7. Celos

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Capítulo siete.

Aquel grito recorrió todo mi cuerpo, una  sensación extraña hizo separarme de Sofía, la misma queda un poco sonrojaba por lo que acababa de pasar.

Es idea mía o ella no escucho el grito de Mónica.

¿Sabés que Mónica nos esta observando?—pregunté señalando con mi dedo donde se encontraba la rubia.

—¡¿Dónde?!.

La chica voltea hacía donde apuntaba mi dedo, al girar nuevamente su rostro tornó de rojizo a pálido, eso me confirmaba que no había escuchado semejante chillido.

—Sofía esto no va contigo, mi problema es con Dan—comentó mi amiga cruzada de brazos.

—¡Danny no te muevas, dame unos minutos!—comentaba la rubia marchándose hacía la casa.

No se porque le hice caso a Mónica, claro esta que no sabía que era lo que ella pretendía, tuviera que haber corrido en su momento pero me quede esperando por la indignada.

—Danny, ¿no entiendo los motivos de su enojo?—preguntó la trigueña con cierta duda.

La verdad si sabía, estaba molesta conmigo porque yo le gusto, o al menos eso me confesó aquella tarde en el gimnasio, sin embargo le deje las cosas bien claras que eramos solo amigos.

—No tengo idea—le mentía a la chica que me robo un beso.

—Hablaré con ella...—¡No!—no deje que terminara de hablar Sofía.

Si ella habla con Mónica se pondría la situación más turbia de lo que esta y no quiero correr ese riesgo—me pongo en pose de gran pensador, tarde o temprano lo descubrirá.

Hey, rubio, Danny—chasquea los dedos Sofi.

Doy un pequeño salto, mi cuerpo había quedó paralizado, si no es por ella me hubiera quedado horas pensado.

—¿En que piensas?—pregunto gruñendo la ceja.

—Ah.....en los hermosas que estas—otra vez le mentía a mi compañera de clases.

—Awww que lindo—se disponía a darme un abrazo.

—¡No pongas tus sucias manos en ella!—logré escuchar esas palabras que provenían de la mansión.

—Ahora que quieres Mónica, Mon....¡¿Qué!?, ¿Qué cojones haces con un bate de béisbol?—pregunté mientras observaba como mi amiga se acercaba con un bate.

—¡Iba a darte una golpiza por sin vergüenza!, pero cambié de idea, te romperé los dientes para ver si cambias tu lenguaje—nunca la había notado tan enfadada, tanto que estaba dispuesta a propinarme una golpiza.

—Me pareces tan sexy con ese bate, ¿te hacés la ruda porque quieres o para impresionarme?—pregunté sarcásticamente.

Cada palabra que salía de mi boca enfurecía más todavía a mi mejor amiga, en otra etapa de mi vida hubiera corrido por mi vida, sin embargo seguía allí, parado en frente de ella buscando el insulto fácil.

—¡Danny no me retes!—me gritó la rubia.

Sofía por su parte seguía a mi lado sin saber que ocurría, pero al parecer no le daba mucha importancia, se lo tomaba con humor, se reía de los celos de mi amiga.

—¿Sigo esperando?, o me vas a golpear ya—pongo las manos en mi cintura.

Mis dos síndrome salen a la luz cuando me encuentro en peligro o cuando me pongo furioso y esta vez no fue la excepción, aunque Mon no significaba una gran amenaza mi cuerpo lo tomó como riesgo.

—Dan disculpa, realmente no pretendía hacerte daño, solo quería intimidarte, aunque más me intimidan tus ojos—me comentaba Mónica.

—Sabía que no serias capaz de golpearme, soy muy importante para ti, tanto que soy....—me quede callado buscando intrigar a la rubia.

—Shhh silencio Dan—me respondía la chica de pelo rizado con ciertos nervios.

—Tu mejor amigo, ese soy—las cuervas de mis labios se inclinaron para arriba, dejando a la vista una sonrisa malvada.

—Sofía te acompañó a tu casa, no te dejaré sola, voy a subir a buscar las llaves del auto, dame unos minutos—hablé.

—Ok, me quedaré esperándote aquí y así me pongo al día con Mónica.

Las dos chicas se quedan en el jardín conversando, corría el riesgo de que Mon le comentará a la trigueña lo que había pasado una tarde en el gimnasio de mi casa, pero a ella no le convenía que lo contará porque si lo hacia ella me perdería para siempre.

Desde la ventana de mi habitación notaba como las jóvenes hablaban y se reían, parecía que se conocieran de toda una vida, también pude apreciar que había una gran comunicación entre mi mejor amiga y la ama de llaves la señorita Honitaki.

Aunque sea multimillonario me gusta vestir sencillo, tengo una habitacion que es exclusivamente para mi ropa, mi armario esta conformado por dos colores, blanco y negro, detesto los colores llamativos.

Me decidí a ponerme un pantalón negro ajustado a mi cuerpo, un abrigo del mismo color y unas zapatillas altas blancas, un reloj sencillo, el cual me regalo mi papá.

Echó un pequeño vistazo y las jóvenes no se encontraban en el lugar que estaban antes. Salgo de mi cuarto con destino al ascensor, sin embargo cambio de idea y me dirigió a la habitación de Honitaki para preguntarle si sabía donde se encontraban las dos jóvenes.

Toc, toc—toco la puerta.

—Honi, ¿estás?, puedo pasar?

Nadie responde.

Bajo las escaleras en busca de las jóvenes, si  como escucharon, jóvenes, Honitaki aunque se la sirvienta de casa tiene 22 añitos, me encantó esa japonesa desde la primera vez que la vi, una de mis fantasías sexual es follarmela en mi avión privando, pero bueno en ese momento me importaba más encontrarlas a ellas tres.

—¿Hay alguien en esta casa?—pregunté en busca de respuesta.

Un profundo silencio se lograba escuchar por toda la mansión, eso me confirmaba que no había nadie.

¿Dónde estarán?.

La Historia De Dan (En Proceso).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora