Free as a bird

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Caminando con finos tacones rojos y prendas de ropa extremadamente costosa, una pelirroja de nombre  Marie, caminaba de un lado a otro en el cuarto de baño esperando por el resultado de aquella maldita prueba de embarazo. Su esposo, Asmodeo, había estado tratando de convencer durante muchos meses a aquella chica de tener un bebé, cosa que no le había agradado para nada, ella quería crecer para sí misma y ampliar sus conocimientos, quería sentirse más preparada y madura para enfrentar una nueva etapa en su vida, una etapa que requería de mucha responsabilidad y cuidado, sin mencionar que aún estaba luchando contra su multimillonaria familia, quienes la habían puesto entre la espada y la pared algunos años atrás al decirle que debía desposar al joven de la familia Hell para poder heredar su fortuna. Ella no lo amaba pero adquirir su herencia era una necesidad para independizarse, por ello, debía contraer matrimonio lo antes posible.

Marie solía pasar mucho tiempo sola, muchas veces sobrepensando las situaciones difíciles de su vida, escribiendo sobre sus más profundos y salvajes deseos en su libreta y leyendo en alguna biblioteca o en algún café, debido a que aquel hombre siempre estaba fuera del país en algunos viajes de "negocios" aunque Marie sabía perfectamente que el castaño se había enredado con algunas prostitutas en cada uno de sus viajes, Asmodeo subestimaba a su esposa, gran error, pues Marie tenía muchos contactos en el mundo de los negocios por su emprendimiento de carne envasada, gracias a esos aliados se enteraba de cada uno de los movimientos de su esposo.

Desde muy joven, la pelirroja había tenido sus preferencias sexuales claras y aunque incluyera hombres en sus intereses, prefería salir con chicas de vez en cuando ya que tenía una mejor química con mujeres como ella, otro punto para negarse a tener un bebé con aquel hombre, al final de cuentas, ya había heredado su fortuna y Asmodeo empezaba a ser una carga para la pelirroja, quien era tratada como a un objeto cada vez que al castaño le daba la gana. A pesar de sus repetidas negaciones a tener una familia, una noche cuando Asmodeo arribó de uno de sus tantos viajes, decidió tomar a su esposa a cualquier precio, incluso cuando ella se sentía indispuesta aquella noche, el castaño había tomado la decisión de someter a Marie a sus caprichos ya que su familia estaba casi en la quiebra y un heredero era su única salvación y opción para aferrarse a la riqueza de los Edwards.

Marie se encontraba recostada en la cama, durmiendo, luego de haber bebido una taza de té de jazmín para dormir, tenía un severo dolor de cabeza y creyó que despertaría al día siguiente sin aquella molestia, lo que ella no sabía es que su esposo se aprovecharía de la situación para  tomarla de una forma bastante denigrante y repulsiva desde cualquier punto de vista, pues empezó a penetrarla sin protección alguna cuando esta aún se encontraba durmiendo plácidamente sobre la cama.

Actualmente aquella historia trágica era solo un recuerdo amargo para la pelirroja, aquel día, la prueba de embarazo había salido con un resultado negativo y su esposo no podría volver a tratarla de esa forma, su frío cuerpo ya se encontraba completamente oculto del mundo exterior y de su familia, quienes creían firmemente que el castaño aún se encontraba en uno de sus viajes pues Asmodeo no se molestó en avisar a nadie que ya había regresado a casa.

— Es mejor ser temido que amado... — Leyó la pelirroja en voz alta con un pequeño toque de amargura al recordar todo lo vivido mientras llevaba uno de sus pálidos dedos a sus labios para humedecerlo levemente y cambiar la página de su libro favorito, Alicia en el país de las maravillas.

Había leído aquel escrito unos cientos de veces a lo largo de su vida y fué algo que repercutió en ella, una y otra vez, fué por eso que decidió tomar cartas en el asunto en cuanto a su, ahora, frío esposo, la reina de corazones fué su mayor inspiración, debía ser firme y cruel con sus enemigos, debía hacer justicia con sus propias manos, hacerlos perder la cabeza, tal y como la había perdido ella y robar sus corazones, después de todo, sin corazón las personas no sienten nada y si arrancaba sus corazones desde sus entrañas, ellos tampoco sentirían repudio u odio hacia ella, una solución algo sangrienta pero muy placentera para la pelirroja.

Cuando terminó de leer aquel escrito, quitó lentamente sus lentes de lectura y los depositó en la pequeña mesa de mármol que se encontraba en plena sala, bajo el candelabro, ella se encontraba recostada en el gran sofá rojo, lugar que se había convertido en su cama desde la noche en la que asesinó a su esposo después de haber sido amenazada por él al no quedar embarazada.

— ¡No, yo no tenía la culpa de eso! Asmodeo era un bueno para nada — exclamó al recordar lo que aquel castaño había hecho con ella mientras negaba con la cabeza.

Seguidamente se levantó de aquel cómodo sofá y descalza, se dirigió hacia un aparador negro, ubicado al otro lado de la sala, en dónde tomó un pequeño cofre de madera tallada con un candado de oro. Buscó la llave, con algo de desesperación, en los bolsillos de su elegante abrigo negro y luego de un par de segundos sonrió de forma macabra al encontrar lo que buscaba, se apresuró a abrir el cofre que emanaba un aroma a metal que solía hacerla enardecer, un aroma impregnante que podría ser reconocido por cualquier persona en el mundo.

En aquel cofre yacía el corazón de Asmodeo completamente bañado en la sangre de este, tal y como lo deseaba, lo había conseguido, obtuvo el corazón de la persona que más la había lastimado y de alguna manera esto la hacia sentir superior a él, al final de guerra ella había ganado y nadie podría detenerla ahora.

— ¿Se supone que me amabas con esta cosa sin gracia? — cuestionó la pelirroja mientras tomaba el corazón en sus manos para estrujarlo con una sonrisa triunfante y dejaba caer el cofre al fino piso de mármol blanco de la sala.

Ella no esperaba ninguna clase de respuesta al hacer tal cuestionamiento pero el silencio la hacía recordar que su esposo no podría responder ya que estaba muerto y que ella finalmente era libre, libre como un pájaro.

Queen Of HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora