Capitulo 3

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Harry me mostró en el camino la carta que le envió el Ministerio:

Estimado Señor Potter:

Hemos recibido la información de que un hechizo levitatorio ha sido usado en su lugar de residencia esta misma noche a las nueve y doce minutos.

Como usted sabe, a los magos menores de edad no se les permite realizar conjuros fuera del recinto escolar y reincidir en el uso de la magia podría acarrearle la expulsión del colegio (Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad, 1875, artículo tercero).

Asimismo le recordamos que se considera falta grave realizar cualquier actividad mágica que entrañe un riesgo de ser advertida por miembros de la comunidad no mágica o muggles (Sección decimotercera de la Confederación Internacional del Estatuto del Secreto de los Brujos).

¡Que disfrute de unas buenas vacaciones!

Afectuosamente,

Mafalda Hopkirk
Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia
Ministerio de Magia

– Varias  personas del departamento lo comentan.-- mencionó papá

– ¿Trabaja en el ministerio señor Weasley?.-- preguntó harry 

—Trabaja en el Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles..-- interrumpí mientras abría mi rana de chocolate

—¿El qué?

—Se trata de cosas que han sido fabricadas por los muggles pero que alguien las encanta, y que terminan de nuevo en una casa o una tienda muggle. Por ejemplo, el año pasado murió una bruja vieja, y vendieron su juego de té a un anticuario. Una mujer muggle lo compró, se lo llevó a su casa e intentó servir el té a sus amigos. Fue una pesadilla. Tuve que trabajar horas extras durante varías semanas..-- respondió mi padre 

—¿Qué ocurrió?

—Pues que la tetera se volvió loca y arrojó un chorro de té hirviendo por toda la sala, y un hombre terminó en el hospital con las tenacillas para coger los terrones de azúcar aferradas a la nariz. Perkins, y yo tuvimos que hacer encantamientos para borrarles la memoria y otros trucos para que no se acordaran de nada.

Me rei imaginandome tal escena

– Llegamos.-- interrumpi de nuevo – Bienvenido a nuestro Dulce hogar o como nos gusta decirle «La Madriguera».

Mire mi adorada casa la cual  tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por magia. Sin embargo eso no le quitaba el encanto.

– Venganza que haces.-- dije viendo a una de las gallinas picotean las botas 

– Ron les pone nombre.-- escuche susurrar a papá

– Claro se encariña con ellas como con Rayito.-- interrumpieron los gemelos

De donde salieron

– Shhhhhsss su madre dijo que no hablariamos de eso jamás.-- regaño papá

Entramos a la casa mientras los gemelos le contaban en secreto la historia de rayito a Harry.

– Mamá.-- la salude al entrar. Ella se encontraba leyendo uno de los libros de su reciente amor platónico Gilderoy Lockart

—Ya llegaron.-- exclamo.-- Me alegro de verte, Harry, cielo

– Nosotros no somos tu cielo– dijeron los gemelos ofendidos

– Silencio ustedes dos todavía no olvido que quemaron el vestido de Ginny .-- luego con voz dulce se dirigió a Harry.--  Pasa a desayunar

Tiene doble personalidad o algo

Mamá se encaminó hacia la cocina y de ella trajo un plato con ocho salchichas fritas y un vaso grande de jugo.

– Aquí tienes cariño.

– Gracias señora Weasley

– ¿Y el mío?.-- pregunte al ver que no traía más platos

– Tomaste desayuno ya Ron.-- Lo mire con tristeza

– Pero tengo hambre

Ella me miro con desacuerdo.-- Te comiste dos platos 

– Pero….

– Pero nada aun sigues castigado así que ve a alimentar a las gallinas.-- me quede sentado

– Ahora.-- di un suspiro

– Todo yo todo yo.-- dije mientras me dirigía al corral

Soy Ron weasley II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora