El Zorro y El Dragón XIV

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Cenizas al viento

Capitulo 14


Kirishima tras ordenarles a Shoto y a Kaminari alejarse del camino, entro con paso firme al castillo de la princesa Momo, todo el coraje que sentía por el secuestro de Bakugou lo había estado conteniendo y controlando de la mejor manera que podía, pero el pensar que su amado zorro estaba prisionero, la manera tan vil en la que lo habían apartado de su lado, imaginándoselo solo y viviendo maltratos en alguna sucia mazmorra, hizo que su cuerpo entero empezará a emanar llamas cortas pero poderosas, impidiendo que cualquiera se aproximará a él.

Su andar era seguido a distancia por el rey Endeavor y todos los demás, aunque notaron algo de inmediato, por el grado de abandono que presentaba el lugar en general, se notaba que nadie había estado ahí en mucho tiempo.

-¿Dónde están todos? -Se atrevió a preguntar Hawks, temiendo mucho que todo aquello se tratara de una emboscada y nadie estuviera habitando aquel castillo.

Si lo analizan, sería el plan perfecto. Hacerles creer a todos que Momo y Bakugou estaban en un lugar, cuando ya habían sido trasladados a otro y una vez todos los enemigos reunidos en un mismo sitio; atacar.

Aun con esa sospecha, los soldados empezaron a recorrer todo el palacio, buscando de habitación en habitación a la princesa Momo, a Bakugou y al resto de personas, pero no estaban por ningún lado.

Hasta que llegaron al gran salón de la princesa, Kirishima abrió las puertas de par en par y logro verlo, Bakugou estaba ahí, aunque se sonrieron por unos segundos, la hermosa sonrisa de Kirishima desapareció al entender el horror de aquella escena, que era por demás digna del rey de las brujas.

Bakugou, Momo y sus guardianes, algunas sirvientas, el comandante Iida y varios de sus hombres estaban de rodillas viendo hacia la puerta, sus brazos extendidos y sobre sus espaldas recaía por una pesada tabla de madera que encadenaban sus manos, todos portando el collar pero esta vez tenía una cadena y el tiránico villano, sentado con una pose amenazante en el asiento de la princesa, sujetando todas las cadenas con una sola mano.

Como si fueran sus perros y él su fiero amo y señor.


-¡Bakugou! - Kirishima corrió hacia su zorro, pero se detuvo al ver que no solo el grillete de Bakugou se encendía como piedra al rojo vivo, sino que todos empezaban a gemir y llorar de dolor.


Kirishima estaba a metro escaso de distancia de su amado, se puso de rodillas frente a él y extendió su mano con la firme intención de acariciar su hermoso rostro cubierto con lágrimas, pero el rey de las brujas tiro de la cadena del zorro con fuerza, enviándole el mensaje al dragón que no lo tocara.


-¡Rey de las brujas, libéralos! -Grito el rey Endeavor enérgico y lleno de rabia, aunque nadie se atrevió a avanzar.

-Que falta de modales rey Endeavor. No puedes llegar así y gritarme de esa manera. Mucho menos... -Interrumpió sus palabras para nuevamente generar aquella magia que provocaba un dolor impresionante a todos. -...cuando yo tengo el control aquí. Debo agradecer a la princesa Momo y al zorro por ofrecerme su sangre, no es sangre de dragón, pero me fue útil.

Ciertamente la magia del rey de las brujas se restableció en cierta manera, pero él siempre había querido más y más.

-¿Qué es lo que quieres para que liberes a mi hija y a todos? ¿Dime cual es tú precio? ¡Yo lo pagaré! -Pregunto desesperado el rey Yaoyorozu.

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