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—¡Tú ganaste! —gritó Miami

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—¡Tú ganaste! —gritó Miami.

—¡Que me dejés en paz te he dicho! —Argentina había respondido, enojado. Su intención era hacer que el idiota se fuera, no tenía tiempo ni ganas de lidiar con él, debía ir a atender unos asuntos.

Lamentablemente sus intentos de conseguir paz se vieron rotos cuando a las escena llegaron los tan conocidos Chile, Honduras y Trinidad.

Dos de ellos estaban quietos, Chile seria y Trinidad algo incómodo por tener a Miami tan cerca, aunque aún así se podía mantener sereno. Honduras fue el que se atrevió a accionar, dando un paso firme al frente y dándole una vez más la cara a Argentina. Ya no eran unos niños. Incluso sus alturas, que antes eran muy igualadas, ahora eran bastante distintas, con Argentina ganándole en altitud. Y aún con eso, Honduras se situó ahí, frente a él, y mirándose cara a cara, ojos verdes con grises.

—Dime. ¿Qué ocultas? —fue lo que dijo, sin perder su postura.

Argentina no se había intimidado ni un poco. —No es tu asunto —respondió.

—Tú sabes dónde está Perú. ¿Verdad? —Lo juzgó con la mirada y Argentina se mordió los labios—. Yo sé por qué escapaste, no puedes evitar mostrar lo que sientes mientras bailas, tú sabes dónde está Perú. Quieres que te perdonemos por algo. Algo haz hecho.

Los tres sobrantes a la conversación se quedaron en blanco. Miami ni siquiera sabía quién era ese tal Perú, sentía que estaba viendo un capítulo avanzado de una novela que no había visto, no entendía nada.

—¿Sabes dónde están Jamaica y Cuba? —retomó la palabra Honduras. Argentina negó con un ceño fruncido, ¿eso por qué debería importar?—. Yo fui con ellos a la policía, pusimos la denuncia y luego regresé a casa. Pero ellos no, ellos siguieron buscando a Perú, ahora deben estar en eso, con preocupación. ¡Nosotros —miró a Chile y Trinidad —Estamos preocupados por Perú!—.  De sus ojos ya salían lágrimas y se llevó las manos al pecho. —Yo estoy preocupado por él… si tú sabes dónde está, ¿por qué lo ocultas?

Había mirando a Argentina con sus ojos cristalinos. Y ahora que se lo preguntaba, Argentina también reflexionó… ¿Por qué su obsesión?

Siempre tuvo todo… Menos un padre. Y odiaba a ese maldito por una simple razón: ¿Por qué dejó embarazada a su mamá tan joven?

De pequeño, la ausencia de una figura paterna no era tan presente en él, pero a medida que iba entrando en la adolescencia lo fue entendiendo. Y cuando le preguntó a su mamá ella le habló con la verdad.

Y así, también se enojó con ella, porque ella no estaba en casa por tener que trabajar, porque ella estuvo ausente muchas veces teniendo que estar él al cuidado de su tía, porque ella lo abandonó cuando más se sintió mal: la muerte de México. Y no, no le importaba México, lo que le importaba era saber la verdad de España. Italia sólo se deprimió y él tuvo que agarrar riendas.

Г|Meraki. Argentina x PerúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora