Iba caminando hacia mi casa. Era un caluroso día de agosto y en el trabajo me tocó atender las mesas de la terraza, que para los turistas es muy llamativa por que está cerca de la orilla del mar con sillones y zona chill out.
Pero para mí es un infierno, la arena ardía, los pulverizadores de agua en vez de refrescar me crean sensación de una piel pegajosa, sumando a ella el sudor. Además de soportar clientes pasados de copas y exigentes, que piensan que eres su sirvienta personal.Tras unos minutos que se me hicieron eternos logré llegar, mis padres tenían la comida y la mesa lista para cenar.
Pasé de largo para meterme en el baño.
-¿No vas a comer? - pronunció mi padre desde el pasillo.
No respondí, solo quería tener un minuto de paz, estaba de mal humor y preferí no pagarlo con ellos.
Tras preparar el baño, elegir una playlist que me gustase y encender alguna que otra vela para crear ambiente, me desvestí, tenía los pies hinchados y doloridos incluso la cabeza me pesaba del cansancio.
Me metí rápidamente a la bañera, lo necesitaba.
Sonaba Cherry de Lana del Rey de fondo, cerré mis ojos y me hundí en ella, esperé unos segundos antes de salir para soltar todo el aire en un grito el cual no se escuchó gracias al agua.Me agota pensar que voy a estar el siguiente año en esta ciudad, sin mis amigos, estudiando por estudiar, trabajando para ayudar con algunos gastos de casa y sin hacer lo que realmente me apetece.
Siento que estoy atrapada en la monotonía, todo parece estar planeado; levantarme temprano para limpiar la casa (mis padres a penas tienen tiempo), desayunar lo de siempre, vestirme e ir a trabajar ~eso incluye aguantar a algún que otro cliente baboso que se cree que el dinero perdona su mala educación~, volver a casa y encerrarme en mi misma. A veces los fin de semana puedo salir con mis amigos o dedicar mi tiempo a dibujar, lo que agradezco.
Varias lágrimas brotan de mi ojos sin control.
Entre el sonido de la música se escuchó como tocaron en la puerta.
— Cloé hija, nosotros vamos a descansar ya, te he dejado la comida en la cocina— dijo mi madre.
— Descansa — contesté intentado ocultar mi llanto.
Y funcionó, por que subió las escaleras. Salí ya envuelta en una toalla hacia la cocina, tenía bastante hambre después de todo.
Mi padre hizo lo único que le sale bien, patatas con carne en salsa, he de confesar que es de mis platos favoritos. Lo terminé rápido y fui a mi cuarto a prepararme, esta noche había quedado con Amanda para empezar el día de mi cumpleaños con ella. Es mi mejor amiga desde que en primero de secundaria repitió y se sentó a mi lado, cogimos confianza en poco tiempo y nos convertimos en algo imprescindible para la otra. Tenemos costumbre de estar todo el día de nuestro cumpleaños juntas.
Recuerdo que el año pasado cumplió ella sus veinte, fuimos al centro de la cuidad a un pub del cual nos acabaron echando por que Amanda vomitó en la pista de baile. Además tuvimos que volver andando a nuestras casas por que no habían taxis, pero igual la pasé bien.
Me ha dicho que tiene algo especial para hoy. Tampoco me pensé mucho el atuendo, es más, ella me ha prestado el vestido y zapatos. Era de un color negro brillante, tenia la espalda escotada, la parte de delante estaba atada al cuello en una sencilla y pequeña lazada, los zapatos eran de un tacón fino con el cual no se andar del todo bien.
Recibí el mensaje de que estaba esperando fuera, bajé sin despertar a mis padres con los tacones en mano, antes de salir cogí mi bolso y las llaves. Me acerqué al coche de Amanda la cual estaba sonriendo a través del cristal, entré y soltó un grito de emoción. Ella es todo lo contrario a mí, no se avergüenza de nada, siempre está sonriendo y haciendo a los demás reír, tiene mucha confianza en ella.
— ¿Está preparada mi morena para esta noche? — empezó a conducir.
— Estoy algo cansada, pero necesito salir — me acomodé en el asiento — ¿Dónde me llevas? Espero que lejos de aquí.
Ella sólo asintió y subió el volumen a la radio. No esta muy por la labor de hablar hoy por lo que parece.
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Mi Destino
Teen FictionEs el 20 cumpleaños de Cloé, después de una fiesta en el barrio pijo de su ciudad conoce a gente a la cual estará ligada en un futuro próximo. No sabe lo que se le avecina.