuando finalmente cedieron a ese deseo, ya no tenían la fuerza de voluntad suficiente para resistirse.
Vicente decidió que nada en el mundo podía igualarse a Natalia. Cuando un hombre pasaba las señales de advertencia que ella emitía, descubría las muchas capas que la convertían en la mujer que era y los regalos que podía ofrecer a un hombre como él, un hombre que estuviera dispuesto a llevarla al borde del placer, un hombre que pudiera adorarla tal y como ella se merecía.
—De verdad tenemos que conversar —volvió a hablar Natalia, con la voz ahogada por la falta de aire debido al beso que acababan de compartir.
Natalia bajó de su regazo y se sentó al otro lado del sofá, poniendo una distancia prudente para poder dirigirse a él sin querer lanzarse a sus brazos. Cómo podía ser aquel hombre tan adictivo.
—Bien, empiezo yo —dijo acomodándose el cabello—. Hay que hablar de nuestros hijos —suspiró.
Vicente la miró sin entender muy bien hacia donde se dirigía.
—No quiero lastimarlos con todo esto, Chente —soltó por fin.
—¿Por qué lastimaríamos a nuestros hijos con nuestra relación? —dijo sugerente.
Natalia le arqueó una ceja y le sonrió con picardía—: ¿Nuestra relación?
Vicente bajó la mirada sonrojado, no supo en qué momento había dicho eso, pero le sonó en su cabeza tan natural y no lo pensó antes de soltarlo. Quería todo con ella, todo. Para él era algo nuevo sentir tanto en tan poco tiempo y más sabiendo que ya se había enamorado de su esposa.
—Benja estaba en mi habitación llorando, Chente —murmuró Natalia retomando el tema y dejando lo del título de lo que tenían para después—. No sé qué le pasó, él solo estaba sentado en mi cama y cuando me vio siguió llorando, no hizo el intento de comunicarse conmigo —dijo angustiada.
—Eso sí que está raro —posó una de sus manos en su mentón dando la impresión de estar pensando algo—. ¿Dice que en su habitación?
Natalia asintió—: no sé porqué iría justo ahí.
—La terapeuta de mi chamaco ha dicho que usted para él es alguien muy importante y la ve como un lugar seguro —Natalia sonrió enternecida y notó como él había dejado de tutearla, pero no dijo nada, al igual que ella, ese paso tenían que darlo sin forzarlo.
—Nada me hace más feliz que ayudarlo —lo miró—, pero no sé porqué estaba tan alterado. Y eso me llevó a pensar en los cambios que ha pasado y yo no quiero que vaya a retroceder cuando sepa de esto —señaló a los dos.
Vicente no pudo ocultar la mirada de amor que le brindó, aquella mujer era irreal ante sus ojos, no podía creer que la estuviese tan cerca y que ella lo quisiera de alguna manera. Que se preocupara de esa manera por su hijo solo lo hizo entender algo que llevaba tiempo sin reconocer.
La amaba.
—Yo no creo que esto le haga mal. El Benja desde que usted llegó aquí la quiso mucho —susurró—, siempre la vio con cariño y, bueno, usted misma vio como él insistió en que se quedara.
Natalia le sonrió divertida—: Sí, cuando usted me quiso echar y él lo impidió —le pinchó.
Vicente la miró perplejo, para luego bajar el rostro mientras sus mejillas se teñían de rojo recordando el momento en donde había sido un completo insensible desconsiderado. Cuando volvió a subir la cabeza para decirle lo mucho que lo sentía, Natalia lo interrumpió.
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Mi Destino Es Amarte | Vinalia
FanfictionNatalia y Vicente emprenderán la aventura de unir sus vidas tras comprender que está en su destino amarse.