El Zorro y El Dragón XII

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Coronas y Cadenas.

Capitulo 12


La ceremonia empezó puntual, aunque breve fue algo hermoso, las costumbres reales en bodas múltiples dictaban que la pareja con el menor título nobiliario era la que se casaba primero, así, Kaminari y Jirou, dijeron los votos matrimoniales y fue el rey Endeavor en persona quien realizo ambas uniones.

Como les había dicho antes, la posición de Kaminari ya no era la de un aldeano común, era el Protector del Príncipe Shoto, eso lo catapulto casi a la nobleza, así que no fue extraño que tanto él como Jirou, recibieran unas delicadas pero finas coronas plata sobre sus cabezas, marcando su estatus en la corte.

Después dieron paso a la ceremonia de Touya y Shigaraki, la cual fue similar, pero ellos recibieron las coronas de los príncipes, un par de coronas de soberbio acabado que desde hacía siglos se usaban en bodas reales de algún príncipe de la casa real Todoroki, las mismas que hubieran portado Shoto y Momo de haberse casado.


Lo más significativo fue cuando el rey Endeavor corono a Shigaraki.


-Con este aceite sagrado, yo, el rey Endeavor de la real casa Todoroki, te unjo a ti, Shigaraki, como la princesa consorte de mi hijo, el príncipe Touya. Con esta corona te renombro como la Princesa Shigaraki Todoroki, futura madre del rey de este imperio.


Ya no había duda alguna, tal como lo dijo Hawks, Shigaraki ya tendría por siempre la protección de los títulos de la realeza.

Aunque fuera una bruja, todo el mundo sabía que desde su infancia Shigaraki había rechazado a su pueblo, más bien, al rey de las brujas y si, de inicio lo vieron como la mala influencia que había hecho que el príncipe Touya abandonara sus obligaciones en el palacio y se comportara como un vagabundo errante, ahora aplaudían el hecho de que, gracias a esa bruja, el rebelde príncipe, por fin, acataba las normativas reales.

Y así en menos tiempo de lo que todos esperaban, la ceremonia nupcial termino, no acontecido como en bodas pasadas, donde se elevaban canticos por coros, o donde las damas y caballeros lucían elegantes vestidos, tampoco habría la danza nupcial en el salón con músicos tocando refinadas piezas como se acostumbraba, después de la ceremonia habría un modesto banquete y nada más, eso pasa cuando el amor ocurre en tiempo de guerra.

Kirishima estaba nervioso, Bakugou se había perdido aquello, tal vez se entretuvo de más cambiando a sus hijos y se quedó hasta atrás para no interrumpir.


-¡Kaminari! ¡Amigo, felicidades! ¡Jirou! ¡Estoy tan feliz por vivir este momento! Por cierto, cuándo hagas tarta de manzana ¿me guardas una rebanada? -Dijo un feliz y sonriente Kirishima abrazando a Kaminari.

-¡Claro que sí! Ya me conto Kaminari de sus tardes comiendo en el bosque. ¿Y tus bebes? ¿Y Bakugou? No los veo. ¿Dónde están?

-No sé, Bakugou debió retrasarse, espero que no se vaya a molestar por haberse perdido la boda. Iré a buscarlos.


Los buscó entre los invitados y no los vio, empezaba a sentirse ansioso, tal vez algo había pasado, al no encontrarlos, decidió regresar a su habitación, cuando llego vio a los 4 guardias apostados en sus puertas, sintió alivio en su corazón, ya que ellos eran la nueva sombra de Bakugou y de sus bebes, a donde fueran estaban ahí, que estuvieran en guardia aun frente a su habitación, solo significaba una sola cosa.

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