Capítulo 11

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Severus estaba molesto, de hecho muy molesto. Sus padres le habían obligado  a usar una pequeña túnica negra que le dificultaba sus movimientos con sus manitos, se enredaba en la capa y terminaba tratando de salir de el enredo que se había hecho a si mismo. También se le dificultaba gatear o caminar porque se tropezaba y caía al suelo. Estuvo así toda la tarde  hasta que en una ocasión se cayo y golpeó su cabeza contra la mesa, ahí sus padres se dieron cuenta que no era buena idea ponerle a un bebé una pequeña túnica negra. Así que para desgracia de Snape decidieron colocarle un buzo con una serpiente en el, un pantalón azul y zapatitos negros. Ah, y una campera de color rojo con un león en el.  Severus estuvo listo a partir de las cuatro de la tarde, pero cada vez el bebé estaba más de mal humor, sus encías le dolían y lo hacían quejarse cada vez más seguido, el anillo de dentincion no ayuda mucho o por mucho tiempo la verdad. En un ocasión en la que el bebé estaba en la mitad de la sala sentado en la alfombra y llorando de dolor, Minerva optó por llevarlo hasta la cocina y sentaron en su sillita alta, Snape la miro confundido

— es hora de merendar — dijo la bruja feliz

Snape no tenía hambre y negó con la cabeza. Minerva coloco un plato de frutas bien frías frente  a su hijo

— estaba frías Severus. Te ayudarán con tus encías — comento Mcgonagall mientras agarraba una frutilla y se la daba al bebé. Snape abrió su boquita y comió la fruta, era verdad estaba bien fría y sus encías se lo agradecían mucho. Comió un poco más feliz de no sentir dolor la menos por un rato. Minerva  observaba como su hijo comía, recordó como siempre quiso tener un bebé pero su trabajo no se lo permita, no tenía casi tiempo para dedicarle a una pareja y menos a un bebé. Cuando Severus llegó  a Hogwarts siempre le llamó la atención,  a pesar de que no estaba en su casa, cuando se enteró de la situación en la que vivía decidió que ella se haría cargo del niño, realmente le había tomado bastante cariño a Severus  y no quería dejarlo solo y con personas que no conociera como su familia. Volvió a la realidad cuando noto que algo le golpeaba la cara, vio como su hijo la miraba con el ceño fruncido

— Severus que pasa ?— pregunto mientras agarraba el pedacito de manzana y se lo comía

Severus señalo al suelo y su madre lo dejo allí pero no por mucho tiempo. Snape volvió a sentir el dolor de encía y se quejó, Minerva lo miro con empatía, la puerta de las habitaciones se abrieron revelando a un Albus muy feliz, o con exceso de dulces tal vez

— mi muchacho, estás listo?— dijo Dumbledore con una mirada cariñosa

— no— dijo lloroso Snape

— ha estado muy dolorido — señaló Mcgonagall— no creo que este para una fiesta Albus —

— no te preocupes . Seguro que si se distrae en algo se olvidará de su dolor — señaló Albus recogiendo al niño

Los tres se dirigieron  hacia la oficina de Mcgonagall donde una vez dentro Snape pudo a ver al personal de Hogwarts esperándolo ahí, de forma extraña se sintió avergonzado y escondió su cabecita en el pecho de su padre, esto causó que algunos profesores exclamaron un "aww"

— feliz cumplemes Severus — exclamó Pomona

Severus le lanzó una mirada furiosa a su compañera pero no surgió efecto alguno.

— que no es mi cumpleaños mujer. Y mucho menos mi cumplemes " penso Severus

Una música salio de la nada y los adultos alli comenzaron a hablar entre ellos. Severus por su parte estaba en el suelo sentado no haciendo nada, es que de hecho no tenía nada que hacer, las fiestas hechas para bebes siempre eran para los adultos, ellos querían una fiesta, no los bebés. Miro el lugar y noto que en una mesa había una poción, no identifico cual era y esto llamó su atención. Gateo hasta el escritorio y llego hasta la silla, con ayuda de esta se logró parar, y con otro poco de dificultad se subió  a silla, cuando casi estaba por agarrar la poción Minerva se dio cuenta y corrió hacia el

Pequeño MurciélagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora