Capitulo 6

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Seguíamos juntos, no se si era por la mezcla del alcohol con la María o por qué decidí dejarme llevar sin más, pero no me pareció mala idea lo que acababa de hacer.

— Debería volver, Amanda se preguntará por qué no estoy de fiesta con ella — me puse en pie.

 — Yo también  — se rascó la nuca e imitó el gesto.

Lo dejé allí y fui hacia el baile de nuevo, no me resultó difícil encontrar a mi amiga, estaba en el centro bailando junto a Pía, me acerqué a ellas y me uní.

Por un instante estaba fuera de mi rutina y vida perfectamente planeada, me sentí libre. No pensé en nada solo me movía al ritmo de la música.
Vi pasar a Alessandro sus ojos evitaron los míos, fue extraño, acabamos de hacerlo prácticamente y ahora ni me dirige la mirada, decidí no darle importancia al fin y al cabo no me debe nada, pero me resultó raro.

El resto de la noche la pasé junto a Amanda, Helena y Pía, Dante no se separó de la barra y de una camarera en especial. Me dolían los pies de tanto bailar, la cabeza por el ruido de la música y estaba cansada.

— Amanda — le dije al oído — ¿sabes que hora es? 

— Las 5am — dijo mirando el reloj de su muñeca. — ¿te quieres ir ya?

— Si, ¿puedes conducir al final? — seguía sin hacerme gracia lo de quedarme a dormir aquí.

— No, y además me apetece quedarme más tiempo con Pía — puso un puchero.

Giré los ojos, me apetecía tanto irme a mi cama, debería haber cogido  mi coche.

— ¿Y dónde puedo dormir ahora? 

— Pía me dijo que en la planta de arriba, en cualquier habitación que esté libre — se encogió de hombros.

Me despedí de ellas con la mano y fui hacia las escaleras del interior. Me siento un poco incómoda por el hecho de llegar y apropiarme de una habitación por que sí, pero el cansancio y el sueño se han apoderado de mí y no tengo otra opción.

Ya en el segundo piso se perdía el ruido del jardín, mis oídos lo agradecieron, me encendí un cigarro mientras andaba por el largo pasillo. Las puertas estaban casi todas cerradas por dentro era obvio el por qué, habían prendas de ropa, vasos y botellas por el suelo, me da pena quién tenga que limpiar esto mañana...

Mis esperanzas por encontrar un cuarto libre en esta planta se iban apagando hasta que justo al final del pasillo vi una puerta medio abierta, casi fui corriendo de la emoción, asomé la cabeza al interior para asegurarme de que no hubiera nadie y tuve suerte. Entré y cerré detrás de mí, era un dormitorio amplio con decoración un poco simple, en las paredes no había casi nada colgado a excepción de un monopatín, parece una habitación de invitados sin más.

Me tumbé en la cama y desabroché el vestido como pude, lo tiré a un lado y me cubrí con las sábanas, seguido me dormí automáticamente. 

Al  largo rato me despertó el sonido de la puerta, por desgracia no tengo el sueño profundo. Maldecí por lo bajo y me giré para encarar a quien me había despertado.

— ¿Qué haces en mi cama? — dijo él.

Alessandro, me froté los ojos, debe ser una broma.

— No sabía que era tuya, no encontraba otro sitio dónde dormir — me incorporé. — me voy si quieres.

Noté que me miró el torso, mierda, no me acordaba de que estaba sin ropa, rápidamente coloqué de nuevo la sabana sobre mí. Me sonrojé y a la vez me intimidó sentir su mirada tan fija.

— Es igual, no creo que queden muchos sitios libres y sin gente follando — se acercó al borde de la cama — debería de darte una camiseta ¿no?

Asentí como una tonta, él dio media vuelta y se esfumó por la puerta, a los pocos minutos apareció con una en las manos. Deberá tener un vestidor a parte, como buen niño rico, reí en mi interior.

— Toma ponte esta.

Me la pasó en el aire y me la puse al momento. La situación me puso nerviosa, lo que menos esperaba era terminar en la cama del tío con el que he follado hace unas horas y que apenas conozco.

Se quitó su ropa y la dejó en el suelo, mi mirada viajó por su cuerpo, se tumbó al otro lado.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? — necesitaba quitarme esta duda.

— Según — soltó.

— Bueno, te la voy a hacer igualmente — vacilé — ¿me has estado evitando después de... de eso?

— No, sólo que estaba dentro y no en el jardín, además te fuiste sin más y pensé que no querías saber nada más de mí. — resopló.

— A veces suelo ser un poco borde, pero lo hago sin intención — me tumbé finalmente.

Me alivió escuchar eso, no suelo acostarme con gente que no conozca, tuve algo de miedo a ser usada sin más.

— Me gustaría conocerte más — dijo de repente. 

Un cosquilleo recorrió mi cuerpo.

— Lo iremos viendo — sonreí y cerré mis ojos de nuevo.

Ahí se quedó la conversación, no escuché nada más por su parte por que el sueño me invadió.

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2022 ⏰

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