14|No sé que hacer

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Jack caminaba con nerviosismo a la casa de su mejor amigo.
Sabía que en esos momentos era el único en quien podía confiar.

No podía hablar con Astrid pues además de que ella se daría cuenta de la esencia de su "padre" (aunque él no pudiera detectarlo sabía que lo tenía impregnado en sí mismo por la cercanía de éste), estaba seguro que ella lo iría a enfrentar provocando una pelea y no quería más problemas respecto a eso. No quería meter a nadie más en problemas.

Se preguntó una y otra vez si hacia lo correcto o no al decirle a alguien que aquel sujeto había estado escondido en su propia casa. Era riesgoso, pero necesitaba decirle a alguien lo que había pasado, no podía mantener todos esos sentimientos dentro suyo ni un momento más.

Al fin llegó a la casa de Eugene, suspiró y tocó la puerta. Esperó unos segundos hasta que esta se abrió.

-Hey Jack, hola -saludó el castaño con una sonrisa, sólo eso fue suficiente para hacer que el peliblanco se decidiera a hablar.. pero no pudo..

Comenzó a llorar aferrándose con fuerza a su mejor amigo quién no sabía lo que pasaba, pero aún así le devolvió el abrazo y lo dejó llorar en su hombro el tiempo que fuera necesario para sacar todo ese sentimiento. Después de todo, para eso estaban los amigos.

Minutos después pasaron a la habitación del castaño para hablar sobre lo que pasaba con el peliblanco.

Eugene no podía dar crédito a todo lo que Jack le contaba. Cada una de las cosas que había estado guardando desde la tarde anterior cuando "su padre" le había explicado el origen de Elsa y la supuesta maldición que cayó sobre ellos después de su llegada a casa.

No pudo evitar volver a abrazar con fuerza a su amigo queriendo darle algún consuelo ante aquel dolor que sentía. Pues ahora sabían la razón por la cual Emma había sido asesinada.

Elsa se separó suavemente de aquel beso, abrió sus ojos y sonrió apenada

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Elsa se separó suavemente de aquel beso, abrió sus ojos y sonrió apenada.
Hipo soltó un suspiro y sonrió a medias para después abrir sus ojos.

Aquel beso dulce había dicho todo y nada a la vez. Estaba claro que ambos sentían lo mismo, pero no sabían con exactitud que era lo que sentían en esos momentos.

-Perdona.. no sé que pasó, yo.. -su voz salió como un suave murmullo sintiendo el rubor volver a sus mejillas. En definitiva ese día se había sonrojado más que en toda su vida..

-Oye, no hace falta que lo expliques. -le interrumpió con suavidad y frotó su nariz con la de ella -Te había dicho que no hacía falta una excusa para que me des un beso..

-Una cosa es un beso en la mejilla y otra cosa es un beso en los labios -susurró apenada

-Y ninguno me molesta si vienen de ti -murmuró y dejó un beso fugaz en sus labios haciéndola reír nerviosa

Su celular volvió a sonar y está vez si respondió, alejándose ligeramente de la chica.
Como había pensado, llamaba para saber en qué punto del lago deberían verse. Se pusieron de acuerdo y la llamada terminó.

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