¿¿Esposo De Remplazo??

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Ambos chicos se encontraban en la sala del humilde departamento, uno al lado del otro mientras admiraban la hermosa decoración que Inko se había esforzado en poner en toda la casa por la llegada de la nueva inquilina.

—Entonces... déjeme ver si en verdad entiendo, ¿estabas triste por qué este sería el año en el que yo hubiera entrado a la preparatoria y en vez de llevarme y pedirle que volviera o que tú fueras a los Estados Unidos, decidiste tomar bajo tu custodia una niña quien no tenía los recursos para tener su estancia en la UA?— Inko ni siquiera quería mirar a Izuku a los ojos, estaba segura que tenía la misma mirada que cuando a los 11 años le dijo que su padre no volvería, por qué el tenía una media hermana y solo el podía cuidarla, pero después de un suspiro largo, se armó de valor y levanto su mirada para ver la radiante sonrisa de su hijo, una que nunca pensó volver a ver, después de haberlo enviado a USA contra su voluntad y obligarlo a convivir, con ese lado de su familia —Mamá eres increíble, estoy seguro que no existe una persona más buena que tú en la faz de la tierra y por eso te amo—

Inko soltó lágrimas de felicidad mientras veía a su hijo con una sonrisa aún más grande —¿N-no estás enojado?— Inko aún estaba insegura, pues a pesar de conocer a su hijo, las personas pueden cambiar bastante en 2 años.

—Claro que no, bastante sorprendido diría yo, esto es mejor de lo que imaginaba, por un momento pensé que tendría otra hermana la cuál me había ocultado durante todo este tiempo, pero me alegro de que solo quieras ayudar a las personas a cumplir sus sueños, eres increíble mamá y no me cansaré de decirlo nunca— Izuku se levantó y fue directo a abrazar a su madre.

—¡I-Izuku!, N-no hagas ese tipo de bromas, te juro que no son graciosas— la peliverde mayor lloro un poco en su pecho y le dijo lo mucho que lo ama y lo mucho que lo extraño en estos 2 años de ausencia.

Ochako por su lado veía este reencuentro con una pequeña lágrima traicionera bajando por su mejilla y estaba feliz de que pudiera quedarse en el hogar de los Midoriya,  Inko le dijo que no tuviera ninguna preocupación, pues podrían acondicionar el cuarto de invitados inmediatamente, pero no por eso debería perder la educación, por lo que se levantó e hizo una reverencia a 90° exactos —Muchas gracias de nuevo por la oportunidad de estar aquí, le prometo que no la decepcionaré Señora Inko y espero que podamos llevarnos bien, Midoriya— levanto la cabeza junto a una de sus mejores sonrisas, estaba feliz y no podía ocultarlo.

—Oh vamos pequeña, ven aquí, ya eres parte de la familia— Inko le hizo señas para que se uniera al abrazo y aunque al principio no estaba muy segura, conforme se acercó a ellos, sintió el calor y el amor de su propia familia dentro de está, por lo que se dejó llevar y se fundió en el abrazo de la nueva familia Midoriya, después de 5 minutos la peliverde mayor fue la primera en separarse del abrazo —Muy bien, basta de dramas, tomen un baño y escojan ropa cómoda, iremos a comer a casa de mi mi mejor amiga— Después de pensarlo un momento Inko mito a Izuku, el cual tenía una expresión incomoda cosa que fue morada por la castaña, pero decidió no entrometerse.

—Oh lo siento cariño, si no quieres ir puedo llamar a Mitsuki y cancelar, prepararé Katsudon y después podemos ver películas mientras comemos mochis— la peliverde le guiño el ojo a la castaña, pues hablando con su madre, descubrió la pequeña gran fascinación de está por los dulces japoneses.

—No te preocupes má, todo quedó en el pasado, estoy seguro de que las cosas irán bien, aparte la tía Mitsuki me colgará de el balcón si se entera que llegue y se me ocurrió no ir a saludarla— Izuku hizo su típico gesto de rascarse la nuca algo nervioso, pero está vez había algo diferente en el, pues esa sonrisa no era la misma que ponía antes, esta era más segura y menos falsa y a Inko le encantaba.

Adopta un futuro HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora