Capítulo ocho.
Mi casa parecía una casa de brujas, un silencio incómodo rondaba por los pasillos, mis padres trabajando, las tres chicas que se encontraban en la mansión no aparecían.
Pudieran estar en cualquier parte, la mansión es muy grande—ese pensamiento estremecía todo mi cuerpo.
Me dispongo a buscar a los jóvenes por todo la casa, sin embargo a la distancia siento una música agradable, el sonido de la melodía me llevó justamente afuera de la casa.
Escuchando mejor la canción logro ubicar su paradero, provenía del parque acuático ubicado en la parte de atrás de mi residencia.
Las chicas se encontraban en ropa interior riendo y chapoteando en el agua, se lanzaban desde los tranpolines, subían a lo más alto y con acrobacias se lanzaban hacía la enorme piscina.
Podía describir el cuerpo de aquellas jóvenes sin dificultad alguna.
Mónica: sus rasgos son la de una diosa griega, su piel blanca combinaba genial con su pelo rubio rizado, su cuerpo estaba en perfecto estado, eso y combinado con sus pechos duros y redondos me llamaban mucho la atención, ni que hablar de ese trasero que sobresalía la lencería rojo pasión que llevaba puesto, había soñado ya unas cuantas veces con su rostro de ángel.
Sofía: es la más delgada de las tres, un pelo negro ondeaba por su espalda, desde el primer momento que la conocí note su piel hidratada, no se si es así natural o si tiene trucos para mantenerla en perfecto estado, a mi opinión combino su ropa interior con sus ojos negros, los pechos eran más pequeños al igual que sus glúteos, sin embargo por su estatura de 1.63 metros aproximadamente era toda una diosa. Con su rostro podía enamorar a cualquier chico, es una mezcla entre nena buena y diabla.
Honitaki: por sus rasgos asiáticos era mi fantasía sexual cada noche, tan solo por ser japonesa la quería en mi cama. Su figura atlética dejaba a simple vista unos pechos medianos, su cintura me trasladaba a las modelos de revistas, esas con cinturas perfectas para modelar en ropa erótica, su trasero mediano junto con esa lencería fue la causa de que me quedara como un niño pequeño babeando.
A decir verdad las tres muchachas me atraían mucho, sin embargo alguien me dijo" no te puede gustar tres personas a la misma vez", ¿porqué no?, ¿porque lo dices tú?, ignorando aquellas palabras que me dijo mi madre una tarde seguí observando como bailaban las chicas al ritmo de ColdPlay.
Me encontraba sentado en un mueble con mi nombre tallado en los pone brazos, el mismo tiene recreado los colores de la bandera alemana, negro,rojo y amarillo, me sentaba en el con mis piernas cruzadas esperando a algunas de ellas se dieran cuenta que las estaba mirando.
Dejaré que se diviertan—pensé mientras sacaba de mi bolsillo el móvil.
Divago un poco por las redes sociales, ni me inmute en abrir instragram, para que quiero ver chicas en ropa interior si tengo tres a simple vista, por lo que me decido a leer algunos libros virtuales.
A través de mi ventana—Adriana Godoy.
Todo lector cuando experimenta con un género diferente al cual no esta acostumbrado siente un poco de rechazo, sin embargo mientras más leía, más quedaba fascinado por la manera en que se expresa la escritora, sus palabras hacían que viajara en el tiempo, me sentía dentro de la historia aunque estuviera sentado en mi sillón favorito.
—¡Godoy eres maravilosa!—grité de emoción.
Las muchachas ni me escucharon por la música a todo volumen, seguían tarareando y bailando al ritmo de la canción.
Mi reloj marcaba las 7:30 pm, por eso decido apagar la musica desde mi móvil. Con mi iPad controlo toda la casa, mi sistema operativo esta conectado directamente a los servidores de la mansión, por eso tengo absceso a puertas, ventanas, luces, cámaras de seguridad, a todo lo que sea tecnología.
—¿Quién apago la música?—preguntó Sofía dudosa.
—Fui yo—respondí de forma seca.
Las chicas al notar mi presencia se sonrojan al mismo tiempo, nunca se hubieran imaginado que yo estuviera todo este tiempo allí, viéndolas bailar.
—¿Llegaste ahora o llevas mucho tiempo hay?—preguntaba la rubia recogiendo su ropa del suelo.
—Llevo un rato observando lo bellas que se ven bailando juntas.
Las mejillas de Honitaki ya no sabía que más color mostrarme, al parecer se sentía avergonzada por el hecho de que esta en ropa interior al frente de su patrón, ósea yo.
Si me quedo de frente a ellas pueden sentir más vergüenza.
Por eso decido darme la vuelta, así buscaba calmar un poco los nervios de la japonesa.
—Sofía te quiero ver en la puerta de la casa en cinco minutos, ni un minutos más, ni uno menos—comenté. Empecé a caminar rumbo al garaje.
—Si Danny—puede escuchar esas palabras antes de marcharme del lugar donde se encontraban las jóvenes.
—¿Estará molesto?—preguntó la trigueña secándose el pelo con una toalla.
—No estoy segura, pero de todos modos hablaré con él—respondió Mónica poniéndose el uniforme escolar.
—Esperó que esto no influya en mi trabajo,¡DIOS QUE PENA!, me siento súper avergonzada con mi pequeño jefe.
—Tranquila guapa, hablaré con Danny, no creo que este molesto por nuestra pequeña fiestesita—se ríe la rubia.
—Gracias, gracias, gracias—agradecía Honitaki.
Justamente cuando llego a la puerta de casa con mi coche automático estaba la trigueña esperándome.
—Eres puntual— hablé mirando el reloj de la pantalla del auto.
Me bajo de mi auto para abrirle la puerta a mi compañera de clase, lo cual ella me agrede el gesto lanzándome un beso.
Empiezo a conducir y antes de salir de la residencia me pregunta.
—¿Te gusta Mónica?.
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La Historia De Dan (En Proceso).
Aléatoire¿Se puede ser Ángel y Demonio a la misma vez ?....pues yo soy un poco de los dos. Me llamo Danny pero todos me dices Dan, nací en Alemania sin embargo estoy viviendo actualmente en España, bueno ....de países en países, no tengo reglas, si yo quiero...