𝑶𝒄𝒉𝒐.

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Antes de poder despertar recordé a mi madre. Una mujer trabajadora con un gran corazón y sin duda la persona con más voluntad que tuve el honor de conocer.

A pesar de que tuve varios hermanos siendo una familia grande siempre tuvo la atención en cada uno de nosotros. De manera irónica los menores fueron independizándose más rápido a tal punto que solo quedé con Nezuko y nuestro padre.

Esos días fueron difíciles. Había un vacío más grande desde que mamá ya no se encontraba tampoco.

Supuse que debido a su fallecimiento hizo que la familia de cierta manera se rompiera. Ella siempre fue quien mantuvo cierta unión. 

No podía dejar a Nezuko, fue una de las que más le afectó la pronta despedida de alguien tan importante. Por esa razón los temas de salud como de fallecimientos le causaban cierta sensibilidad.

Después de todo había ocurrido meses atrás, faltaba para que apenas se cumpliera un año.

En medio de esa situación fue cuando Yuuichirou desapareció. Tal vez las cosas se ponían de acuerdo para ocurrir en el mismo año o era mera casualidad.

Podía agradecer que fuera así. Era mejor.

Tokito se alejó de Kotetsu. Ellos dos eran inseparables desde que se conocieron y aquello me dejó mal sabor de boca. Solo quería regresar en el tiempo, evitar que todo se desencadenara.

De repente sentí una acaricia en mi cabello junto con un abrazo. Pensaba que lo estaba soñando o quizás era algo producto de mi imaginación.

La voz de alguien me hizo reaccionar quedando totalmente perdido. La luz blanca me hizo cerrar los ojos inmediatamente.

—¡Tanjirou! —mi hermana me abrazó. Le sonreí.

—Nezuko... —le observé notando como sus ojos estaban algo irritados. —¿Qu-qué sucedió? ¿Por qué...?

—Tranquilo, yo... Solo me preocupé. —pasó sus dedos sobre sus ojos. —Estabas buscando a Tokito y unos chicos te golpearon. Pude llegar a tiempo para encontrarlos, Rengoku-san los expulsó.

Ahora podía recordar. Todo paso tan rápido que pensé que fue una ilusión.

—Entonces... Creo que ya no debemos preocuparnos. —llevé mi mano hacía mi nuca para rascarla pero me quejé por un dolor agudo. 

—Ten cuidado, tuviste una fuerte caída pero el golpe solo te dejo una marca. 

—Espero que papá no se enoje demasiado...

—¡¿Qué dices?! ¡No lo hará! Estabas defendiendo a uno de tus amigos y no sufriste daños graves. 

Me mantuve callado y una enfermera la llamó. 

𝑃𝑒́𝑡𝑎𝑙𝑜𝑠 𝐴𝑔𝑟𝑖́𝑑𝑢𝑙𝑐𝑒𝑠 ¦ TanMui 🌷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora